3. Desfiladero del río Homino

INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 36 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 286 metros (superior al que estima Wikiloc).


Seguimos esta ruta guiándonos por el trazado de 'Angelbur' en Wikiloc ( https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-del-homino-8490947 ) y recogimos información correspondiente a ella en sus ‘Sendas de Burgos’. Dado que la ruta es corta, añadimos casi 2 km a la original en algunos puntos. Entre otros, nos desviamos hasta el mirador sobre el desfiladero del Homino, al final de la ruta, de vuelta a Hontomín, donde la habíamos iniciado.

Realizamos la excursión en un día gris y muy nublado. La reducida luminosidad nos impidió apreciar la singular belleza cromática de la tierra, de un color ocre fuerte, en contraste con el verdor vegetal. Aun así, aunque algo parco en maravillas, todo el trayecto nos pareció muy bonito y merecedor de una visita. A ello se añaden como argumentos favorables la facilidad de orientación (la ruta está bien señalizada) y la baja exigencia física (corta en longitud y de escasa pendiente, salvo varias pequeñas rampas), además de su cercanía respecto a la ciudad de Burgos.

En su camino desde el borde oriental del Páramo de Masa hacia las llanuras de La Bureba, el río Homino ha excavado, impetuoso, unas profundas grietas en el blando terreno arcilloso. Se han formado así unas llamativas cárcavas, que a ratos dejan a la vista su piel desnuda y otros se cubren de verde vegetación. En lo profundo de la hendidura que forma el valle, las cárcavas regadas por el Homino han dejado brotar un frondoso vergel, con plantas semi-exóticas que uno no esperaría encontrar en estos parajes más bien áridos alrededor.

La primera parte de la ruta (primer tercio) tiene un paisaje de apariencia mesetaria, algo yermo y desolado, como una extensión del páramo. No por ello deja de ser interesante y bonita también, e invita a la elevación espiritual en calma y soledad frente a horizontes abiertos. Pero es esa parte la que sufrió probablemente una merma notable en su atractivo a causa del cielo plomizo y escaso de luz en ese día.

En cuanto descendemos al valle u hondonada de la cárcava principal que forma el río, el aspecto cambia radicalmente. El entorno que bordea el curso del Homino semeja una combinación entre bosque, jardín y selva en miniatura (ójala se alargase más!). Entre toda esa frondosidad nos movemos por marcados senderos serpenteantes, acompañados por el rumor cantarín, con voz de barítono, del arroyo hecho adulto. Aún encontramos los restos de algún molino a su vera; señal de que su caudal movía las pesadas ruedas de moler. Y, para confirmarlo tenemos, hacia el final, el salto de la Cascada de la Salerilla; de reducidas dimensiones, pero encantadora igualmente.

El recorrido del valle o desfiladero ocupa casi las dos terceras partes de la ruta. Pero, una vez de regreso, casi a la entrada del pueblo de Hontomín, merece todavía la pena un anexo: desviarse hacia la izquierda y hacer un corto paseo por llano hasta el mirador. Las vistas desde ese punto proporcionan una especie de compendio, un resumen del conjunto de la ruta: el páramo, las cárcavas, y la frondosidad del valle. Muy recomendable.