Durón: Hoz Angosta, Ermita de la Esperanza, Entrepeñas

Volvemos a hacer una ruta por La Alcarria. Esta vez vamos a visitar la bastante desconocida Hoz Angosta y tres ermitas de la zona.

Iniciamos la andadura en el bonito y cuidado pueblo de Durón, justo en la Ermita de la Soledad. Callejeamos por el pueblo, visitando una hermosa fuente barroca y la Iglesia de Nuestra Señora de la Cuesta.

Enseguida salimos del pueblo. A las afueras nos encontramos con una picota, que data del siglo XVI y que otorgó el titulo de Villa a la población. Más allá de la misma, hay un pequeño merendero al borde del Arroyo de la Vega. Tomamos un pequeño sendero que hay al otro lado del arroyo. Se trata de la ruta del Garduño de Cela. El camino discurre por un bosque de ribera. Más adelante, pasamos por las ruinas de un molino de agua. Seguimos hacía delante, como si nos dirigiéramos a Budia. Nos desviamos y descendemos por un pequeño sendero que hay a la derecha del camino. Este sendero nos lleva de nuevo al Arroyo de la Vega. Cruzamos el mismo por un curioso puente hecho de troncos. Una vez en el otro margen, ascendemos hasta que llegamos a la carretera, la cual cruzamos y tomamos el camino que hay al otro lado de la misma.

El camino discurre por un desafortunadamente abandonado olivar. Es una suave subida. Pasamos por una par de colmenas y comenzamos a empezar a divisar el Barranco del Durón. Comenzamos después a descender y salimos a la pista. Tomamos la misma a la derecha. Nos lleva directamente a la Hoz Angosta. Debemos considerar que el acceso a la misma está prohibido del 1 de febrero al 1 de junio para proteger la fauna. La hoz apenas tiene quinientos metros pero es de una espectacular belleza. Como bien dice su nombre, se trata de un estrecho barranco entre altas paredes. Divisamos un par de buitres en lo alto. Suponemos que existe en el barranco una colonia más numerosa, ya que después veremos cerca de la Ermita de la Esperanza una numerosa bandada.

Enseguida salimos de la hoz y llegamos a El Villar, un barrio de Durón. Desde aquí torcemos a la izquierda para tomar dirección este. El camino, desde el cual empezamos a divisar el Embalse de Entrepeñas, desemboca en la carretera, caminamos un centenar de metros por el arcén de la misma y la cruzamos para seguir por una pista de tierra al otro lado. Ahora vamos dirección sur hacía el embalse. Salimos a una pequeña pista asfaltada. Avanzamos por la misma unos seiscientos metros hasta que la abandonamos al tomar un pequeño sendero a la izquierda de la misma. Este sendero asciende entre algunas parcelas hasta que llegamos de nuevo a la carretera. Avanzamos de nuevo por la misma unos pocos metros hasta que tomamos una antigua pista asfaltada que nos va a llevar hasta la Ermita de Nuestra Señora de la Esperanza. Desde aquí disfrutamos de unas maravillosas vistas del Embalse de Entrepeñas. Al este distinguimos la singular silueta de las Tetas de Viana. Al norte de éstas, vemos las dos torres de refrigeración de la Central Nuclear de Trillo. Al lado de la Ermita, se encuentra también un pequeño antiguo monasterio.

Después de recrearnos con las vistas, abandonamos la Ermita y ahora deshacemos el camino esta vez bajando hasta volver a la pista asfaltada. Abandonamos ésta y avanzamos por las pistas que hay por una zona que suponemos se inunda cuando el embalse está en su nivel óptimo. Estas sendas nos llevan a una urbanización con algunas espectaculares parcelas y casas. En mitad de la misma nos encontramos con la Carrasca Centenaria. Seguimos por la calle, que nos lleva directamente a la Ermita de Santa Bárbara, justo en el cruce de las carreteras. Al otro lado, se encuentra el bar restaurante El Cruce, en el que paramos para tomar una cerveza. Al final, se está tan bien en la terraza al sol, que nos demoramos casi una hora. Después del refrigerio, nos dirigimos de nuevo a Durón y enseguida llegamos al coche.

Interesantísima ruta, con muy diferentes zonas.

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Época recomendada: primavera, otoño e invierno.