36. De Espinosa del Monte a Eterna

INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 53 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 483 metros (superior al que estima Wikiloc).


Para esta excursión nos guiamos por el itinerario (track Wikiloc; https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/hayedo-de-espinosa-del-monte-15396555 ) de Angelbur y su información sobre el recorrido en 'Sendas de Burgos'.

La ruta comienza en Espinosa del Monte y asciende por un hayedo ya casi pelado (a esas alturas del otoño); cruza un portillo de verdes praderas adehesadas en el que el paisaje cambia radicalmente; luego desciende pausadamente al recóndito pueblo de Eterna; transita después por una pista hasta la ermita de Los Yermos; asciende ligeramente de nuevo y nos sitúa sobre el valle en el que iniciamos la marcha; atravesando otro hayedo, que aún conserva muchas hojas, nos conduce de regreso a Espinosa.

Esta es una estupenda elección para una ruta que, sin grandes exigencias físicas, proporciona muchas novedades y satisfacciones.

Los hayedos deslumbran, como de costumbre. En el hayedo de ascenso, la mayoría de los ejemplares, jóvenes y muy espigados, han perdido gran parte de sus hojas, que ahora tapizan el suelo. Estamos en el otoño avanzado; quizá hace sólo 15 días el colorido fuera esplendoroso. No obstante, el misterio que este hayedo pelado trasmite es hipnótico, dulcemente inquietante.

El portillo al final del ascenso bien merece un paseo añadido. En un día claro y luminoso ofrece unas vistas espléndidas alrededor, especialmente hacia el valle al noreste, donde se halla Eterna. No nos extendimos mucho en él porque había unos enormes mastines cuidando ganado, que parecían muy territoriales y celosos de su tarea, pero nobles. Siempre se mantuvieron a distancia, en mutuo reconocimiento y respeto.

En el descenso a Eterna, con el paisaje y la perspectiva de las ruinas de la iglesia siempre presentes y acercándose, no es difícil sentirse flotando, como en otro mundo. En ese entorno, la iglesia, y luego el torreón con el reloj, dejan al observador con la boca abierta. En paradoja con su nombre, el tiempo sí ha pasado implacable por ambos, especialmente la iglesia; pero seguro que permanecerán en nuestra memoria, al menos.

En el regreso, el camino desde Eterna hasta la ermita, e incluso hasta la cumbre (unos 2 km) queda ensombrecido por el contraste con el suntuoso paisaje previo; es inevitable que este nuevo tramo resulte bastante menos vistoso. Gran parte de la pista está algo embarrada, pero es transitable; quizá haya que ir bien preparados en tiempo de lluvias.

En el descenso final, un florido hayedo nos acompaña mientras disfrutamos de magníficas vistas del valle hasta el final del trayecto. Este nuevo hayedo añade muchos ejemplares vetustos que aún se mantienen frondosos y coloridos, aportando variedad y atractivo con respecto al hayedo de ascenso. Un buen final para una ruta memorable.

Por cierto, encontramos varios grupos de cazadores tanto al inicio como al final; siempre en las tierras de labor en los límites exteriores del bosque. Pero no llegamos a oír ni un solo tiro.