DESFILADERO DE LA CANALEJA - CUEVA DE LOS MOROS - CÁRCAVOS DE QUECEDO : Ruta familiar por el valle de Valdivielso.

DESFILADERO DE LA CANALEJA - CUEVA DE LOS MOROS - CÁRCAVOS DE QUECEDO : Ruta familiar por el valle de Valdivielso.
Fin de semana regular en lo climatológico en las Merindades . Y por supuesto cuando eso ocurre , acercarse al valle de Valdivielso siempre es un acierto.
Es un valle muy protegido y como esperaba no llovió en toda la mañana y acabo haciendo un día precioso.
Ruta cortita y muy sencilla realizada con mi familia en el día de la madre. Nuestra intención es simplemente pasar una agradable mañana en compañía de nuestros hijos disfrutando de la belleza de esta parte de las Merindades.
Aparcamos al lado de la iglesia en el pueblo de Arroyo de Valdivielso . Comenzamos la ruta con el ruidoso sonido del agua en sus pequeños canales de bajada desde el desfiladero de la Canaleja.
Subimos por sus calles entre casonas blasonadas y nos comenzamos a internar entre las paredes rocosas del desfiladero .
El arroyo de San Pedro corre entre estas paredes y serpentea entre las rocas . La zona es de una belleza increíble . Mis dos hijos admiran fascinados la zona .Docenas de dientes y dorsales de piedra inundan la zona.
Canales de piedra trascurren por la senda y formaciones rocosas con curiosas formas nos reciben a cada paso. Llegamos al final del desfiladero y hago unas fotos a mi familia. Sigue siendo un sitio maravilloso y enseñárselo a mis hijos es un placer.
Retrocedemos por el desfiladero y giramos a la derecha en un estrecho y marcado sendero. A nuestra izquierda aparecen grandes paredes rocosas de llamativos colores . Parecen enormes escamas de piedra.
Entramos en una finca y cruzamos entre estas paredes de roca . Unas escaleras de piedra con cadenas de pasamanos nos llevan hasta las llamadas Cuevas de los Moros.
Una gran pared rocosa con 16 oquedades en ella nos recibe . No se sabe exactamente que es , aunque hay varias teorías al respecto.
Una cata arqueológica esta cubierta por una destrozada lona blanca. Las vistas del valle de Valdivielso son amplias y de enorme belleza. El valle enamora.
Por supuesto entramos en todas las oquedades y nos hacemos mil fotos. Escucho las curiosas teorías de mis hijos sobre la zona mientras abandonamos el lugar.
Vamos pegados a las grandes paredes rocosas admirando la belleza del lugar. Entramos en una especie de zona de dunas que recorremos con facilidad .
Entramos en un barranco y por el sendero lo recorremos para salir cerca de Quecedo . Me arrimo para hacer una foto cercana a los Cárcavos. Otro de esos rincones maravillosos de este valle.
Solo nos queda seguir las pistas parcelarias entre fincas y bosques del valle. Charlamos animadamente cuando llegamos de nuevo al pueblo dando por concluida la mañana. En la iglesia nos fijamos en el bonito detalle de su biblioteca a las puertas de la iglesia. Curioso y maravilloso detalle.
Hemos pasado un bonito día en familia gozando otra vez más del valle de Valdivielso que tanto me enamora. Ruta cortita, sencilla para todos los públicos.

Reseña sobre las CUEVAS DE LOS OROS publicada por el periódico digital de Burgos.

El proyecto arqueológico Cabañas de los Moros, en Arroyo, ha dado sus frutos, y con tanto éxito que requerirá de una segunda campaña de excavaciones el próximo año. Las “cuevas” de las que tanto se ha hablado en el municipio de Merindad de Valdivielso no son ni cuevas ni de los moros, como ya advertía el arqueólogo Enrique Díes, director del proyecto científico-histórico. Eso sí, se ha confirmado que son “cabañas”, receptáculos excavados en la roca que se utilizarían para despensa por parte de los eremitas que construyeron allí su eremitorio en la Alta Edad Media.
Las excavaciones se han llevado a cabo durante los últimos quince días, por un equipo de tres arqueólogos y varios voluntarios. Se ha actuado en 40 metros cuadrados de plataforma, los únicos restos, junto con las oquedades visibles, que se conservan de las antiguas construcciones. Se cree que habría cuatro o cinco viviendas adosadas a la roca, con tejado de teja y muros de separación. Sin embargo, solo se conserva parte del muro de contención, que se derrumbó, así que ahora ha tocado limpiar la zona para su estudio.
Díes destaca como lo más relevante de la investigación que se ha confirmado la existencia de las cabañas, es decir, que en la Alta Edad Media hubo un eremitorio, fruto de los grandes movimientos eremíticos de los siglos VIII y IX en el Valle de Valdivielso. “Lo que no queda claro es el momento de construcción”, ha puntualizado el arqueólogo, pues es probable que los eremitas utilizasen una construcción previa para reconvertirla en viviendas, y en este caso todavía no se ha conseguido datar los restos.
De todos modos, Enrique Díes insiste en que “no vamos a encontrar nada romano”. La construcción sería poco anterior, de los siglos VI o VII, y aunque “hay muchos candidatos” como autores sí que saben que se realizó con “funciones defensivas”. Se ubica en un punto protegido, desde el que se controla visualmente todo el Valle de Valdivielso, así que se concibió como estructura militar. “Lo que no sabemos es por quién y qué les llevó a abandonar” el lugar, ha remarcado el arqueólogo.
Explosión eremítica
Además, Enrique Díes reconoce que esta explicación casa mejor con los restos hallados, pues no tienen las características comunes de los eremitorios de la zona. En la Alta Edad de Media, en un momento de ausencia de poder establecido, sin Condado de Castilla, Reino de Asturias o ocupación musulmana, en el Valle de Valdivielso aparecieron los ermitaños, que abandonaban sus casa para retirarse a rezar. Ello daba seguridad a los pueblos ante enfermedades, catástrofe meteorológicas o el miedo al enemigo.
Los eremitorios estuvieron habitados hasta la fundación del Monasterio de San Pedro de Tejada, en el siglo IX, cuando los eremitas decidieron centralizarse. Y los otros eremitorios de la zona no coinciden con el de las Cabañas de los Moros, precisamente porque este se construyó sobre una antigua estructura. Otro de los descubrimientos realizados es que el eremitorio fue desmantelado y sustituido por una ermita, la de San Esteban, en el siglo XV. Se aprovecharon los materiales, se niveló el lugar y se levantó la construcción religiosa.
En las excavaciones también se han encontrado restos de cerámica, muy fragmentada y solo con valor histórico; alguna pequeña moneda; y clavos. También han hallado intentos de saqueo. Algún clandestino se ha acercado al lugar y, en busca de quién sabe qué tesoros, ha destrozado parte del yacimiento. En él todavía se tendrá que trabajar durante una campaña más, el próximo año, pues quedan dudas por resolver como la datación de la estructura original que dio lugar al eremitorio.