Dehesa del Camarate- bosque encantado de Lugros
near Lugros, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
El Camarate es un ‘horcajo’ (espacio donde confluyen arroyos), calificado como ‘Lugar de interés’. Proteger los bosques caducifolios y la actividad tradicional de esta zona de la sierra, fue el objetivo que llevó al Ministerio de Medio Ambiente a adquirir una parte de las fincas que componen el conjunto del Camarate, y convertirlas en espacios de uso público, tras ceder la parte comprada al Parque Nacional de Sierra Nevada, según afirma el conservador del parque, Ignacio Henares, que considera que se ha mejorado la situación paisajística y la presencia de biodiversidad gracias a actuaciones como la recuperación de acequias de careo que alimentan los prados de alta montaña y se convierten en vías de conexión para las especies.
Para conocer el Camarate hay que hacerlo andando. La entrada a la dehesa se encuentra a cuatro kilómetros de la carretera de Lugros, junto al cauce del río Alhama que baja serpenteante entre una tupida vegetación de ribera, álamos, fresnos y sauces. El camino se inicia en una antigua ermita, una construcción del XIX situada sobre una extraña roca y rodeada de musgos y líquenes. Un carril discurre entre las umbrías de los barrancos de las Rozas y la Virgen, colgado junto a la ladera donde centenares de árboles aún mantienen ramas verdes pero el amarillo gana presencia. Son arces con denominación de origen, Acer opalus granatense, la mayor concentración de estos grandes árboles en la provincia de Granada que también pueden verse en toda su plenitud en la vereda de la Estrella. Bordean pequeños tajos que caen sobre el cauce oscuro donde según las viejas leyendas de las gentes de Lugros, se internaron un padre y su hijo de corta edad. El niño nunca volvió y aún vaga entre las umbrías, donde es posible oír su llanto. Hay senderistas y vecinos que aseguran haber oído al pequeño, aunque posiblemente sean sonidos de aves y ronroneos de gatos monteses. La niebla, el silencio, el viento y la luz en las vaguadas alientan la fantasía que alimenta los sentidos.
El sendero conduce hacia los prados para el ganado, donde las vacas han horadado la tierra empapada por el agua que se desprende de las acequias bordeadas de piornales que hacen de frontera con la alta montaña, donde vuelan mirlos capiblancos. Los robles melojos, Quercus pyrenaica, ocupan los bordes de bosque, salpicados por mostajos, Sorbus aria, de frutos de rojo fuego. Es un recorrido para contemplar la transformación que la naturaleza imprime al paisaje a la espera del invierno.
Para conocer el Camarate hay que hacerlo andando. La entrada a la dehesa se encuentra a cuatro kilómetros de la carretera de Lugros, junto al cauce del río Alhama que baja serpenteante entre una tupida vegetación de ribera, álamos, fresnos y sauces. El camino se inicia en una antigua ermita, una construcción del XIX situada sobre una extraña roca y rodeada de musgos y líquenes. Un carril discurre entre las umbrías de los barrancos de las Rozas y la Virgen, colgado junto a la ladera donde centenares de árboles aún mantienen ramas verdes pero el amarillo gana presencia. Son arces con denominación de origen, Acer opalus granatense, la mayor concentración de estos grandes árboles en la provincia de Granada que también pueden verse en toda su plenitud en la vereda de la Estrella. Bordean pequeños tajos que caen sobre el cauce oscuro donde según las viejas leyendas de las gentes de Lugros, se internaron un padre y su hijo de corta edad. El niño nunca volvió y aún vaga entre las umbrías, donde es posible oír su llanto. Hay senderistas y vecinos que aseguran haber oído al pequeño, aunque posiblemente sean sonidos de aves y ronroneos de gatos monteses. La niebla, el silencio, el viento y la luz en las vaguadas alientan la fantasía que alimenta los sentidos.
El sendero conduce hacia los prados para el ganado, donde las vacas han horadado la tierra empapada por el agua que se desprende de las acequias bordeadas de piornales que hacen de frontera con la alta montaña, donde vuelan mirlos capiblancos. Los robles melojos, Quercus pyrenaica, ocupan los bordes de bosque, salpicados por mostajos, Sorbus aria, de frutos de rojo fuego. Es un recorrido para contemplar la transformación que la naturaleza imprime al paisaje a la espera del invierno.
Waypoints
Comments (5)
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Hola es buen momento para ir el.próximo fin de semana o ya se habrá n caido las.hojas? Nieva en esa zona?
Hola Leo en otros foros que no se puede seguir la ruta a la altura de la finca del Camarate y que además hay que solicitar un permiso. ¿Es así Juan? Gracias
Hola Dani, el día que nosotros fuimos si se podía pasar, pero actualmente por lo visto no al ser una finca privada. Se puede hacer igualmente pero pasando por el tentador y así evitas pasar por dicho cortijo.
Genial Este otoño quiero ir a visitar la zona Gracias Juan👍
Éste individuo dueño del cortijo tiene la cañada real cortada con alambrada 😡