Cuevas de Angulo: Curtiveranos y Araos
near Haedo de Angulo, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Un paseo muy interesante por el límite entre Burgos y Álava, en la Sierra Salvada, también conocida en euskera como Gorobel.
Se pasa por dos cuevas *senderistas, no es necesario ser espeleólogo ni material para visitarlas. Únicamente frontales, aunque es recomendable llevar una linterna potente para iluminar mejor.
La primera cueva es la de Curtiveranos. Es el paso del valle a la meseta a través de una galería de 450 m enorme y rectilínea, sin posibilidad de perderse. Apenas tiene barro y es fácil de transitar. Su pasaje es mágico, es como atravesar hacia otro mundo. Pocas cuevas tienen esta disposición de tener dos entradas con paisajes tan diferentes. Uno se siente como Frodo en el Señor de los anillos, atravesando las minas subterráneas de los enanos.
Al llegar a la meseta, primero nos encontramos un bosque y enseguida campo abierto. Hay unas campas cuidadas por el mejor jardinero: el ganado. Se anda con comodidad y las vistas al valle son dominantes. Enseguida va apareciendo el karst. Las piedras parece que las ha colocado un ser inteligente. Da gusto saltar por ellas.
Más adelante encontramos un paso hacia la cueva de Araos, una cueva sepulcral. Nuestros antepasados del neolítico realizaban inhumaciones en cuevas, el primer rasgo de humanidad: la compasión con nuestros seres queridos, procurándoles una protección contra las alimañas tras su muerte.
La cueva de Araos tiene varias salas para visitar, con estalactitas y murciélagos.
Finalmente nos dirigimos al paso hacia el valle para completar la circular. Por este entorno vamos por fajas y campas vertiginosas al borde del vacío. Se hace andando y apenas ponemos las manos para guardar el equilibrio en un par de pasos. No obstante hay que ir con mucho cuidado y muy despacito para no caerse y rodar hasta al precipicio.
Después hemos improvisado la ruta por las campas hasta encontrar el bosque del inicio. Se puede ir por cualquier lado. Si alguien quiere más comodidad puede hacer zetas a su antojo porque es un bosque muy limpio. Como es de hayas, apenas tiene vegetación. El haya, la dama cruel, impide la vida de su competencia.
Finalmente llegamos al parking. Hay que dejar el coche aquí porque más adelante hay una granja con muy poco espacio para aparcar y suelo muy bacheado.
Es mejor hacerla en esta época porque en los meses cálidos hay garrapatas.
Se pasa por dos cuevas *senderistas, no es necesario ser espeleólogo ni material para visitarlas. Únicamente frontales, aunque es recomendable llevar una linterna potente para iluminar mejor.
La primera cueva es la de Curtiveranos. Es el paso del valle a la meseta a través de una galería de 450 m enorme y rectilínea, sin posibilidad de perderse. Apenas tiene barro y es fácil de transitar. Su pasaje es mágico, es como atravesar hacia otro mundo. Pocas cuevas tienen esta disposición de tener dos entradas con paisajes tan diferentes. Uno se siente como Frodo en el Señor de los anillos, atravesando las minas subterráneas de los enanos.
Al llegar a la meseta, primero nos encontramos un bosque y enseguida campo abierto. Hay unas campas cuidadas por el mejor jardinero: el ganado. Se anda con comodidad y las vistas al valle son dominantes. Enseguida va apareciendo el karst. Las piedras parece que las ha colocado un ser inteligente. Da gusto saltar por ellas.
Más adelante encontramos un paso hacia la cueva de Araos, una cueva sepulcral. Nuestros antepasados del neolítico realizaban inhumaciones en cuevas, el primer rasgo de humanidad: la compasión con nuestros seres queridos, procurándoles una protección contra las alimañas tras su muerte.
La cueva de Araos tiene varias salas para visitar, con estalactitas y murciélagos.
Finalmente nos dirigimos al paso hacia el valle para completar la circular. Por este entorno vamos por fajas y campas vertiginosas al borde del vacío. Se hace andando y apenas ponemos las manos para guardar el equilibrio en un par de pasos. No obstante hay que ir con mucho cuidado y muy despacito para no caerse y rodar hasta al precipicio.
Después hemos improvisado la ruta por las campas hasta encontrar el bosque del inicio. Se puede ir por cualquier lado. Si alguien quiere más comodidad puede hacer zetas a su antojo porque es un bosque muy limpio. Como es de hayas, apenas tiene vegetación. El haya, la dama cruel, impide la vida de su competencia.
Finalmente llegamos al parking. Hay que dejar el coche aquí porque más adelante hay una granja con muy poco espacio para aparcar y suelo muy bacheado.
Es mejor hacerla en esta época porque en los meses cálidos hay garrapatas.
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