De Cuello Arenas a Nerín, por el Barranco de la Pardina, el Cañón de Añisclo, Sercué y el GR-15.
near Buisán, Aragón (España)
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Itinerary description
Hace tres años nuestra semana pirenaica transcurrió por la garganta de Escuaín y el valle de Pineta. Este año nuestro objetivo fue completar la visita al Parque Nacional de Ordesa, incluyendo diferentes rutas por el valle de Ordesa y, cómo nó, el Cañón de Añisclo. Aunque la ruta más fácil transcurre por el lecho del propio Cañón, desde San Urbez (la ermita o, mejor, el vecino aparcamiento), la carretera de acceso desde Escalona y Nerín está cortada por obras. Así que pensamos en hacer la ruta desde Nerín, contando con el bus que sube hasta el Mirador de Ciarracils, mara hacer el resto de la ruta a pie). Teníamos dos posibiidades: bajar por el Barranco de Arrablo a la Fuen Blanca, o bajar por el Barranco Pardinas a la Ripareta. La primera propuesta es más larga, aunque con mejor sendero, así que optamos por la segunda posibilidad aunque sabíamos que nos metíamos en terreno complicado.
En efecto, se trata de una exigente ruta lineal, con comienzo en Cuello Arenas (a donde subimos con el autobús del Parque Nacional), para luego seguir por el Barranco de la Pardina (donde se concentran casi todas las dificultades de la ruta, como explicamos más adelante), continuando por el sendero del Cañón de Añisclo hasta llegar al sendero que sube a Sercué, por el que luego continuamos hasta Nerín, donde estábamos alojados, subimos al autobús que nos llevó al inicio de la ruta a pie, y termina ahora nuestro caminar.
El primer tramo, obvio es decirlo es muy cómodo. Cuando llegamos a Cuello Arenas (Llano Tripals, si se prefiere) el bus se detiene y el chófer nos señala una construcción en la lejanía (el Refugio cerrado de Cuello Arenas). Tenemos la ruta grabada, pero sabemos que el camino es poco perceptible en bastantes momentos y el chófer nos advierte de que debemos pasar a la izquierda del refugio, evitar el sendero que sale allí por la izquierda, y seguir bajando hacia el lecho del barranco hasta que encontremos los hitos que se han colocado en algunos puntos y, luego, el sendero irregular que sigue descendiendo hacia la Ripareta.
A la hora que iniciamos la marcha la luz es aún algo escasa, y el páramo parece particularmente inhóspito, aunque no vemos nubes y sabemos que la previsión atmosférica es buena. Alcanzamos el Refugio y vemos un trazo de sendero que se mete en el barranco, en rápido descenso, aunque pronto deja de ser aparente el lugar propuesto para avanzar, por lo que durante un largo rato iremos seleccionando los lugares que consideramos más seguros para descender por el barranco, que a veces coinciden con el trazado sobre mapa del camino y a veces no.
El primer kilómetro del descenso es relativamente cómodo (para lo que viene después), pero luego, a medida que el lecho del barranco se encajona entre paredes de roca cada vez más altas, las cosas se hacen más complicadas. Si al principio buscábamos pasar por el lecho del barranco ahora hay que buscar salidas por las paredes laterales, a veces por estrechas fajas, en cuyo paso los bastones eran más una difiscultad que una ayuda y las manos se agarraban a cualquier relieve que pudiese brindar una sujección adicional. Al cabo salimos a un trozo de sendero cláramente perceptible, y a partir de ahí vimos con cierta frecuencia hitos que marcaban lo que debe ser el camino aconsejado y que, por supuesto, buscamos y seguimos con cierta sensación de alivio, aunque el camino siguió siendo bastante complicado.
Veíamos como nos acercábamos al Cañón pero también, con cierta preocupación, nos dábamos cuenta que que estábamos bastante altos sobre el cauce del Bellós. Pronto vimos una señal que nos indicaba hacia el Cañón de Añisclo por la izquierda. Inicialmente pensamos que estábamos en el Cañón y que eso marcaba la subida hacia la Fuen Blanca, por lo que giramos a la derecha y pronto (pocos metros) tuvimos que dar la vuelta al ver que no había sendero seguible.
Seguimos la dirección marcada por la señal y el sendero inició un precipitado descenso c0on múltiples Z, en un suelo de tierra poco estable y con gran inclinación. Un miembro del grupo se cayó, sin consecuencias graves, y a partir de ese momento las precauciones se extremaron, yendo muy lentos en el resto del descenso hasta llegar a las cercanías de Bellós. Los bastones (alargados) son de gran ayuda en esta zona, al igual que el squatting, pies separados y muy oblicuados y usar las ramas vecinas cucomoando buenamente posible. Al final llegamos al cauce del Bellós y todas las dificultades desaparecieron (aunque con las que habiamos tenido antes ya había bastante).
A partir de ese momento volvimos a preocuparnos de la belleza del lugar, las preciosas pozas de buena profundidad y claras aguas, los cortados de las paredes,...
Pronto llegamos a Selva Plana, tras una suave subida, frente al Tozal de la Fueva. Seguimos bajando por el Cañón, en un entorno de mágica belleza, al que pronto se animan a subirse el Mondoto por encima de nosotros y los Sestrales como cimas de la ribera opuesta. Bellísima esa parte.
Pasamos una fuente (la fuente de la Escaliella, con el canal de Escaliella por encima), y encontramos el inicio del sendero que sube hacia Sercué, en el lugar que se conoce como El Portillón.
La subida a Sercué, por el llamado Camino de la Montaña de Sercué, después de lo que llevamos, nos parece algo agresiva, así que lo tomamos conn tranquilidad, pero acabamos saliendo a la bonita y muy pequeña poblacióon, desde la que el GR-15, continúa hacia Nerín en un trayecto bastante más suave. A la entrada de Nerín nos equivocamos y subimos hasta Nerín, en lugar de ir directamente hacia el hotel, lo que significa un rodeo de algo más de 1 km, perfectamente evitable, aunque su repercusión sea casi nula.
En conjunto, pues, una ruta exigente que consideramos difícil para personas con experiencia y entrenadas, aunque viejos. Esta ruta puede ser calificada de moderada para expertos con buena forma física, pero nos parece muy difícil para el senderista ocasional sin notable experiencia o con un físico subóptimo. Y. sí, toda la dificultad está en el Barranco de la Pardina, y su salida hacia el Cañón de Añisclo. En nuestra opinión el descenso debería estar ayudado por alguna cadena o cuerda, en los lugares más aéreos o con mayor pendiente, y la primera parte debería estar bastante más señalizada. Por otra parte la verdad es que, una vez hemos acabado y la adrenalina ha bajado, nos parece un descenso a recordar en un paraje de auténtica excepción, a pesar de lo cual yo no lo repetiría.
En efecto, se trata de una exigente ruta lineal, con comienzo en Cuello Arenas (a donde subimos con el autobús del Parque Nacional), para luego seguir por el Barranco de la Pardina (donde se concentran casi todas las dificultades de la ruta, como explicamos más adelante), continuando por el sendero del Cañón de Añisclo hasta llegar al sendero que sube a Sercué, por el que luego continuamos hasta Nerín, donde estábamos alojados, subimos al autobús que nos llevó al inicio de la ruta a pie, y termina ahora nuestro caminar.
El primer tramo, obvio es decirlo es muy cómodo. Cuando llegamos a Cuello Arenas (Llano Tripals, si se prefiere) el bus se detiene y el chófer nos señala una construcción en la lejanía (el Refugio cerrado de Cuello Arenas). Tenemos la ruta grabada, pero sabemos que el camino es poco perceptible en bastantes momentos y el chófer nos advierte de que debemos pasar a la izquierda del refugio, evitar el sendero que sale allí por la izquierda, y seguir bajando hacia el lecho del barranco hasta que encontremos los hitos que se han colocado en algunos puntos y, luego, el sendero irregular que sigue descendiendo hacia la Ripareta.
A la hora que iniciamos la marcha la luz es aún algo escasa, y el páramo parece particularmente inhóspito, aunque no vemos nubes y sabemos que la previsión atmosférica es buena. Alcanzamos el Refugio y vemos un trazo de sendero que se mete en el barranco, en rápido descenso, aunque pronto deja de ser aparente el lugar propuesto para avanzar, por lo que durante un largo rato iremos seleccionando los lugares que consideramos más seguros para descender por el barranco, que a veces coinciden con el trazado sobre mapa del camino y a veces no.
El primer kilómetro del descenso es relativamente cómodo (para lo que viene después), pero luego, a medida que el lecho del barranco se encajona entre paredes de roca cada vez más altas, las cosas se hacen más complicadas. Si al principio buscábamos pasar por el lecho del barranco ahora hay que buscar salidas por las paredes laterales, a veces por estrechas fajas, en cuyo paso los bastones eran más una difiscultad que una ayuda y las manos se agarraban a cualquier relieve que pudiese brindar una sujección adicional. Al cabo salimos a un trozo de sendero cláramente perceptible, y a partir de ahí vimos con cierta frecuencia hitos que marcaban lo que debe ser el camino aconsejado y que, por supuesto, buscamos y seguimos con cierta sensación de alivio, aunque el camino siguió siendo bastante complicado.
Veíamos como nos acercábamos al Cañón pero también, con cierta preocupación, nos dábamos cuenta que que estábamos bastante altos sobre el cauce del Bellós. Pronto vimos una señal que nos indicaba hacia el Cañón de Añisclo por la izquierda. Inicialmente pensamos que estábamos en el Cañón y que eso marcaba la subida hacia la Fuen Blanca, por lo que giramos a la derecha y pronto (pocos metros) tuvimos que dar la vuelta al ver que no había sendero seguible.
Seguimos la dirección marcada por la señal y el sendero inició un precipitado descenso c0on múltiples Z, en un suelo de tierra poco estable y con gran inclinación. Un miembro del grupo se cayó, sin consecuencias graves, y a partir de ese momento las precauciones se extremaron, yendo muy lentos en el resto del descenso hasta llegar a las cercanías de Bellós. Los bastones (alargados) son de gran ayuda en esta zona, al igual que el squatting, pies separados y muy oblicuados y usar las ramas vecinas cucomoando buenamente posible. Al final llegamos al cauce del Bellós y todas las dificultades desaparecieron (aunque con las que habiamos tenido antes ya había bastante).
A partir de ese momento volvimos a preocuparnos de la belleza del lugar, las preciosas pozas de buena profundidad y claras aguas, los cortados de las paredes,...
Pronto llegamos a Selva Plana, tras una suave subida, frente al Tozal de la Fueva. Seguimos bajando por el Cañón, en un entorno de mágica belleza, al que pronto se animan a subirse el Mondoto por encima de nosotros y los Sestrales como cimas de la ribera opuesta. Bellísima esa parte.
Pasamos una fuente (la fuente de la Escaliella, con el canal de Escaliella por encima), y encontramos el inicio del sendero que sube hacia Sercué, en el lugar que se conoce como El Portillón.
La subida a Sercué, por el llamado Camino de la Montaña de Sercué, después de lo que llevamos, nos parece algo agresiva, así que lo tomamos conn tranquilidad, pero acabamos saliendo a la bonita y muy pequeña poblacióon, desde la que el GR-15, continúa hacia Nerín en un trayecto bastante más suave. A la entrada de Nerín nos equivocamos y subimos hasta Nerín, en lugar de ir directamente hacia el hotel, lo que significa un rodeo de algo más de 1 km, perfectamente evitable, aunque su repercusión sea casi nula.
En conjunto, pues, una ruta exigente que consideramos difícil para personas con experiencia y entrenadas, aunque viejos. Esta ruta puede ser calificada de moderada para expertos con buena forma física, pero nos parece muy difícil para el senderista ocasional sin notable experiencia o con un físico subóptimo. Y. sí, toda la dificultad está en el Barranco de la Pardina, y su salida hacia el Cañón de Añisclo. En nuestra opinión el descenso debería estar ayudado por alguna cadena o cuerda, en los lugares más aéreos o con mayor pendiente, y la primera parte debería estar bastante más señalizada. Por otra parte la verdad es que, una vez hemos acabado y la adrenalina ha bajado, nos parece un descenso a recordar en un paraje de auténtica excepción, a pesar de lo cual yo no lo repetiría.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Excelente ruta pirenaica
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Difficult
Dificil en tramos, PERO DE GRAN BELLEZA ¡¡¡
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Easy to follow
Scenery
Difficult
El Barranco de la Pardina no es GR, la señalización es deficiente, con hitos solo en la parte final. Abundan las pedreras, los pasos elevados estrechos y los senderos mal marcados y deslizantes. No es un tramo recomendable, requiere prudencia y técnica. Si no tienes las dos, mejor busca otro trayecto. El resto, en el cañón y por el GR 15 hasta Nerin si merecen la pena
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Information
Easy to follow
Scenery
Difficult
Muy bella, aunque complicada (en el Barranco de la Pardina, no bien señalizado y sin ayudas). Exigente y no aconsejable a senderistas sin experiencia, incluso con buen físico. Necesario GPS (asumimos que cualquier ruta registrada es fácil de seguir, aunque puede no ser la mejor elección).