61. Desfiladero de Los Tornos

INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 44 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 297 metros (inferior al que estima Wikiloc).


Realizamos esta ruta el 30 de julio de 2021 (subida a la Web de Wikiloc el 3 de marzo de 2022). Para guiarnos en su itinerario, utilizamos entonces la descripción y mapas proporcionados en el blog ‘Sendas de Burgos’ (http://sendasdeburgos.blogspot.com/2013/12/desfiladero-de-los-tornos.html). Para la ruta ahora subida, hemos reconstruido fielmente nuestro propio itinerario, que se ajusta en gran medida al original en ‘Sendas de Burgos’.

Recorrimos la primera mitad de la travesía, de Tudanca de Ebro a Cidad de Ebro, con relativa facilidad. La senda hasta allí es bastante evidente. Sin embargo, la orientación se complicó en varios puntos durante el regreso desde allí a Tudanca. En gran parte, esto se debió, primero, a la muy espesa y alta vegetación en la ribera izquierda (oeste, o río abajo) en esa época del año, que borraba todo indicio de posible sendero en muchos tramos. Y después, ya sin el argumento de la frondosidad vegetal, en la parte más pedregosa o rocosa, la senda tampoco era perceptible siempre. En cualquier caso, continuamos adelante sin mayores dificultades.

Es una ruta relativamente corta y parte del trazado es casi llano, así que las demandas físicas no son elevadas. No obstante, a la ida hay algunas rampas en zigzag por suelo pedregoso. Es más, un tramo importante durante la vuelta requiere subir a una zona de riscos y peñascos. Todos esos dientes de sierra le aportan un enorme atractivo a la excursión, permitiéndonos disfrutar de las vistas del desfiladero y del río Ebro desde arriba. Pero, obviamente, el desnivel acumulado y, en consecuencia, la exigencia física se incrementan. Igualmente, estas partes conllevan una cierta incomodidad y un poco de riesgo de resbalones y caídas. Este último, no obstante, se puede controlar con precaución, simplemente.

Tras el inicio de la ruta en Tudanca de Ebro, recorreremos 1 km a lo largo de la orilla del río. Habrá que ascender después por unas rampas escarpadas durante otro km, y después bajar ya más suavemente por una zona de monte arbolado con sendero bien definido hasta la vera del río, de nuevo. Una senda nos conducirá a Cidad de Ebro. Una vez atravesado el largo puente sobre el río, se inicia una zona con densa vegetación, que puede superar la altura de una persona. Allí inmerso, le vienen a uno a la mente (un poco exageradamente) las expediciones (de otros) por las selvas amazónicas y la idea de un conveniente machete para abrirse paso.

En “la selva” continuamos durante más de un km, hasta llegar a un amplio claro, una pradera, al final de la cual giramos a la derecha, separándonos del río. Tomamos un camino que sube hacia Vallejo de Manzanedo, pero nos desviamos a la izquierda bastante antes. Ahora toca trepar y cruzar una zona de riscos. Nos esperan espectaculares panorámicas del cañón y las gargantas que se estiran serpenteantes debajo, hendidas por el río. También los propios riscos ofrecen en sí mismos vistas dignas de contemplar, con sus agrestes formas pétreas; a veces ceñudas; otras, amables y risueñas.

Recorrido y superado ese trecho de unos 2 km, nos reubicamos en la orilla del Ebro, a su mismo nivel. Ya sólo queda pasear plácidamente hasta el puenDecillo de Tudanca, y atravesarlo. Permítanseme la “D” y el “illo”, cariñosamente, ambos: es como un puente muy bajo, casi al ras de la superficie del agua, enfrentándose valiente a un gigante, el voluminoso Ebro; abombado el puente en convexo contra la corriente, como “sacando pecho” a lo largo de 60-70 metros, juguetea con el río, sacándole remolinos por sus arcos. …Cual duende.

El mayor activo de la ruta es el río Ebro y la forma que ha dado al terreno circundante. Aprovechando las presiones geológicas que han elevado montañas y creado pliegues tectónicos, el río, caudaloso, se ha hecho sitio; ha construido un camino hendiendo profundos surcos. En su labor de ingeniero zapador, se ha buscado la vida. Omnipresente, siempre va a nuestro lado o a un tiro de piedra. A veces la frondosísima vegetación estival nos impide verlo, pero casi nunca dejamos de oír su rumor. Generalmente nos acompaña sosegado y manso, cuando el cauce amplio le da espacio. Pero se encabrita saltarín cuando las paredes rocosas le aprisionan o los pilares de los puentes se interponen en su fluir. Nunca llega a parecer enfadado, pero su imparable caudal y la insondable profundidad que se presiente bajo la superficie imponen respeto.

En esta excursión no hubo ninguna anécdota intensa, de esas que se aferran indelebles a los recuerdos, personalizando así la experiencia vivida. Pero sí hubo un detalle inusual y también amable sobre la naturaleza humana. Pasamos junto a varios pescadores unos 3 km antes de Cidad de Ebro, al lado del río. Hola y adiós; todo normal. Alejados unos 500 metros, y fuera de su vista, teniendo en cuenta la abundante vegetación, encontramos algunos bártulos sobre un tronco de árbol caído; incluido un teléfono móvil (y yo juraría que vimos una cartera). Hasta casi nos costó atar cabos y pensar “no pertenecen a ningún desaparecido…”; “y no han sido olvidadas…”; “tienen que ser de los pescadores”. Confiados ellos. Debe ser que las gentes que por aquí transitan son buena gente (…y nos miramos en el espejo…).

(*) Esta ruta se puede enlazar inmediatamente con otra que llega hasta Tudanca de Ebro desde Ahedo del Butrón, por el desfiladero de Valdeahedo ( https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sendero-de-valdeahedo-hasta-el-ebro-98603895 ). Algún intrépido senderista las ha unido en una misma excursión; quizá aprovechando el viaje hasta este apartado lugar (ya se sabe..., lo de "los dos pájaros..."). Pero así resulta bastante larga. Además, cada una por separado tiene sus sabores propios y deja suficientemente satisfecho al viajero.