Cuevas de Zaén y Calar de las Cuevas (Moratalla)
near Zaén de Arriba, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Las Cuevas de Zaén, probablemente el mejor balcón sobre el Campo de San Juan. Si no conoces esta zona ya tardas en organizar una ruta por estos parajes. Hay para todos los gustos y capacidades, familiares y montañeras. El Carrascal de Bajil, el Lanchar, La Risca, Charán, Hondares la Molata de la Fuensanta, cuevas, aldeas y caseríos, bosques de encinas, restos prehistóricos, patrimonio etnográfico, agua, piedra, verde… En fin, que aquí se puede elegir plan a medida.
Seguramente las Cuevas de Zaén sean el reclamo más sugerente, y es que se trata de unos abrigos en roca caliza perfectamente transitables por la amplia cornisa natural que los recorre. Estos abrigos han sido utilizados como redil, y aún se conservan los muros construidos para encerrar al rebaño.
Sólo la curva donde se gira de la cara sur a la oeste (donde hay más abrigos) tiene un paso más estrecho y con bastante patio que hará dudar a quienes no estén cómodos con las alturas, aunque hay que decir que el suelo es muy adherente y no debe suponer ningún problema. Yo he pasado varias veces por ahí y os aseguro que las alturas me dan bastante canguelo, así que el paso es de confianza, pero recomiendo a quien no esté seguro que no pase por ahí.
En esta ocasión decidimos no llegar, y como no es la primera vez que venimos, decidimos admirar el atardecer desde la meseta, justo encima de las cuevas. No en vano esta planicie se llama Calar de las Cuevas. El paseo por aquí arriba es una gozada, ya que además de lo cómodo del terreno, la proliferación de plantas aromáticas nos regala su olor a cada paso.
Pero lo mejor de todo, sin lugar a dudas, son las vistas: el Campo de San Juan se abre a nuestros pies a sur y a oeste. Las parcelas de cereal, verdes en esta época del año y delimitadas por mil caminos, hacen de preciosa alfombra. La aldea de Zaén de Arriba, justo bajo nosotros, es el núcleo más grande de los que avistamos, porque, salvo las casas y ermita de Campo de San Juan, el resto son cortijos dispersos y caseríos diseminados.
Si conoces estas sierras podrás identificarlas, desde el Lanchar, al sur, hasta Villafuerte y la Cuerda de la Gitana, divisando la característica Peña Jarota y las sierras que se elevan sobre Nerpio.
El resto del paseo consiste en bordear la meseta y disfrutar de las caprichosas formas de sus rocas. Muy cerca de aquí se localiza el Dolmen de Bajil (hoy ha quedado fuera de ruta), pero hay otros dólmenes, si bien no tan evidentes y no fáciles de identificar. Nosotros creímos ver dos, aunque desde luego no podemos asegurarlo.
En resumen, un lugar precioso, perfecto para traer a los niños dada su nula dificultad técnica y sin apenas desnivel. Sólo por las vistas ya merece la pena venir aquí.
Seguramente las Cuevas de Zaén sean el reclamo más sugerente, y es que se trata de unos abrigos en roca caliza perfectamente transitables por la amplia cornisa natural que los recorre. Estos abrigos han sido utilizados como redil, y aún se conservan los muros construidos para encerrar al rebaño.
Sólo la curva donde se gira de la cara sur a la oeste (donde hay más abrigos) tiene un paso más estrecho y con bastante patio que hará dudar a quienes no estén cómodos con las alturas, aunque hay que decir que el suelo es muy adherente y no debe suponer ningún problema. Yo he pasado varias veces por ahí y os aseguro que las alturas me dan bastante canguelo, así que el paso es de confianza, pero recomiendo a quien no esté seguro que no pase por ahí.
En esta ocasión decidimos no llegar, y como no es la primera vez que venimos, decidimos admirar el atardecer desde la meseta, justo encima de las cuevas. No en vano esta planicie se llama Calar de las Cuevas. El paseo por aquí arriba es una gozada, ya que además de lo cómodo del terreno, la proliferación de plantas aromáticas nos regala su olor a cada paso.
Pero lo mejor de todo, sin lugar a dudas, son las vistas: el Campo de San Juan se abre a nuestros pies a sur y a oeste. Las parcelas de cereal, verdes en esta época del año y delimitadas por mil caminos, hacen de preciosa alfombra. La aldea de Zaén de Arriba, justo bajo nosotros, es el núcleo más grande de los que avistamos, porque, salvo las casas y ermita de Campo de San Juan, el resto son cortijos dispersos y caseríos diseminados.
Si conoces estas sierras podrás identificarlas, desde el Lanchar, al sur, hasta Villafuerte y la Cuerda de la Gitana, divisando la característica Peña Jarota y las sierras que se elevan sobre Nerpio.
El resto del paseo consiste en bordear la meseta y disfrutar de las caprichosas formas de sus rocas. Muy cerca de aquí se localiza el Dolmen de Bajil (hoy ha quedado fuera de ruta), pero hay otros dólmenes, si bien no tan evidentes y no fáciles de identificar. Nosotros creímos ver dos, aunque desde luego no podemos asegurarlo.
En resumen, un lugar precioso, perfecto para traer a los niños dada su nula dificultad técnica y sin apenas desnivel. Sólo por las vistas ya merece la pena venir aquí.
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