Desfiladero del río Purón y ruta de Santa Ana

El sendero comienza en Herrán, un pueblo del valle de la Tobalina al que se accede desde Trespaderne. El pueblo dispone de un aparcamiento a las afueras para los visitantes, pero por no ser festivo, cuando llegamos aparcamos junto al lavadero y a un antiguo molino donde comienza el sendero hacia el desfiladero del río Purón. Este transcurre junto al río y el camino está bien señalizado. El río discurre a un nivel inferior al del sendero.
Llegamos a la primera garganta y al puente que se encuentra en el punto más estrecho. Se supone que fueron los romanos los primeros que construyeron este paso por el río, ya que por aquí pasaba una antigua calzada. Nada más pasar este punto, a la izquierda, bajo la roca, hallamos la subida a los restos de la ermita de San Roque y San Felices, encaramada a la pared. Sólo quedan ya las ruinas. El camino continúa entre las paredes paralelas que forma la sierra y continuamos hacia la segunda garganta. En este punto ya estamos en Álava. Dejaremos a nuestra derecha el camino de subida al monte Santa Ana, otro paso que atraviesa la sierra y por el que regresaremos.
Justo antes de llegar al segundo estrechamiento, dejamos a nuestra izquierda una espléndida cascada. El camino se introduce de nuevo por una garganta, esta vez más abrupta. El río la atraviesa salvando pequeños saltos para cubrir los desniveles. Después de pasar por una zona de pinos encontramos un desvío escalonado hasta el río. Bajamos y llegamos a una bonita cascada. Subimos de nuevo al sendero y siempre siguiendo el curso del río, avanzamos dejando ya atrás el desfiladero, a la búsqueda del pueblo de Ribera, emplazado sobre una explanada. Finalmente encontramos un prado al que se accede cruzando un portillo, de igual manera que al salir de este cruzaremos otro. Llegamos al pueblo abandonado de Ribera, con su iglesia románica que se mantiene en pie y seguimos las indicaciones del sendero de Santa Ana. Éste estaba bastante fangoso e impracticable debido a las lluvias recientes y pisadas del ganado y teníamos que ir con mucho tiento para no caer. Seguimos subiendo paralelos a un prado hasta llegar a una zona de pinos, algunos caídos sobre el sendero. Subimos hasta encontrar el desvío al monte Santa Ana. Desistimos de subir pues empezaba a lloviznar y continuamos la bajada por una senda rocosa. El sendero baja hasta llegar al desvío que dejamos atrás anteriormente a la ida, cerrando el círculo. Continuamos el recorrido repitiendo ya este tramo hasta llegar de nuevo a Herrán.