Desembocadura del Martín Gonzalo y Molinos del Camino de la Palmilla

El objetivo de la ruta era acompañar al Martín Gonzalo desde su desembocadura hasta el inicio del Camino de los 14 vados para investigar así el tramo de arroyo que me faltaba. Comienzo en Montoro y bajo hasta el Guadalquivir para cruzarlo por el puente de madera. Sigo por su ribera, exuberante gracias a esta generosa y húmeda primavera que estamos disfrutando, hasta pasar por debajo del viaducto de la carretera de Cardeña. A pesar de que la vegetación me superaba en altura en algunos tramos, hay vereda clara hasta la desembocadura del Martín Gonzalo, donde un tronco caído hace de fantástico puente por el que seguir camino por el Guadalquivir.

No obstante, mi objetivo no es ese, sino remontar el arroyo hasta los 14 vados, por lo que cojo el camino que enlaza las construcciones cercanas con la carretera. Sigo esta durante unos metros hasta el puente que cruza el Martín Gonzalo, pero justo antes sale un camino a la izquierda que lleva a una casa. Justo en ella empieza el Camino de la Palmilla, protagonista de la ruta.

Este camino está casi perdido, pero puede seguirse sin dificultad porque todavía hay paseantes que lo usan y abren una pequeña brecha entre la vegetación. La marca sigue paralela al arroyo, que se encajona de forma bella, siempre por su margen derecho en estos primeros kms. En algunos tramos del camino pueden observarse restos de mampostería, lo que me indica que el camino fue construido, probablemente para la explotación de dos molinos cuyas ruinas sobreviven al paso del tiempo. Al segundo de ellos bajé porque el terreno así lo permitía. Se encuentra en un curioso encajonamiento, algo así como un pequeño cahorro, y la infraestructura se mantiene en estado bastante decente.

Poco después del segundo molino aparece una malla de tres hilos donde el camino se hace más evidente y, además, comienza a bajar hasta el arroyo. Una vez abajo hay que cruzarlo un par de veces. Me tuve que descalzar en la primera. Ojo, que tras el segundo y fácil paso, el camino se abre en dos: uno sigue por la ribera, que fue el que yo seguí y que no recomiendo pues está perdido y me metí en una zona nada recomendable para paseantes, divertida para montañeros a pesar de que las zarzas me abrazaron más de lo agradable y donde la pendiente se puso algo complicada, teniendo que superar incluso algún paso comprometido. Tras el segundo vado, recomiendo por tanto seguir un camino claro que se aleja algo de la ribera y sube hasta el olivar (el track ya está editado siguiéndolo), para bajar de nuevo hasta el tercer vado. Poco después hay que cruzar por cuarta y última vez el Martín Gonzalo, por un vado hormigonado donde es posible que haya que volver a descalzarse.

La vuelta no tiene pérdida, pues subo por la pista hormigonada hasta enlazar con la vía de servicio de la Carretera de Cardeña, que sigo hasta volver a Montoro.