Durón, Budia, El Olivar

Son tres pueblos en la falda norte (que mira al sur) del barranco del Tajo, los tres muy distintos. Es una marcha muy apropiada para días con peligro de lluvia porque en caso de necesidad encontraremos refugio en los atrios de sus iglesias y ermitas.

Partimos de Durón en dirección incorrecta para cruzar la pintoresca Hoz Angosta. Poco después tomamos un camino en sentido opuesto que acaba dejándomos en la carretera de Budia. Seguimos cosa de 1 km por ella hasta encontrar el camino de la ermita de Santa Ana, que nos mete en el pueblo por la entrada antigua, junto al rollo (que aquí llaman Patíbulo).

Budia es un pueblo de aspecto árabe, como dice Cela, pero con mucha historia posterior que el lector puede averiguar en Internet (p.e. en Wikipedia). Acertamos a encontrar abierta su iglesia post-gótica renacentista, que visitamos unos segundos, vigilados por cuatro señoras de menos edad que desconfianza. Seguimos por la plaza a El Calvario, la ermita de Santa Lucía y el ruinoso convento carmelita, hoy cementerio. Pero lo que más le llama la atención a este caminante es la cabaña circular que sirvió en sus días para almacenar nieve. Su increíble cúpula es un estupendo ejemplo de ingeniería popular. Encontramos muchas cabañas como ésta por La Alcarria, pero ninguna de estas dimensiones.

Dejamos Budia para continuar nuestra subida a El Olivar. Su situación lo convierte en un balcón sobre el Tajo y el embalse de Entrepeñas; la vista es espléndida. Además, El Olivar ha sido maravillosamente reconstruido y rehabilitado todo él, al modo de Patones, en Madrid, Pedraza, en Segovia, Urueña, en Valladolid, etc. Reconociendo su innegable encanto, nos parece, sin embargo, que su estética se ha ajustado más a las reglas de lo rural convencional que a la sobriedad tradional alcarreña.

La naturaleza más bonita de nuestra excursión la encontramos al descender más de 300 m desde El Olivar al valle, por una senda sinuosa que atraviesa parches de robledales autóctonos y huertos de olivos en perfecta armonía. (Esta senda es ideal para subir en mañanas frías de invierno con sol en popa.)

Llegamos finalmente a Durón y lo cruzamos. Es un pueblo bonito, más resguardado que El Olivar y con un urbanismo más sereno que el de Budia, aunque también escoge la ladera antes que el llano.

POST DATA. ADVERTENCIA. En los extremos de la Hoz Angosta han instalado sendos carteles de "Acceso restringido temporalmente a senderismo, bicicletas y vehículos de 1 DE FEBRERO A 1 DE JUNIO por protección de fauna amenazada". (Me pregunto cuánta fauna se salvará por proteger 1/2 kilómetro de hoz. Y qué tendrá que hacer el senderista que se tope con el cartel ya de vuelta a Durón.)