Circular desde Temisas por Andén Blanco, barranco de Pilancones y Cuevas de la Audiencia. Gran Canaria

“Para los ojos del hombre de imaginación, la naturaleza es la imaginación”. W. Blake
Risco Pintado o La Audiencia es un gran asentamiento, integrado básicamente por cuevas labradas en la toba. Estas cavidades muestran una complejidad semejante a la de otros conjuntos prehispánicos de Gran Canaria, localizándose cuevas de diversos tamaños y morfologías, a las que, en más de una ocasión pueden atribuirse diferentes funciones. Los elementos que articulan el espacio interno de estos poblados (pasos, accesos, túneles, etc.) constituyen también obras artificiales. Dentro del conjunto podrían destacarse las denominadas Cuevas del Pósito, un granero colectivo conformado por abundantes silos de almacenamiento y localizado en un área de difícil acceso. El que fuera comisario de excavaciones arqueológicas, Sebastián Jiménez Sánchez (1946), lo describe en los siguientes términos: “La entrada, que desciende desde el techo, es muy angosta y sólo puede pasar por ella un hombre corpulento. Su construcción es a base de toscos peldaños en la propia roca. El último escalón dista del suelo poco menos de dos metros (...) El cuerpo central de las Cuevas del Pósito lo constituye una amplia caverna de unos 6 metros de ancho, desde el ventanal que da desde el abismo a la puerta del túnel, por 12 metros de largo (...) De ella se pasa a otra nave o cueva amplia, hacia la derecha, con siete hermosos silos, la mayoría de un metro de profundidad, y otros de un metro de profundidad por dos y tres de largo. Hacia la izquierda de la cueva central, y contigua a ésta, se encuentra otra cavidad de regulares dimensiones, con diecinueve silos". Las dataciones presentadas han sido obtenidas de algunos espacios domésticos que habían permanecido ocultos hasta fechas recientes y cuya intervención (2012-2013) ha deparado gran cantidad de materiales arqueológicos que ponen de manifiesto la importancia y potencialidad de La Audiencia-Risco Pintado.
Partimos del agradable pueblo de Temisas donde hemos aparcado en la orilla derecha de la carretera. El track que seguimos es de “Baler”, buen conocedor de la isla y divulgador de muchas rutas de la misma. Seguimos dicho track y a unos escasos doscientos metros nos lleva a una valla con un cartel que prohíbe el paso, logramos pasar siguiendo la valla por fuera y encontrar el sendero de la ruta al lado de la casa. (En los comentarios de dicho track hemos visto que algunos senderistas inician la subida por unas escaleras que hay al lado de la carretera donde hemos aparcado, junto a una casa que tiene una mariposa gigante pintada en un mural de pared (Calle Gloria 89), las escaleras parecen privadas por todas las plantas que tiene en la subida pero subir sin ningún problema, ya desde ahí todo el camino está bien indicado.
El sendero que tomamos nos llevará por los Cañadones, cuyas curiosas formas quedan estupendamente realzadas por el baño dorado del sol de la mañana, ascendiendo por un pequeño desfiladero rocoso. Cuando conseguimos apartar la mirada de las impactantes vistas de los caseríos de Temisas, de los verdes bancales custodiados por bellas palmeras, del Roque Aguayro o de la zona industrial costera, reparamos en el horno de tejas de Cañadones, de mediados del siglo XIX, no es difícil suponer que en sus entrañas se cocieran muchas de las tejas que coronan las casas de este precioso pueblo. Un fácil y agradable sendero nos llevará hasta Andén Blanco donde una cruz domina el paisaje. Un lugar marcado por una zona de arenisca más típica de las costas que de estos lugares. Seguiremos por un sendero ascendiendo por una de las laderas del barranco del Chorrillo, hay abundante vegetación.
Al llegar al pie de una albarrada ( muro de piedra para evitar escorrentías) tendremos que girar a la derecha y seguir ascendiendo hacia el Alto del Pino dónde hay una serie de cuevas y pronto alcanzaremos el sendero superior del Cabildo. Entre las varias cuevas destaca una que sus propietarios tuvieron a bien enseñarnos y explicarnos los usos que se daban y se dan a dichas cuevas que son como pequeños oasis entre estos barrancos. Nos enseñaron los dos aljibes y cómo debían de recoger el agua en garrafas para conservar el propio aljibe y el agua para cuando escaseara. A su vez, las paredes y el techo son de picón, de fácil extracción y que permite ampliar la cueva sin mucho esfuerzo. En un sitio inaccesible para vehículos a la cueva no le faltaba de nada: camas, mesas, sillas, frigorífico, despensa con provisiones… Informados y contentos por el trato de sus Moradores que nos permitieron el acceso y visita a la cueva, además de una rebosante hospitalidad y amor a sus tradiciones y cultura así como el respeto al lugar y a la naturaleza solo a cambio del Respeto por el Lugar.
Siguiendo el sendero nos encontramos con otra bonita y arreglada cueva, en este caso, cerrada. Abandonamos este estupendo sendero a la altura de la Cañada del Pino para bajar por un precioso sendero en muy buen estado que nos llevará por la ladera este del barranco de Pilancones, las vistas hacia el lejano Roque Aguayro son muy bonitas. Al ir descendiendo visitaremos una gran cueva que ha sido usada por los pastores para resguardar el ganado. Seguimos barranco abajo, cruzamos varias veces el cauce del barranco hasta alcanzar un pozo abandonado hacia la derecha, en el fondo de su cauce. Desde el pozo el sendero al principio empeora y se ve con dificultad, hay bastante vegetación, pero pronto iremos bordeando por la cara oeste del barranco por un sendero algo deteriorado y desprotegido, pero que se pueda avanzar bien; a la altura del barranco Hondo y teniendo unas magníficas vistas del mismo y de los barrancos que se unen a él, llegaremos al magnífico camino del Cabildo que viene de Agüimes y que nos devolverá a Temisas, pero antes hacemos un pequeño desvío para disfrutar de las espléndidas cuevas de la Audiencia.
Además de las preciosas vistas del Valle de Temisas, las cuevas, excavadas en la toba de un antiguo edificio volcánico, tienen especial interés arqueológico pues son una muestra estupenda de granero prehispánico y que dan testimonio del poblamiento de estos lugares en época guanche. Descubierto allá por el año 1934, durante la obras de construcción de la carretera, se trata de un poblado con numerosas cuevas artificiales, cavidades de diversos tamaños y morfologías, a las que pueden atribuirse diferentes funciones como dormitorio, cocina, silos, hornos, tagoror. Una de las funciones principales de la cuevas era servir como un gran granero colectivo. Un claro ejemplo de ello son dos de las cuevas más accesible del complejo, las Cuevas del Pósito, que visitaremos durante nuestro recorrido; contienen un gran número de silos donde se almacenaba el grano. Del yacimiento de las Cuevas de la Audiencia se extrajeron numerosos elementos de cerámica, herramientas y restos de tejidos y cestería, que dan a entender que el lugar constituía un importante centro de actividad en la época. Su ubicación inaccesible, elevada sobre el terreno, permitiría salvaguardar los bienes de posibles invasores; desde lo alto se tiene una importante panorámica de los alrededores. Tal es así que justo al otro lado del barranco se encuentra la Cueva del Gigante, otro enclave aborigen.
La entrada no se aprecia desde lo lejos, no la vemos hasta que estamos ya delante. Accedemos a las cuevas a través de un pequeño túnel, una apertura reciente. Originalmente, la entrada al complejo era posible mediante un estrecho paso con escalones labrados, cuyos restos se pueden observar en la segunda de las cuevas. El túnel se abre al cuerpo central de las cavidades, una amplia caverna de unos 6 metros de ancho por 12 metros de largo. En su centro tiene una columna. En esta cavidad solo existe un silo, pero da paso a otra nave con siete hermosos silos. A través de un pasaje estrecho a la izquierda de la cueva central se accede a una segunda cueva con otros 19 silos, muchos de los cuales fueron excavados en el suelo. Ambas cuevas se abren en la parte superior del Risco Pintado al valle a través de unos enormes ventanales sobre la carretera, ofreciendo unas panorámicas sorprendentes del Valle de Temisas
Después de finalizar la visita de las cuevas volvemos por el mismo camino al aparcamiento, disfrutando de las vistas panorámicas que se tienen desde la montaña.
Muchas gracias a Baler por diseñar y publicar esta estupenda ruta.
Y recuerda: “A veces nos perdemos, pero siempre llegamos”