De Aliaga a Villarroya de Pinares. Cascadas Tamborera y Blanca. Peñas de la Morta. Miravete. Parque Geológico de Aliaga

Esta es una ruta lineal, mixta, para ver algunos de los puntos recomendados del Parque Geológico de Aliaga, así como dos pueblos de la zona con fama de ser muy bonitos. Aunque inicialmente pensé en hacer la ruta andando, y más corta, pronto me di cuenta de que este era un trazado óptimo para hacer parte en coche (las zonas de carretera entre los diferentes puntos de interés), y otra parte a pie (los recorridos específicos por cada punto de interés). El trazado registrado comienza en la carretera que une Aliaga con Villarroya de los Pinares, a nivel de la desviación que sale por la derecha hacia la Cascada de la Tamborera, donde pusimos en marcha el GPS, y termina al acabar el itinerario a pie por Villarroya. La longitud de la ruta recorrida a pie es de unos 11 km; siendo unos 16 km la distancia cubierta en coche (a la que hay que añadir la distancia desde Aliaga al lugar de inicio de la grabación, para obtener la distancia completa desde Aliaga a Villarroya).
Así estructurada, la ruta presenta los siguientes puntos de interés:
-El Barranco del Hocino, al que no iremos porque el camino de acceso pasa por un vado del río, actualmente impracticable incluso para 4x4 por el alto nivel y caudal del Guadalope tras las recientes lluvias.
-La Cascada de la Tamborera
-La Cascada La Clara
-Las Peñas de la Morta
-Miravete, y
-Villarroya de los Pinares.
Salimos de Aliaga por la carretera de Miravete, pasando por el Hotel Molino Alto, cerrado, a cuyo nivel sale por la izquierda el sendero PT-TE 64, que va a Miravete. Nosotros seguimos adelante y, a unos 2 km. encontramos un pequeño valle a la derecha, con una señal de madera que anuncia la Cascada de la Tamborera. Dejamos el coche aparcado en la entrada del valle y caminamos al lado del río sobre un sendero poco cuidado, y con algunas zonas en las que ha crecido la vegetación, hasta llegar a una bonita poza a la que cae el agua de una preciosa cascada, aunque de poco altura. Volvemos atrás, hasta el lugar de aparcamiento, y seguimos hasta el siguiente punto a visitar.
El sendero de acceso a la Cascada la Clara se encuentra a poco menos de 2 km. del anterior, en el lugar donde el Barranco Jalmero se cruza con la carretera. La pista de acceso es relativamente ancha, y hay bastante sitio para aparcar a la entrada. El acceso es fácil, aunque el sendero tampoco está muy limpio. A medida que vamos ascendiendo por el barranco, vemos que la estructura de la cascada es mucho más compleja: hay varios niveles en altura y profundidad, desde la parte alta donde se juntan las aguas procedentes del Barranco del Cinajo con las del Barranco de las Toscas, para iniciar una sucesión de saltos por varios escalones de la pared, hasta que alcanza un nivel inferior, donde hay una poza, de la que el agua sale lateralmente para formar de nuevo otro pequeño grupo de saltos, cada uno con su poza. El conjunto es realmente bonito, aunque la cantidad de agua que lleva no sea muy grande. Volvemos atrás de nuevo, y seguimos hasta el siguiente punto.
Las Peñas de las Mortas, situadas unos 800 metros más adelante, casi al borde la carretera, son un conjunto de rocas de piedra arenisca del Cretácico inferior, que han sido talladas de modo sorprendente por la erosión, resaltando sobre las zonas vecinas de arcilla, menos resistente; como resultado de la erosión las rocas van dividiéndose en bloques de piedra, que se desgastan dando lugar a complicados equilibrios, para caerse finalmente; otro tipo de erosión ataca la matriz de la roca, disgregando los granos y generando pequeñas cavidades, que reciben el nombre de alvéolos, y son también típicas de este tipo de roca.
Reemprendemos la marcha, para continuar durante casi 8 km. por el valle, al lado del río, donde vemos restos y edificaciones de múltiples masías, hasta llegar a la entrada de Miravete. Esta es una población singular, muy bella y con gran número de casas rehabilitadas y nuevas, que llegó a tener 2.500 habitantes al principio del siglo pasado aunque ahora cuenta sólo con 35 habitantes en el último censo (en un artículo del Heraldo de Aragón se dice que son sólo 6 los residentes habituales). Situada al pie de la Sierra de la Lastra y del Monte San Cristobal, está atravesada por una curva del río Guadalope, que divide la población en dos partes conectadas por el puente medieval. Aunque posiblemente hubo un pasado árabe, y se han encontrado restos de asentamientos de la edad del hierro y de los íberos en las cercanías, pasó a manos cristianas tras ser conquistada por Alfonso I, siendo cedida por Alfonso II a la Orden del Monte Gaudio, para su repoblación. En 2008 fue el sujeto de una campaña de publicidad en la que se vendía la población como "el pueblo donde nunca pasa nada", a través de varios spots televisivos y una web. Hoy quedan algunas casas rurales de aspecto muy agradable, un peirón (o Cruz de Humilladero) del siglo XVI, al igual que la lonja y el actual Ayuntamiento, calles empedradas, un puente medieval sobre el Guadalope y una iglesia gótica tardía, con un claustro y un patio cerrado frente a la fachada principal. Por detrás de la población, hay unas grandes rocas, donde se dice que pudo estar ubicada una antigua fortaleza. En 1977 fue el lugar elegido para reunir a los miembros de la Plataforma Salvemos Teruel. En las cercanías, ascendiendo por una empinada rampa, se puede llegar a un lugar donde se dice que hay icnitas de dinosaurios (nosotros no hemos podido diferenciarlas) y donde también se han hallado huesos de dichos animales prehistóricos. En las afueras de la población hay una Ermita y un Molino de Harina, que también merecen una visita. Antes de marcharnos nos sentamos a descansar un rato en el centro multiusos, con bar y piscina, donde había unas cuantas personas (el día era espléndido, y parece que en verano Miravete vuelve a ser una población relativamente bulliciosa, si bien con limitados servicios: nosotros no teníamos cobertura telefónica).
Al acabar la visita a pie a todos los lugares citados, tomamos el coche y seguimos adelante hacia el último punto de interés: Villarroya de los Pinares.
Situada a poco más de 6 km. de distancia desde Miravete, Villarroya está situada a solo 50 km. de Teruel, y también está cerca de las pistas de nieve de Gúdar, pero también sometida al mismo proceso de despoblamiento; a principios del siglo XX su población superaba los 1000 habitantes, pero en el último censo son sólo 160, con una edad media considerable. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, al igual que Miravete, cuenta con varias edificaciones de interés, incluyendo una iglesia gótica del siglo XV dedicada a la Virgen de la Asunción, donde está enterrado el Cardenal de la Peña, con una cercana y muy bella Torre exenta. En las cercanías hay una Ermita, dedicada a la Virgen de Loreto y, algo más lejos, sobre un cerro, otra notable Ermita dedicada a San Benón, patrón de la localidad. Cerca también están los escasos restos de un castillo de la época de Jaime I. Nuestro recorrido pasa por los diferentes puntos citados, dando por finalizado el recorrido al volver al coche, para iniciar el regreso a Aliaga, desde donde hemos salido.
En conjunto ha sido un recorrido fácil, con diferentes puntos de interés, que pueden ser visitados en todo o en parte, abriendo el campo para todo tipo de interés y prácticamente para todo tipo de personas. Como en cualquier ruta es necesario prestar la necesaria atención para evitar caídas, pero en general no vemos riesgos especiales en ninguna parte del recorrido. Algún amigo pensará que estamos viejos por no haber hecho todo el recorrido andando, pero así nos ha parecido mejor y más rápido; al final de la jornada, cuando empezó a chispear pudimos apreciar que evitar una mojadura era otra de las ventajas de este diseño de ruta.