Deshielo en Sierra Nevada: Veleta por la cresta. Neveros y lagunas. Chorreras del Molinillo (circular desde Hoya de la Mora)

Inolvidable ruta que lo ha tenido todo, pero sobre todo diversión a raudales. Tanto que en muchos momentos tenía la sensación de estar en un parque de atracciones, donde la atracciones no eran sino retos montañeros muy diversos que trataré de relatar a continuación. Pero antes es de justicia agradecer a nuestro fantástico guía y amigo Juanjo, sin cuya pericia montañera y su extenso conocimiento de Sierra Nevada, no habría sido posible que nuestro periplo terminara con un rotundo éxito.

Elegimos un día perfecto para la realización de la ruta, con la sierra reventado agua por todos lados gracias a un deshielo en su cúlmen. Quedaban neveros, pero la inmensa mayoría rodeables; además, su piso era agradable y seguro. No obstante, el Río Dílar llevaba un caudal enorme y su paso resultó peligroso (abajo más detalles). Es por ello que aunque la he valorado como MUY DIFÍCIL, voy a dividirla en partes por si algún montañero prefiere quitar alguna por su dificultad física o, sobre todo, técnica. La dificultad técnica de la ruta puede variar muchísimo dependiendo de las condiciones de nieve y de las meteorológicas.

Atracción 1: Subida al Veleta por la cresta

Este tramo tiene una dificultad MODERADA. Partimos de la Hoya de la Mora. En Posiciones nos desvíamos hacia la cresta, muy divertida y con preciosas vistas a los tajos del Veleta y el Barranco del Guarnón. Aunque una cresta siempre hay que hacerla con ojo, la dificultad de esta parte es más física que técnica. La roca agarraba bastante bien en seco y solo tuvimos que tener cuidado en unos planos inclinados. Preciosas vistas desde arriba al resto de los colosos de la sierra, fotos de rigor y para abajo hacia el Refugio de la Carihuela.

Atracción 2: Bajada por los neveros de la pista de la Carihuela. Lagunas

La dificultad de este tramo, con el tipo de nieve que hemos tenido hoy, ha sido FÁCIL. La nieve estaba dura sin estar resbaladiza. Como es zona de pista de esquí, estaba bastante prensada. Probablemente también ayudaba al agarre la arena de la calima. Así que los bajamos al trote, mucho más rápido que si hubiéramos tenido que bajar por vereda o por piedra. La Laguna de la Vírgen estaba todavía sepultada de nieve, pero a partir de esta ya empezaba a correr el agua. Incluso vimos algún pequeño túnel de hielo. Seguimos alternando neveros y veredas pasando por todas las lagunas, hasta la última y más bella: el Lagunillo Misterioso y sus preciosos colores. Repusimos agua en su manantial y nos avituallamos antes de empezar a bajar por el río que sale del lagunillo y forma el Barranco Misterioso, que se va despeñando en bellas chorreras, modestas para lo que nos esperaba poco después.

Atracción 3: Bajada por las Chorreras del Molinillo

La dificultad de este tramo ha sido DIFÍCIL. Cruzamos el Barranco Misterioso y también la chorrera que bajaba desde la Laguna Carnero, para darnos de bruces con la cabecera de las mastodónticas Chorreras del Molinillo. Las bajamos por su lado izquierdo con mucha precaución, pues el terreno está muy suelto y una caída puede suponer aquí un problema. Descender los más de cien metros de cascada supone un espéctaculo soberbio, que deja estampas inolvidables en la retina del montañero. Nuestro guía nos aseguró que no recordaba un caudal tan grande. Parándonos muchas veces para fotografíar tamaña maravilla, terminamos llegamos al cauce del Dílar. Pero antes de encararlo, tuvimos que pasar por debajo de la chorrera, por una especie de túnel de agua muy divertido donde volvimos a ponernos el cortavientos plástico para disminuir el remojón.

Atracción 4: Cruce del Río Dílar y Prados del Piornal

La dificultad de este tramo ha sido SOLO PARA EXPERTOS, pero solo debido al enorme caudal del Dílar y su dificultad para pasarlo. En otras condiciones, será un vadeo fácil y sin problemas; pero hoy la opción que elegimos, aunque no fue muy complicada, no admitía errores. Donde mejor vimos para saltar (unos dos metros de salto sin mucha posibilidad de coger carrera), había una cascada a escasos metros donde la corriente nos hubiera dirigido en pocos segundos. El salto fue asequible, pero peligroso. Las otras opciones eran subir por su margen izquierda hasta encontrar mejor opción, quizá descalzándose; o seguir río abajo hasta poder vadear en algún sitio con menos pendiente y, por tanto, con menos fuerza. Insisto que el salto no era gran cosa, pero un error suponía muerte segura.

A partir de aquí la dificultad técnica baja a MODERADO, pues consistía en subir por los Prados del Piornal, entre borreguiles y cantos, para llegar a las pistas y veredas que nos devolvieran a la Hoya de la Mora. Este tramo es muy bello, donde nos encontramos una manada de caballos salvajes, con unas panorámicas preciosas a la zona del Tozal del Cartujo y del refugio del Elorrieta. Pasados los prados, solo quedaba elegir bien los caminos para volver al inicio.