Del Camping La Puerta a la Garita Santa Fe de La Melera (Moratalla)

Ruta sencilla, toda por camino. Su punto fuerte son las vistas, que son magníficas casi desde el inicio.

Aparcamos a la entrada del Camping La Puerta, junto al río Alhárabe, para subir por el camino que hay a la derecha, siguiendo el GR 7. Un primer repecho nos espera nada más empezar, y enseguida queda muy por debajo de nosotros el cauce del río. Llama la atención el cinturón de roca semicircular que tenemos a la izquierda. Se trata del extremo del Calar del Fresne, sobre la profunda brecha del Barranco de la Rocha Fría

La masa forestal en estos parajes moratalleros es impresionante. La Umbría de Los Gorros (destacando en medio la casa blanca de la Ecofinca Los Gorros) es la antesala visual de la Sierra de los Álamos, pero estas vistas se irán ampliando a medida que ganemos altitud.

En el primer cruce que nos encontramos dejamos el GR 7 para girar a la derecha, y justo a continuación, en otra bifurcación, escogemos nuevamente a la derecha, atravesando una puerta e introduciéndonos en un bosque espeso.

Esta pista nos va a llevar directamente a nuestra meta, ignorando los pocos caminos menores que saldrán a nuestro paso. Así, despreocupados de tener que buscar el itinerario, podremos recrearnos en el entorno.

Junto a la Sierra de los Álamos se asoma la del Frontón, y las vistas ya son maravillosas. El Barranco de Hondares, el Calar del Fresne, cuyo cinturón contemplamos ahora completo, ofrecen un panorama sobrecogedor.

Pero eso es sólo una vertiente, cuando avancemos podremos ver enteramente la Sierra del Cerezo, en la que destaca el Peñón del Serrano. Abajo, a su derecha, la huerta de Moratalla, el solitario cerro de Moratalla la Vieja y Moratalla misma, coronada por la sobria silueta de su Torre del Homenaje. Más a la derecha e Cerro de San Jorge, la Sierra del Buitre y el Pico del Fraile, que ya pertenece a la Sierra de los Álamos.

Avanzamos más, y entonces aparece, a la izquierda de la Sierra del Cerezo, la Sierra de la Muela. Y es que estamos en en corazón de un millón de sierras.

Cuando al fin llegamos a la garita de vigilancia de incendios, tras casi siete kilómetros de caminata, el paisaje se completa. Entre la Sierra de los Álamos y la del Frontón asoma el Pajarón, un pico agudo y característico.

A su derecha el Barranco de Hondares, bajo la vigilancia del Lanchar, de la Molata de Charán y de los distintos calares: Cueva de la Capilla, Sevilla y Maza. Lugares de ensueño en los que perderse.

Tras un rato de observación con los prismáticos es hora de regresar. Tan sencillo como desandar lo caminado a la subida. Aunque es un terreno solitario, es época de setas, así que son varios los visitantes que me encuentro, cesta en mano.

Una ruta muy fácil, sin más dificultad que los casi quinientos metros de desnivel.

NOTA: Por algún error de la app, marca una altitud unos cincuenta metros por encima de la real.