Delgadillo a Torre-Cardela: Ruta a la cascada del Zurraero, las alquerias y cortijos de Gobernador.

Delgadillo
Casilla del Tío José
Cascada del Zurraero
Cortijo de Abajo
Ermita de la Virgen Maria
Cortijo de Cubero
Cortijo Vitoria (nuevo y viejo)
Cortijo Valle Alto
Molino de Cobo
Cañada real de los Potros
Arroyo de la Cañada de Jaén
Cortijo El Compañero
Apeadero-estación de Pedro Martínez
Arroyo y Cortijo de los Frailes
Cortijo de Los Ortegas
Torre-Cardela
Torre del Molino

Cortijo Delgadillo - CASCADA DEL ZURRAERO
Estampas primaverales cómo hacía tiempo no se veían y los arroyos todos alegres de ver correr el agua por sus escarpes y vericuetos.
Una delicia del paseo hacía el Zurraero con la referencia del Tajo del Águila.
Nos acompaña el lugareño Rafael Sánchez Martinez, cómo es habitual en los vecinos de Delgadillo, brilla en su hospitalidad y disponibilidad.
Nos cuenta detalles de la zona y nos informa de la historia de la casilla del Tío José. Fue construida por este Delgaillero para albergar a un hijo contagiado por la lepra y evitar el contagio de otras personas, en este enclave tenía acceso cercano al agua en las fuentes de Piedra y de La Higuera.

CORTIJOS Y ALQUERIAS DE GOBERNADOR.
Verdes campos
contentos arroyos
rumores de antiguos cortijos
que añoran
el paso de sus moradores

De Cortijo Delgadillo a TorreCardela.
Partiendo de la Ermita de la Virgen Maria, hemos caminado hacia el cortijo de Cubero, remontando por sus labores hemos entrado en las posesiones del imponente cortijo Vitoria.
Por sus verdes llanos, hemos llegado al cortijo Valle Alto y el molino de Cobo.
Dejando atrás las ruinas del Molino y sorprendidos de las alegres aguas del Arroyo de la Cañada de Jaén, nos hemos encaminado por la Cañada Real de los Potros hacia la vía verde paralela a la vía férrea y alegrarnos de la restauración del cortijo de La Maria.
Parada para disfrutar de sus sombras y frutales, un rincón apartado del mundo en el que se respira paz, después de reponer líquidos y un breve descanso hemos dirigido los pasos hacia el apeadero de la estación de Pedro Martínez, antes de alejarnos de las vías vemos en la otra verriente las ruinas del cortijo El Compañero. Al llegar hemos tenido la suerte de ver chirriar y desfilar delante nuestra, el Talgo; una estampa que las casualidades nos han permitido disfrutar.

Tomando el camino de los Frailes hemos pasado por el vetusto y remozado cortijo del mismo nombre, en este tramo el sopor provocado por la calima sahariana nos ha castigado y tomándo el carril con paciencia hemos entrado en TorreCardela pasando por el cortijo de Los Ortegas.
Ya en el núcleo urbano hemos subido al Cerro de Los Molinos y la Torre del Molino, no hemos podido disfrutar de las vistas en este estratégico promontorio y sin embargo no hemos perdido la oportunidad de atravesar la Torre y despedirnos de ella hasta otra ocasión.

Ruta en la que el verde y el sonido del agua nos han ofrecido un grato día de senderismo.