122. Desfiladero de Las Palancas desde Lándraves (sin carretera)
near Landraves, Castilla y León (España)
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Itinerary description
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 54 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 515 metros (superior al que estima Wikiloc).
Es ésta una ruta senderista popular (aunque no nos encontramos con nadie). No es extraño: ofrece mucho en pocos km, con fácil orientación y relativamente baja demanda física. Bien señalizada y con terreno transitable (*). De hecho, la ruta nos pareció tan manejable que, llegado un punto (km 9,6), resultaba ‘demasiado’ plácida. La abandonamos allí y nos inventamos una alternativa hasta el final en el km 13 (no sin sorpresas…; ver debajo).
(*) Cuidado, no obstante, si el arroyo del desfiladero lleva abundante agua. Hay que ir preparados, por si acaso. Por eso la califico como ‘Moderada’; y también por la parte final del último tramo que añadimos (la ‘alternativa’…) con el fin de evitar la carretera.
Pero, antes de comentar los avatares habidos, describamos la ruta normal, la ‘clásica’. Comienza en el pueblo de Lándraves y sigue contracorriente el curso del arroyo de la Serna o de la Vinagre, hasta el desfiladero de Las Palancas. Una vez atravesado éste, el sendero nos eleva hasta el pueblo de Munilla. Un respiro y toca ascender de nuevo, hasta el portillo Esmeril; y después bajar por la majada de las Vacas hasta el pueblo de Hoz de Arreba. Desde allí se toma un camino hacia Lándraves. Sin embargo, un km después de Hoz, cruzando el río, nos redirige a la carretera. Dos km largos por ella y estaríamos de vuelta en Lándraves.
Para evitar ese último tramo crítico, nos expusimos a ciertas vicisitudes. Las varias versiones de la ruta que conozco recorren esos dos km por carretera. Por algo será, me dije. …Mas, siendo de natural ‘complícate-la-vida’, ‘pásmate-con-lo-desconocido’, o busca-novedades, sucumbí a la tentación. No cruzamos ahí el río. Esquivamos la carretera y arriesgamos por terreno ignoto, campo y monte a través… Y así nos fue…. En ello me detengo más abajo, para alertar a los menos aventureros (o más sensatos…), y para ofrecer otras opciones.
Antes explicaré por qué rehuimos la carretera (“la parte menos placentera de la ruta”, según algunos) y afrontamos campo/monte. Sirva como aviso para otros senderistas (‘espero no estar reinventando la rueda’). En Hoz de Arreba vimos a lado de la carretera un coche aplastado frontalmente (aparatosa imagen). De corazón sensible y amygdala hiperactiva, se nos encogió aquél y saltaron las alarmas en ésta (‘es un decir’). Esa estampa abrió un muro de reservas hacia la estrecha vía motorizada (si bien, supongo que poco transitada).
En realidad, eso pudo ser una excusa. La razón esencial fue otra; más vaporosa. La ruta había sido fácil (aunque adorable) hasta allí. Necesitábamos arrancar más emociones a la excursión mediante imprevistos, sorpresas, incertidumbre; …y que, además, no incluyeran el estar pendiente de la circulación de vehículos. Necesitábamos, una vez más, y dentro de nuestras limitaciones, sentirnos exploradores y descubridores. Jovenzuelos, en definitiva. Acometer dificultades y ser capaces de superarlas. Algo que contar a los nietos. “Llámalo equis”.
Así que ‘nos liamos la manta a la cabeza’ y afrontamos 3 km de tierra virgen (del km 9,6 hasta el 12,6). Hacía bueno, despejado y con temperatura fresca, y disponíamos de tiempo (no eran aún las 11 de la mañana). “En esta época anochece tarde (malo será que para las 22 h pm no hayamos llegado…”), nos dijimos. En caso de pánico, siempre tendríamos el plan B de vuelta a la carretera, en la recámara; sólo habría que dar marcha atrás. “¡Pero, qué enormidad dices; eso nunca!”. “Admitir esa derrota vergonzosa…”.
¿Y qué pasó? Pues que fue bastante peor y, a la vez, bastante mejor de lo que esperábamos. Sea suficiente con decir, por ahora, que lo repetiríamos (aunque no animamos a nadie a que lo haga). Baste con señalar lo evidente: aquí estoy relatando la experiencia y tan contento. Algún rasguño por fuera, pero fortalecido por dentro. Hay, no obstante, una alternativa intermedia entre la ‘carretera total’ y nuestro salvaje campo/monte total, que describiré enseguida, y que puede satisfacer a algunos.
Nosotros elegimos la opción ‘salvaje’, la del ‘aventurero audaz’ (o, tarambana). Continuamos sin cruzar el río hasta casi Lándraves. Al principio, todo va bien por zonas de pradera. Pero, ya próximos al final, nos encontramos inmersos en una jungla impenetrable. En nuestro trazado se puede apreciar el ‘revoloteo’ entre el km 11,7 y el 12,2. Por fin localizamos un paso para franquear el río sin mojarnos y sin percances (#). Si te atreves con esta opción, puedes ahorrarte el ‘revoloteo’ e ir directo allí (dejo fotos) en el km 12,2. Está algo escondido entre la frondosidad. Toda esta parte no sólo fue muy excitante, sino también con un paisaje precioso.
(#) Atención: es probable que, en época de aguas crecidas, el nivel de éstas supere los pasaderos y no se pueda vadear el río sin mojarse.
Y ahora ofrezco una alternativa menos arriesgada (la intermedia); la del explorador conservador y sensato, que trata de sortear (sólo) la mitad del tramo de carretera, pero también evitar las complicaciones selváticas. En esta opción, en el km 9,6, tras dejar Hoz de Arreba, en lugar de traspasar el río e ir directamente a la carretera, puedes continuar hasta el km 11 por una zona de campo y pradera. En el km 11 hay un puentecito que te llevará enseguida a la carretera. Así habrás soslayado parte de ésta y, a la vez, habrás explorado novedades sin molestias.
Aparte de lo estimulante y emocionante de los km finales por lugares de difícil orientación y alguna incomodidad, hay numerosos aspectos de interés a lo largo de la ruta, que resumo a continuación:
-Antes de llegar al desfiladero (durante 1,4 km, desde la misma salida del aparcamiento habilitado para la ruta), tenemos una amplia senda en la que podremos saborear con intensidad cada segundo. En ella, caminamos primero bajo un denso túnel vegetal. Fantástico. Luego, se nos abre una explanada con la dentada sierra de Munilla como muralla de fondo; un paredón con picos como colmillos en hilera. Impactante.
-El angosto desfiladero de Las Palancas es, sin duda, la estrella de la ruta. El arroyo que lo atraviesa (y el caminante) queda(n) aprisionado(s) entre ciclópeos cortados de roca. Con poca agua ahora, pudimos cruzar sus dos segmentos más estrechos sin descalzarnos ni mojarnos, saltando de piedra en piedra y con el apoyo de bastones. Por si acaso, llevábamos unos botines de goma. Tras un descansillo intermedio, el segundo de los segmentos es más largo y, previsiblemente, con mayores dificultades en caso de nutrido caudal.
-Luego, el paisaje de subida hasta Munilla es impresionante. Lo es el entorno inmediato y las perspectivas montañosas más alejadas. Y ello a pesar del día nublado a esas horas de la mañana.
-Munilla tiene una bonita iglesia con quiméricos y elaborados canecillos. Además, a dos centenas de metros, se hallan varias tumbas antropomorfas esculpidas/horadadas en la piedra.
-Tras dejar Munilla, el bosque de ascenso hasta el portillo Esmeril y el posterior descenso por la majada de las Vacas, sobre todo en las partes altas y medias de ésta, aportan una gran vistosidad.
-Antes de llegar a Hoz de Arreba, y también a lo largo del pueblo, el río Trifón y sus orillas nos ofrecen puntos de particular encanto, con pequeños saltos juguetones de agua y su vegetación.
-En el tramo final, aparte del efecto mental y emocional de la vía alternativa a la carretera, ya mencionado, se disfruta de una gran variedad paisajística: suaves y floridas praderas delante, elevaciones montañosas a nuestra derecha, la frondosa ribera del río a la izquierda (y, de fondo, la ‘selva’; ésta, más controvertida).
-Lándraves, unas pocas casas arracimadas, conserva rincones muy agradables; algunos, con arte popular. Las siluetas de las aserradas montañas por encima de los tejados realzan el porte señorial del pueblo.
En suma, nada echamos en falta (si acaso, algo más de agua en el desfiladero), porque lo que vimos nos colmó las elevadas expectativas. Igualmente, nada echamos de más, nada sobró, incluido el agridulce, tan inesperado como enriquecedor, tramo final.
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/crespos-y-valle-de-munilla-82625895
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-de-los-tornos-96719509
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sendero-de-valdeahedo-hasta-el-ebro-98603895
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 54 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 515 metros (superior al que estima Wikiloc).
Es ésta una ruta senderista popular (aunque no nos encontramos con nadie). No es extraño: ofrece mucho en pocos km, con fácil orientación y relativamente baja demanda física. Bien señalizada y con terreno transitable (*). De hecho, la ruta nos pareció tan manejable que, llegado un punto (km 9,6), resultaba ‘demasiado’ plácida. La abandonamos allí y nos inventamos una alternativa hasta el final en el km 13 (no sin sorpresas…; ver debajo).
(*) Cuidado, no obstante, si el arroyo del desfiladero lleva abundante agua. Hay que ir preparados, por si acaso. Por eso la califico como ‘Moderada’; y también por la parte final del último tramo que añadimos (la ‘alternativa’…) con el fin de evitar la carretera.
Pero, antes de comentar los avatares habidos, describamos la ruta normal, la ‘clásica’. Comienza en el pueblo de Lándraves y sigue contracorriente el curso del arroyo de la Serna o de la Vinagre, hasta el desfiladero de Las Palancas. Una vez atravesado éste, el sendero nos eleva hasta el pueblo de Munilla. Un respiro y toca ascender de nuevo, hasta el portillo Esmeril; y después bajar por la majada de las Vacas hasta el pueblo de Hoz de Arreba. Desde allí se toma un camino hacia Lándraves. Sin embargo, un km después de Hoz, cruzando el río, nos redirige a la carretera. Dos km largos por ella y estaríamos de vuelta en Lándraves.
Para evitar ese último tramo crítico, nos expusimos a ciertas vicisitudes. Las varias versiones de la ruta que conozco recorren esos dos km por carretera. Por algo será, me dije. …Mas, siendo de natural ‘complícate-la-vida’, ‘pásmate-con-lo-desconocido’, o busca-novedades, sucumbí a la tentación. No cruzamos ahí el río. Esquivamos la carretera y arriesgamos por terreno ignoto, campo y monte a través… Y así nos fue…. En ello me detengo más abajo, para alertar a los menos aventureros (o más sensatos…), y para ofrecer otras opciones.
Antes explicaré por qué rehuimos la carretera (“la parte menos placentera de la ruta”, según algunos) y afrontamos campo/monte. Sirva como aviso para otros senderistas (‘espero no estar reinventando la rueda’). En Hoz de Arreba vimos a lado de la carretera un coche aplastado frontalmente (aparatosa imagen). De corazón sensible y amygdala hiperactiva, se nos encogió aquél y saltaron las alarmas en ésta (‘es un decir’). Esa estampa abrió un muro de reservas hacia la estrecha vía motorizada (si bien, supongo que poco transitada).
En realidad, eso pudo ser una excusa. La razón esencial fue otra; más vaporosa. La ruta había sido fácil (aunque adorable) hasta allí. Necesitábamos arrancar más emociones a la excursión mediante imprevistos, sorpresas, incertidumbre; …y que, además, no incluyeran el estar pendiente de la circulación de vehículos. Necesitábamos, una vez más, y dentro de nuestras limitaciones, sentirnos exploradores y descubridores. Jovenzuelos, en definitiva. Acometer dificultades y ser capaces de superarlas. Algo que contar a los nietos. “Llámalo equis”.
Así que ‘nos liamos la manta a la cabeza’ y afrontamos 3 km de tierra virgen (del km 9,6 hasta el 12,6). Hacía bueno, despejado y con temperatura fresca, y disponíamos de tiempo (no eran aún las 11 de la mañana). “En esta época anochece tarde (malo será que para las 22 h pm no hayamos llegado…”), nos dijimos. En caso de pánico, siempre tendríamos el plan B de vuelta a la carretera, en la recámara; sólo habría que dar marcha atrás. “¡Pero, qué enormidad dices; eso nunca!”. “Admitir esa derrota vergonzosa…”.
¿Y qué pasó? Pues que fue bastante peor y, a la vez, bastante mejor de lo que esperábamos. Sea suficiente con decir, por ahora, que lo repetiríamos (aunque no animamos a nadie a que lo haga). Baste con señalar lo evidente: aquí estoy relatando la experiencia y tan contento. Algún rasguño por fuera, pero fortalecido por dentro. Hay, no obstante, una alternativa intermedia entre la ‘carretera total’ y nuestro salvaje campo/monte total, que describiré enseguida, y que puede satisfacer a algunos.
Nosotros elegimos la opción ‘salvaje’, la del ‘aventurero audaz’ (o, tarambana). Continuamos sin cruzar el río hasta casi Lándraves. Al principio, todo va bien por zonas de pradera. Pero, ya próximos al final, nos encontramos inmersos en una jungla impenetrable. En nuestro trazado se puede apreciar el ‘revoloteo’ entre el km 11,7 y el 12,2. Por fin localizamos un paso para franquear el río sin mojarnos y sin percances (#). Si te atreves con esta opción, puedes ahorrarte el ‘revoloteo’ e ir directo allí (dejo fotos) en el km 12,2. Está algo escondido entre la frondosidad. Toda esta parte no sólo fue muy excitante, sino también con un paisaje precioso.
(#) Atención: es probable que, en época de aguas crecidas, el nivel de éstas supere los pasaderos y no se pueda vadear el río sin mojarse.
Y ahora ofrezco una alternativa menos arriesgada (la intermedia); la del explorador conservador y sensato, que trata de sortear (sólo) la mitad del tramo de carretera, pero también evitar las complicaciones selváticas. En esta opción, en el km 9,6, tras dejar Hoz de Arreba, en lugar de traspasar el río e ir directamente a la carretera, puedes continuar hasta el km 11 por una zona de campo y pradera. En el km 11 hay un puentecito que te llevará enseguida a la carretera. Así habrás soslayado parte de ésta y, a la vez, habrás explorado novedades sin molestias.
Aparte de lo estimulante y emocionante de los km finales por lugares de difícil orientación y alguna incomodidad, hay numerosos aspectos de interés a lo largo de la ruta, que resumo a continuación:
-Antes de llegar al desfiladero (durante 1,4 km, desde la misma salida del aparcamiento habilitado para la ruta), tenemos una amplia senda en la que podremos saborear con intensidad cada segundo. En ella, caminamos primero bajo un denso túnel vegetal. Fantástico. Luego, se nos abre una explanada con la dentada sierra de Munilla como muralla de fondo; un paredón con picos como colmillos en hilera. Impactante.
-El angosto desfiladero de Las Palancas es, sin duda, la estrella de la ruta. El arroyo que lo atraviesa (y el caminante) queda(n) aprisionado(s) entre ciclópeos cortados de roca. Con poca agua ahora, pudimos cruzar sus dos segmentos más estrechos sin descalzarnos ni mojarnos, saltando de piedra en piedra y con el apoyo de bastones. Por si acaso, llevábamos unos botines de goma. Tras un descansillo intermedio, el segundo de los segmentos es más largo y, previsiblemente, con mayores dificultades en caso de nutrido caudal.
-Luego, el paisaje de subida hasta Munilla es impresionante. Lo es el entorno inmediato y las perspectivas montañosas más alejadas. Y ello a pesar del día nublado a esas horas de la mañana.
-Munilla tiene una bonita iglesia con quiméricos y elaborados canecillos. Además, a dos centenas de metros, se hallan varias tumbas antropomorfas esculpidas/horadadas en la piedra.
-Tras dejar Munilla, el bosque de ascenso hasta el portillo Esmeril y el posterior descenso por la majada de las Vacas, sobre todo en las partes altas y medias de ésta, aportan una gran vistosidad.
-Antes de llegar a Hoz de Arreba, y también a lo largo del pueblo, el río Trifón y sus orillas nos ofrecen puntos de particular encanto, con pequeños saltos juguetones de agua y su vegetación.
-En el tramo final, aparte del efecto mental y emocional de la vía alternativa a la carretera, ya mencionado, se disfruta de una gran variedad paisajística: suaves y floridas praderas delante, elevaciones montañosas a nuestra derecha, la frondosa ribera del río a la izquierda (y, de fondo, la ‘selva’; ésta, más controvertida).
-Lándraves, unas pocas casas arracimadas, conserva rincones muy agradables; algunos, con arte popular. Las siluetas de las aserradas montañas por encima de los tejados realzan el porte señorial del pueblo.
En suma, nada echamos en falta (si acaso, algo más de agua en el desfiladero), porque lo que vimos nos colmó las elevadas expectativas. Igualmente, nada echamos de más, nada sobró, incluido el agridulce, tan inesperado como enriquecedor, tramo final.
RUTAS CERCANAS:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/crespos-y-valle-de-munilla-82625895
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-de-los-tornos-96719509
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sendero-de-valdeahedo-hasta-el-ebro-98603895
Waypoints
Comments (4)
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tengo pendiente ATRAVESAR el desfiladero
todos los años digo....cuando llegue el verano voy
a ver si este si que toca
que suerte que vais dos de ruta
yo suelo ir solo y .....es peor.....
gracias por fotos y descripcion
Gracias, MiraBurgos. Aunque algo alejada (de la ciudad), la ruta bien merece la pena. Mejor, aprovecha un día soleado y con buena visibilidad (...aunque no necesariamente es así en todas las rutas...).
yo fui en FEBRERO de 2019
una ruta que aún recuerdo
el desfiladero iba a tope de agua
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/3-valles-arreba-castillo-de-arreba-las-palancas-munilla-crespos-poblacion-de-arreba-feb19-arboles-c-33440323
Veo que te quedaste 'a las puertas'. Sí, es aconsejable llevar calzado apropiado. Y, aún así, depende del nivel y el ímpetu del curso de agua.