Cueva de La Luz o Cueva de Furna. Isla de La Palma

Este es uno de los rincones más escondidos y salvajes de La Palma.
El acceso a la zona es muy peligroso , se recomienda no bajar, aunque se tenga experiencia, tanto a la cueva como a las charcas.
En esta ruta puedes disfrutas de tres zonas diferenciadas: La cueva de la Luz, el Puertito y Las Charcas , las tres muy diferentes. Visitamos primero la Cueva de Furna o conocida también como Cueva de La Luz, El acceso muy escarpado es extremadamente peligroso.
La entrada sin seńalizar es a través de un orificio estrecho y cuando accedes al mismo no puedes creer, que este espectacular paraje no esté habilitado para su visita. Al ver este lago interior escondido bajo la lava, que se ilumina desde el fondo con luz natural piensas en Lanzarote……. a medida que tu visión se adapta a la oscuridad vas descubriendo que en lo alto existe una altísima cúpula con forma de bóveda, con un lucernario por donde entra un rayo de luz solar a modo de foco. Al trasluz se divisan flotando las partículas de polvo en suspensión, este foco natural va moviéndose en sintonía con el sol , por lo que en cada instante la Cueva tiene una perspectiva diferente.
El mar entra a la cavidad por unos túneles submarinos, no se oye el oleaje solo unas burbujas……….. ese silencio y la iluminación que llega del fondo y de la alta cúpula hacen ‘este , un lugar extraordinario. No entendemos como un enclave así se mantiene anónimo, pues es original, exótico y diferenciador. Confesar que esta espectacular Cueva me retuvo allí embriagado durante dos horas, pues su belleza me tenía hipnotizado.

Seguimos después camino al Puertito dirección Oeste, se baja por un bonito camino esculpido en la roca. En el descenso vemos algunas cuevas vivienda rústicas excavadas en el acantilado, allí nos invita a una cerveza un personaje ilustre de Garafia el corredor de Rallys Menardo Pérez, que nos ilustra sobre el paraje. Gracias a sus indicaciones localizamos en la zona, otro rincón escondido, una antigua galería para la extracción de agua dulce, que al entrar unos pocos metros podemos ver que se encuentra con bastante agua, agua dulce limpia y transparente, tanta que nos impide seguir avanzando. Después de refrescarnos la cara , volvemos sobre nuestros pasos hasta el pequeńo dique natural que nos permite el ansiado bańo marino.
Con excelente ánimo y tamizada nuestra piel con la sal del Atlántico, vamos en busca del último destino: Las Charcas, una recóndita zona de bańo de difícil acceso con cuatro grandes charcos
de aguas translúcidas.
Al llegar te inunda una gran sensación de bienestar ……. te dejas llevar hacia un bańo, con sabor a sal y a salvaje mar.
Recostados sobre la roca pulida por el océano, esperamos ociosos la puesta de sol para llevarnos pequeńas porciones del buen aura que se respira en las transparentes charcas.
Al marchar como siempre, damos gracias al lugar por regalarnos tantas sensaciones que llenan nuestro interior.