Ruta dentro y alrededores de la Cueva del Viento (Icod de los Vinos, Tenerife)

Ruta dentro y alrededores de la Cueva del Viento (Icod de los Vinos, Tenerife).

Segunda vez que hago la interesante visita guiada a la Cueva del Viento, tubo volcánico formado hace 27.000 años en lavas basálticas (tipo pahoephoe o cordada) procedentes de la primera erupción del volcán Pico Viejo, situado junto al Teide (este último es el único activo de los 321 volcanes que tiene la isla). Su nombre se debe a las importantes corrientes de aire que se producen en su interior. Es el quinto más largo del mundo (18,5 km topografiados) tras los cuatro primeros que se encuentran en la isla mayor del archipiélago de Hawái. Constituye una enorme red laberíntica de pasajes subterráneos con 3 niveles superpuestos (nosotros visitamos el segundo, que a veces se comunica con la “gatera” que es el tercero), fenómeno que no está descrito en ningún otro lugar del mundo, siendo innumerables las ramificaciones y pasadizos laberínticos aún sin explorar que permitirán ampliar su longitud en el futuro. Se estima que solo un 30 o 33 % está descubierto.

El itinerario exterior a pie (tanto al principio como al final) transcurre por la zona de cultivos de medianías, pinar y fayal-brezal, campos de lava, así como por antiguos “caminos reales” realizados por los guanches sobre coladas de lava líquida y que unían el norte con el sur de la isla o áreas pobladas con zonas de monte, casas de labranzas y eras (donde se trillaba el grano; después se aventaba, tostaba y molía para obtener el gofio), que es por donde se regresa, complementando de esta manera la visita con una visión etnohistórica de la zona.

Se pasa primero por la “Sima de la Vieja”, una de las 7 entradas del tubo volcánico (5 de ellas en zonas privadas), con 17 m de profundidad, y llamada así por la caída de 10 m de una mujer mayor en 1920 sobre 7 m de basura que se acumulaba en su interior.

Poco después entramos por la “Sima del Sobrado”, con una profundidad entre 4 y 10 m, por eso se ven raíces en el techo entre gotas de lava solidificadas.

La mayor relevancia biológica de esta intrincada cavidad volcánica es su fauna subterránea, que constituye una fuente constante de nuevos hallazgos. La cueva alberga un total de 92 especies conocidas, la mayoría invertebrados. De éstas, 32 son troglobias, animales adaptados al medio subterráneo, de las que 15 han resultado ser nuevas para la ciencia. En total oscuridad, el alimento tiene que llegar del exterior, como las raíces que penetran por el techo a través de las grietas, animales que entran accidentalmente a la cavidad o arrastres del agua que se filtra por el terreno.

Curioso que no haya murciélagos, simplemente porque no hay eco, ya que la lava es porosa y absorbe el sonido, por tanto se estanparían. Solo viven en cuevas cáusticas.

En su interior también se encuentran algunos restos fósiles de animales vertebrados ya extinguidos, como la rata y el lagarto gigantes, y otros restos óseos de especies ya desaparecidas en Tenerife, como la graja y la hubara.

La Cueva del Viento era ya conocida por los guanches hace más de 2.000 años, pues se han encontrado restos de enterramientos en la cavidad. Pero hasta el año 1776 no se tiene ninguna referencia de la misma. La historia de los últimos descubrimientos se inicia en 1969 con una exploración profunda.

Y sin duda una de los momentos más impresionantes de la visita es cuando nos quedamos a oscuras y en silencio un minuto en el interior del tubo volcánico.