Cumbres de Altaona y Columbares. Desde el Collado de Los Ginovinos.

Antes de leer el detalle de la ruta lee este aviso de exención de responsabilidad:
"Las rutas que subo aquí sólo son un relato de mis salidas al monte con el fin de que me sirva de referencia para próximas ocasiones. Con la dificultad y características que tienen para mí, mis condiciones físicas y mi experiencia por el monte. No es una guía fidedigna de senderismo con un track ultraexacto (utilizo un simple smartphone y a veces la cobertura del GPS no es exacta) por lo que si alguien decide seguir mis tracks o indicaciones (no sólo no me opongo a su uso sino que estoy disponible para cualquier consulta) debe tener claro y asumir que es responsabilidad exclusivamente suya. Que el terreno puede cambiar con el paso del tiempo. Que la misma ruta puede no tener la misma dificultad dependiendo de las condiciones meteorológicas. Que la percepción de dificultad y/o riesgo es muy subjetiva, no es igual para todo el mundo y que lo que para uno es monte, otro puede ver rastros de senderos. No fiarse sólo de mis tracks. Leerlos antes teniendo en cuenta que detallan mi percepción de la ruta que puede ser muy diferente para otros. Las rutas hay que prepararlas y revisarlas antes de salir. A tu disposición. El grado de dificultad de una ruta también depende de tí, de tu experiencia senderista, de tu condición física y tu capacidad de adaptación al medio.
Y, un ruego final. No estropees la naturaleza. Déjala como la encuentras. Respétala. No es nuestra. Nosotros somos de ella."

La califico de moderada pero técnicamente es facil. La parte física, es otro cantar. Si no eres un habitual de las subidas duras y largas, ni te lo plantees. No vas a llegar. Y si tienes vértigo, aléjate del borde. El pequeño tramo de cresteo en Columbares, después de la cima, se puede evitar al igual que la arista volada. Puedes ir unos metros alejado del borde sin problema.
Imprescindible calzado con suela de buen agarre. Muy recomendables los bastones. Y agua y alimento que nos recargue de energía antes de afrontar la segunda parte de la ruta.

Vamos a ello.

Si hay alguna cima que me fascina en el término municipal de Murcia es Columbares. Con los 647 metros sobre el nivel del mar de la cima más alta de las varias que tiene, su majestuosa imagen se ve, casi desde casi cualquier lugar de Murcia, emergiendo desde detrás de la Sierra de la Cresta del Gallo con esa, fácilmente identificable, inconfundible y puntiaguda, forma de pico que parece que va a caer sobre las verticales paredes de su cara norte. Cuando el año pasado subí a su cima cresteando y subiendo por sus famosas trepadas junto al precipicio (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/columbares-67602841), esa montaña terminó de cautivarme.
En aquella ocasión fui sin mis perros para que, con una trepada tan al borde de un precipicio con esos metros de caída, no corrieran riesgos innecesarios. Pero me prometí volver a esa cima con ellos por alguna vía menos peligrosa para mis, casi inseparables, compañeros perrisenderistas.
Pues hecho. Después de consultar un montón de tracks, me decidí a subir por su vertiente sur saliendo desde el Collado de los Ginovinos. Como me pareció una ruta con pocos kilómetros quise aprovechar para subir a la cima de la vecina Altahona (sin rodear la sierra) y, así, subir a la única cumbre de la zona que me quedaba por pisar.
Pues nada, unos cuantos tracks más revisados y ya tenemos una ruta lista que, en forma de ocho, sube a las dos cumbres.
Y, justo un año después de mi primera aventura a Columbares, y, junto a mis perricompañeros y los amigos de Senderismo Independiente Región de Murcia, empezamos la ruta en el punto donde confluyen las dos partes del citado ocho, el Collado de los Ginovinos.
Empezamos ascendiendo por la amplia pista del Camino del Ángel. Cómoda y con una suave pendiente. Al llegar a un hito que vemos a nuestra izquierda, salimos de la pista encaramándonos por el lateral para iniciar una pendiente muy, muy pronunciada pero con sólo algo menos de cien metros. Llegamos al punto más alto de Altaona con 532 msnm. Desde allí, vemos el paisaje lunar y nos desafía, justo enfrente, el majestuoso Columbares confirmando nuestra determinación a coronarlo inmediatamente.
Después de pasar por la segunda cima de Altaona (518 msnm), también con unas espectaculares vistas, comenzamos a bajar por pista y, de nuevo en el Camino del Ángel, tras pasar por una pared con restos de fósiles (hay una concha del tamaño de la palma de una mano), llegamos al Collado de Ginovinos.
Aprovechamos para ingerir energía que sabemos nos hará falta un poco más adelante e iniciamos la parte de ruta que nos llevará hasta la cumbre de Columbares.
Iniciamos tramo por el PR-MU 23, el Sendero Antonio Pérez Nortes, en dirección a la Senda del Gato. Llega un momento en el que debemos dejar el sendero, por la derecha, y seguimos por otro, también amplio y cómodo, que ya empieza a subir suavemente. Unos metros más allá vemos una rambla a nuestra izquierda y enseguida, por la izquierda, la superamos y empezamos a subir de verdad. Son 900 metros con una pendiente de casi el 30%. El sendero está bien definido (con una pequeña destrepada al inicio) y con algún hito. Pero, aunque no tuviera ninguno, sabemos que nuestro objetivo está ahí arriba. Sólo hay que subir, subir y subir.
Y, por fin, con las pulsaciones disparadas, llegamos al premio. La cumbre de Columbares, con su VG a 647 msnm.
Tras la euforia inicial de conquistar uno de los retos míticos de la zona y, tras las pertinentes fotografías de postureo, seguimos nuestro camino hacia nuestro siguiente objetivo. La arista volada. Un pico de la montaña que sobresale sobre el cortado hacia el descomunal precipicio que vemos debajo de él.
La sensación al llegar a su extremo es indescriptible. Por un momento, parece que vayas a volar... Pero una mirada al vacío por delante y por los lados nos hace ser conscientes de donde estamos y la sensación de euforia se empieza a mezclar con la certidumbre del riesgo a tu alrededor. Y si la sensación de riesgo que tienes cuando eres tú mismo quien se asoma al extremo de la arista para tomarte el correspondiente café en el punto más característico de la ruta es fuerte, cuando ves a otro hacerlo es cuando eres totalmente consciente del posible riesgo. Sólo es una sensación. Siempre puedes dejar unos metros de seguridad. No tienes porqué caerte, pero abstenerse personas con vértigo.
Dejamos la arista para bajar, por sendero bien marcado pero con mucha pendiente, hasta el PR por el que ya vinimos y, en breve, llegamos al punto de origen donde hacia los pertinentes estiramientos. Cansados pero con la agradable sensación de haber cumplido el objetivo de la ruta. Disfrutar de la cima de Altaona y, sobre todo, de la cima de la majestuosa Sierra de Columbares.


(Por si alguien tiene dudas sobre hacer las rutas con perro, a mí siempre me acompañan un bodeguero de poco menos de 15 kilos y una ratonera mestiza de 7 kilos y se defienden sin problema alguno. Disfrutan más que yo)

(La norma principal que sigo en mis salidas es no llevarme, romper, arrancar ni alterar nada de la naturaleza que encuentro ni tampoco dejar nada que deje huella alguna de mi paso.)