Dos Hermanitos y Torreón por dehesa de Candelario - Sierra de Béjar (Gredos Occidental)

Hora Inicio: 05/20/2017 09:16

Hora Fin: 05/20/2017 17:02

Distancia recorrida: 14,2 km (07:46)

Tiempo en movimiento: 03:43

Velocidad media: 1,82 km/h

Vel. en Mov.: 3,81 km/h

Velocidad Máxima: 7,05km/h

Altura Mínima: 1359 m

Altura Máxima: 2341 m

Velocidad Ascenso: 316,2 m/h

Velocidad Descenso: -273,5 m/h

Ganancia Altitud: 1123 m

Pérdida Altitud: -1101 m

Tiempo Ascenso: 03:33

Tiempo Descenso: 04:01

Señalización: La ruta está marcada con señales de PR (amarillas y blancas) en el tramo de pista forestal y con hitos una vez que tomamos la senda de montaña.

Descripción: La ruta descrita comienza en la pista forestal de la Dehesa de Candelario, poco antes de coger la senda de la Loma del Cascanueces. Desde el aparcamiento hasta este punto hay aproximadamente 3,5km de pista forestal, que habría que añadir a la marcha. (Desde el aparcamiento de la Dehesa de Candelario, en la carretera que une esta localidad con La Garganta y justo antes de llegar al Puente de los Avellanares, tomamos la pista forestal que parte de él. Después de unos pocos metros nos encontramos con dos porteras, una a la izquierda, cerrada con cadena y candado, que corresponde al aula de la naturaleza, y otra a la derecha que será la que tomemos. El camino empieza atravesando una "dehesa" de robles y, siguiendo las vueltas y reveltas, siempre continuando por la derecha en caso de bifurcaciones, los robles comienzan a mezclarse, poco a poco con los pinos, quedando al final únicamente estos).

En una revuelta pronunciada, que gira en sentido antihorario, deberemos abandonar la cómoda pista forestal para internarnos en una senda de montaña. El punto en concreto está unos metros después de la curva y se encuentra señalizado por un hito bastante visible. La nueva vereda nos lleva entre escobas, retamas y piornos, en una pronunciada cuesta, a través de una cuerda (la loma del Cascanueces) que nos irá internando en la margen izquierda del valle del río Cuerpo de Hombre. Siguiendo los hitos, la senda gira a la derecha llevándonos a unas pequeñas cascadas mediante las que el aún arroyo (más tarde río Cuerpo de Hombre, que abastece a la ciudad textil) salva el desnivel rocoso. Seguimos la dirección de ascensión del valle y llegamos al bello paraje de Hoya Cuevas, caracterizado por los meandros del río, que deberemos cruzar por unas rocas dispuestas para ello, si la crecida no nos lo impide, en cuyo caso será preciso descalzarse. En cualquiera de los dos casos, no tiene dificultad ni peligro alguno.

Desde aquí tomamos la ladera que queda a nuestra derecha, en dirección al refugio que vemos en la pequeña hoya superior. Seguimos la senda que se presenta en dirección W, y que posteriormente virará a dirección SE, tomando la cuerda de Los Dos Hermanitos. En este punto, durante unos minutos perdimos la senda, recuperándola poco más tarde, entre las retamas, casi al borde de la ladera.

Tras una bonita pero dura ascensión llegamos al primero de los Dos Hermanitos. Poco más adelante nos encontramos con el segundo Hermanito, cuya cima requiere una pequeña, pero no por ello fácil trepada. Como teníamos pensado llegar hasta el Torreón, dejamos el intento para otro día. Nos encaminamos pues hasta el vértice geodésico del Torreón (en los mapas del IGN aparece como Calvitero), cumbre de Extremadura. Para ello debemos pasar por las inmediaciones del Collado de los Buitres, que, más tarde utilizaremos para bajar hasta Hoya Moros y remontar un pequeño cerro. Desde este balcón, podemos contemplar las vistas que se nos ofrecen: hacia el norte el precioso valle glaciar de Hoya Moros; hacia el sur, en primer término, la Nijarra, los Campanarios y el Pinajarro, y más allá, la inmensidad del Valler del Jerte, recortado por las cumbres aún nevadas de la maravillosa Sierra de Barco.

Tras deleitarnos con la panorámica, retomamos el camino, como dijimos, hacia el Collado de los Buitres que, siguiendo el curso del arroyo, nos conduce hasta las charcas de Venerofrío, nacimiento del río Cuerpo de Hombre, en el paraíso llamado Hoya Moros. Aquí aprovechamos para comer un merecido bocadillo y relajar los pies en las gélidas aguas del deshielo, antes de emprender de nuevo la marcha.

Continuando el cauce del río (aún arroyo), atravesamos una zona rocosa, no sin antes tener que descalzarnos para atravesarlo (dependiendo de la épcoa del año, en primavera, lógicamente, es necesario). El pasadizo de rocas da salida a una nueva llanura, donde el río sigue su descenso hacia Hoya Cuevas. Antes de alcanzar un nuevo escalón, debemos volver a cruzar el río por un paso obvio y sencillo. Tras en descenso pedregoso, llegamos de nuevo a Hoya Cuevas. Manteniéndonos siempre en el lado derecho del cauce, llegamos al punto en el que el meandro se descuelga por las rocas, en un tímido salto. De nuevo, alcanzamos la Loma del Cascanueces, que nos dejará en la pista forestal de la que partimos.