De Bergua a la Iglesieta de los Moros y Ayerbe de Broto.
near Bergua, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
-Inicio, en Bergua a 1050m.
-Duración, de 4h a 4:30h. en total, sin contar paradas.
-Desnivel, 450 metros de subidas y bajadas.
En Bergua, aparcando el vehículo a las afueras del pueblo, se debe bajar a las pasarelas sobre el barranco del río Otal o de Forcos. Camino empedrado que se adorna con arbustos de boj y avellanos.
Tras la primera pasarela se deja el desvío hacia Basarán, y una vez pasada la segunda, se toma rumbo a Ayerbe y la Iglesieta de los Moros.
Senda compartida hacia ambos destinos que al cabo de diez minutos llega a la bifurcación señalizada. La subida a la cueva se realiza a base de lazadas, entre tapiales de piedra y alguna borda ruinosa.
Aparecen hitos de piedras y balizas que ayudan a seguir el trayecto a la iglesieta. Es un abrigo rocoso con entrada rastrera a la cueva y pinturas en el exterior. En el desvío de acceso al aprisco se intuye una senda que asciende por encima de la iglesieta. Aquel día no estaba marcada con señal o rótulo que sirviera para identificar su destino.
Esta senda llega ipso facto a una especie de calera o recinto protegido con tapiales. Luego vadea el barranco de Peña Blanca, seco a comienzos del otoño, y toma altura superando una cascada del torrente que ha de caer fragorosa en primavera.
Hay mojones de piedras y cintas de plástico atadas a las ramas de los pinos y quejigos, a fin de encontrar la traza mínima del camino.
Vendrá una media ladera herbosa que finaliza junto a una borda grande y pronta a derrumbarse. Por encima de la misma continúa el sendero que mas arriba deja otra cabaña ruinosa a mano derecha.
Atender a los hitos y cintas en este tramo donde el camino pierde definición y no es fácil de intuir. Se pasará bajo un estrato rocoso antes de alcanzar una intersección señaliada con tablillas. A la izquierda se marcha a Escartín por un camino que parece desbrozado, y a la derecha se prosigue hacia Ayerbe por un sendero que en esta fecha carecía de mantenimiento.
A pesar de esa falta de limpieza en el trazado de la senda, su rumbo se adivina con claridad gracias a que sostiene una media ladera sin apenas ganar o perder altura. Se atraviesa un bosque de quejigos en el que vadear alguna barranquera perpedicular.
En este tramo es recomendable el uso del pantalón largo ya que las aliagas cubren la huella del camino y pinchan mucho. La presencia de muros de piedras anuncia la llegada a la parte limpia del camino que nos ha de conducir a Ayerbe de Broto. Es de esperar que el tramo anterior, tan vestido de maleza, se recupere en próximas fechas para hacer así la vuelta con mayor seguridad y relajo. El recorrido lo merece pues se disfruta de un quejigar umbrío y con ejemplares robustos.
El camino se encuentra desbrozado cuando damos la vuelta para encarar hacia el lecho del Barranco de San Pedro. El vadeo de su cauce no entraña dificultades, y un poco mas adelante surge el desvío a una fuente cercana. El acceso a su abrevadero está vallado impidiendo su buena contemplación, o abreviación.
Por campas de pasto se llega a la pista de acceso a Ayerbe de Broto, con mangueras que sueltan agua y hacen de abrevadero para el ganado.
Ayerbe es de propiedad privada y sus dueños se desviven por confirmarlo gracias a la valla que defiende el perímetro de la casas. Aquí llegan caminos desde Oto y el nuestro que retorna a Bergua por el PRHU-117.
El camino ataja a la pista y después se incorpora a la misma para seguirla en el siguiente tramo de la ruta. Cruce del barranco de San Pedro y llegada al cruce que abandona el carril para tomar tomar el desvío a Bergua.
El tramo venidero avanza entre tapiales y alguna ruina de borda, bajo el follaje protector de los quejigos.
Se alcanza una intersección que permita la bajada al río, a la zona de las pozas de Badiello, debiendo abandonar el trazado del PR que marcha a las pasarelas conocidas.
El exiguo sendero llega a la orilla del barranco de Forcos, junto a una badina de gozoso chapuzón. Aquel día se investigó la alternativa de seguir el cauce hasta las pasarelas, en un tramo que descubre nuevas pozas con el inconveniente de tener que meterse por el lecho acuático. No hubo ánimos de chapotear y se volvió al punto de acceso al río.
Allí basta cruzarlo, sin problemas en temporada poco lluviosa, para dar con una senda que asciende en lazadas y nos devolverá a Bergua.
Una tablilla indicadora marca seguir a media ladera por la izquierda, bajo el dosel de avellanos y bojes que se hallan adorados con musgo y líquenes.
Se cruza una trocha horizontal a fin de realizar el tramo final entre tapiales de piedras. El acceso a Bergua se hace junto al bar del pueblo para así dar remate a esta curiosa circular.
-Duración, de 4h a 4:30h. en total, sin contar paradas.
-Desnivel, 450 metros de subidas y bajadas.
En Bergua, aparcando el vehículo a las afueras del pueblo, se debe bajar a las pasarelas sobre el barranco del río Otal o de Forcos. Camino empedrado que se adorna con arbustos de boj y avellanos.
Tras la primera pasarela se deja el desvío hacia Basarán, y una vez pasada la segunda, se toma rumbo a Ayerbe y la Iglesieta de los Moros.
Senda compartida hacia ambos destinos que al cabo de diez minutos llega a la bifurcación señalizada. La subida a la cueva se realiza a base de lazadas, entre tapiales de piedra y alguna borda ruinosa.
Aparecen hitos de piedras y balizas que ayudan a seguir el trayecto a la iglesieta. Es un abrigo rocoso con entrada rastrera a la cueva y pinturas en el exterior. En el desvío de acceso al aprisco se intuye una senda que asciende por encima de la iglesieta. Aquel día no estaba marcada con señal o rótulo que sirviera para identificar su destino.
Esta senda llega ipso facto a una especie de calera o recinto protegido con tapiales. Luego vadea el barranco de Peña Blanca, seco a comienzos del otoño, y toma altura superando una cascada del torrente que ha de caer fragorosa en primavera.
Hay mojones de piedras y cintas de plástico atadas a las ramas de los pinos y quejigos, a fin de encontrar la traza mínima del camino.
Vendrá una media ladera herbosa que finaliza junto a una borda grande y pronta a derrumbarse. Por encima de la misma continúa el sendero que mas arriba deja otra cabaña ruinosa a mano derecha.
Atender a los hitos y cintas en este tramo donde el camino pierde definición y no es fácil de intuir. Se pasará bajo un estrato rocoso antes de alcanzar una intersección señaliada con tablillas. A la izquierda se marcha a Escartín por un camino que parece desbrozado, y a la derecha se prosigue hacia Ayerbe por un sendero que en esta fecha carecía de mantenimiento.
A pesar de esa falta de limpieza en el trazado de la senda, su rumbo se adivina con claridad gracias a que sostiene una media ladera sin apenas ganar o perder altura. Se atraviesa un bosque de quejigos en el que vadear alguna barranquera perpedicular.
En este tramo es recomendable el uso del pantalón largo ya que las aliagas cubren la huella del camino y pinchan mucho. La presencia de muros de piedras anuncia la llegada a la parte limpia del camino que nos ha de conducir a Ayerbe de Broto. Es de esperar que el tramo anterior, tan vestido de maleza, se recupere en próximas fechas para hacer así la vuelta con mayor seguridad y relajo. El recorrido lo merece pues se disfruta de un quejigar umbrío y con ejemplares robustos.
El camino se encuentra desbrozado cuando damos la vuelta para encarar hacia el lecho del Barranco de San Pedro. El vadeo de su cauce no entraña dificultades, y un poco mas adelante surge el desvío a una fuente cercana. El acceso a su abrevadero está vallado impidiendo su buena contemplación, o abreviación.
Por campas de pasto se llega a la pista de acceso a Ayerbe de Broto, con mangueras que sueltan agua y hacen de abrevadero para el ganado.
Ayerbe es de propiedad privada y sus dueños se desviven por confirmarlo gracias a la valla que defiende el perímetro de la casas. Aquí llegan caminos desde Oto y el nuestro que retorna a Bergua por el PRHU-117.
El camino ataja a la pista y después se incorpora a la misma para seguirla en el siguiente tramo de la ruta. Cruce del barranco de San Pedro y llegada al cruce que abandona el carril para tomar tomar el desvío a Bergua.
El tramo venidero avanza entre tapiales y alguna ruina de borda, bajo el follaje protector de los quejigos.
Se alcanza una intersección que permita la bajada al río, a la zona de las pozas de Badiello, debiendo abandonar el trazado del PR que marcha a las pasarelas conocidas.
El exiguo sendero llega a la orilla del barranco de Forcos, junto a una badina de gozoso chapuzón. Aquel día se investigó la alternativa de seguir el cauce hasta las pasarelas, en un tramo que descubre nuevas pozas con el inconveniente de tener que meterse por el lecho acuático. No hubo ánimos de chapotear y se volvió al punto de acceso al río.
Allí basta cruzarlo, sin problemas en temporada poco lluviosa, para dar con una senda que asciende en lazadas y nos devolverá a Bergua.
Una tablilla indicadora marca seguir a media ladera por la izquierda, bajo el dosel de avellanos y bojes que se hallan adorados con musgo y líquenes.
Se cruza una trocha horizontal a fin de realizar el tramo final entre tapiales de piedras. El acceso a Bergua se hace junto al bar del pueblo para así dar remate a esta curiosa circular.
Waypoints
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Barranco de San Pedro
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Bergua
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Borda en ruinas
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Dejar la pista a Oto
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Pasarelas.
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