Eibar-Egoarbitza (733 m)- Azkonabieta (728 m)- Azurtzamendia (659 m)- Galdaramuño (664 m)- Topinburu (596 m)- Eibar
near Ipuruaga, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
Amena circular desde Eibar a 5 cumbres pertenecientes a los Montes de Elgeta.
De las 5 cimas, 4 son centenarias. Es un número muy alto para un recorrido de 19 kilómetros. No es habitual hacer 4 centenarios en un mismo día con tanta facilidad.
Los denominados Montes de Elgeta se hallan muy humanizados con antenas en varios de ellos. Además son sometidos a explotación forestal y talados con bastante frecuencia.
Pero a pesar de lo que decimos todavía conservan retazos de belleza.
Y, sin ninguna duda, Egoarbitza es un perfecto ejemplo.
El cono rocoso que lo corona y su bello sendero por el cordal suponen todo un aliciente.
Aun conserva hayas y encinas. Arboles ambos de características y requerimientos tan distintos que nos ha sorprendido verlos juntos en algún tramo.
No solo Egoarbitza posee algo de hayedo. También algo queda en Azkonabieta y en Galdaramuño.
Topinburu, en cambio, ha sido recientemente talado y poco arbolado autóctono debe poseer hoy en día.
Hemos de tener especial cuidado en la subida de Egoarbitza desde el momento en el que las zigzagueantes pistas se transforman en sendero pues el muy presente barro nos hará avanzar con incomodidad. Bajar por esta vertiente igual no es muy recomendable en época de lluvias.
Tras coronar Egoarbitza y de sus buenas vistas que le otorgan sus significativos 265 metros de prominencia, hemos de afrontar con especial atención el primer tramo de descenso hasta que lleguemos a un refugio particular. El barro presente y un mínimo destrepe requerirán que bajemos despacio para no tropezar.
Después llegaremos al alto de Karabieta atravesando una amplia zona talada y pistas con mucho barro de nuevo.
De Karabieta a Azkonabieta es bastante más sencillo. Se trata de seguir la pista cementada que conduce a la antena cimera. En su parte final la dejamos para subir por una empinada senda que sale a nuestra derecha.
Nuevo descenso a otro collado y emprendemos la subida hasta Galdaramuño pasando antes por la humilde elevación de Asurtzamendia en la que se ha colocado un casero buzón con un bote de cristal encintado al tronco de un acebo.
Poco más adelante, estaremos en Galdaramuño, cima también ocupada por una antena.
Es curioso el origen etimológico de este topónimo que traducido al castellano viene a ser la colina (muñoa) de la caldera (galdara). Así de primeras no hemos sabido encontrar mucha relación entre este monte y una caldera, entendida ésta como una depresión circular al estilo de la hoya de Galdara en la sierra vizcaina de Legarmendi/Aramotz o del estilo del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente en la isla de La Palma, depresión redondeada que se encuentra flanqueada de altos riscos.
De Galdaramuño descenso a la ermita de Santiago y al pequeño barrio de Asurtza para coronar Topinburu,la última y más baja montaña de la ruta.
Ojo al tramo de descenso directo de esta cima a la ermita de San Salvador. La senda es inapreciable y abundan las pinchudas argomas. La tala a la que se ha sometido a esta ladera ha hecho desaparecer el buen camino que conocíamos de años atrás.
De la citada ermita iniciaremos un rápido descenso a Eibar a través de una plácida pista de hormigón que se convertirá en asfalto más abajo.
Salud y montaña.
De las 5 cimas, 4 son centenarias. Es un número muy alto para un recorrido de 19 kilómetros. No es habitual hacer 4 centenarios en un mismo día con tanta facilidad.
Los denominados Montes de Elgeta se hallan muy humanizados con antenas en varios de ellos. Además son sometidos a explotación forestal y talados con bastante frecuencia.
Pero a pesar de lo que decimos todavía conservan retazos de belleza.
Y, sin ninguna duda, Egoarbitza es un perfecto ejemplo.
El cono rocoso que lo corona y su bello sendero por el cordal suponen todo un aliciente.
Aun conserva hayas y encinas. Arboles ambos de características y requerimientos tan distintos que nos ha sorprendido verlos juntos en algún tramo.
No solo Egoarbitza posee algo de hayedo. También algo queda en Azkonabieta y en Galdaramuño.
Topinburu, en cambio, ha sido recientemente talado y poco arbolado autóctono debe poseer hoy en día.
Hemos de tener especial cuidado en la subida de Egoarbitza desde el momento en el que las zigzagueantes pistas se transforman en sendero pues el muy presente barro nos hará avanzar con incomodidad. Bajar por esta vertiente igual no es muy recomendable en época de lluvias.
Tras coronar Egoarbitza y de sus buenas vistas que le otorgan sus significativos 265 metros de prominencia, hemos de afrontar con especial atención el primer tramo de descenso hasta que lleguemos a un refugio particular. El barro presente y un mínimo destrepe requerirán que bajemos despacio para no tropezar.
Después llegaremos al alto de Karabieta atravesando una amplia zona talada y pistas con mucho barro de nuevo.
De Karabieta a Azkonabieta es bastante más sencillo. Se trata de seguir la pista cementada que conduce a la antena cimera. En su parte final la dejamos para subir por una empinada senda que sale a nuestra derecha.
Nuevo descenso a otro collado y emprendemos la subida hasta Galdaramuño pasando antes por la humilde elevación de Asurtzamendia en la que se ha colocado un casero buzón con un bote de cristal encintado al tronco de un acebo.
Poco más adelante, estaremos en Galdaramuño, cima también ocupada por una antena.
Es curioso el origen etimológico de este topónimo que traducido al castellano viene a ser la colina (muñoa) de la caldera (galdara). Así de primeras no hemos sabido encontrar mucha relación entre este monte y una caldera, entendida ésta como una depresión circular al estilo de la hoya de Galdara en la sierra vizcaina de Legarmendi/Aramotz o del estilo del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente en la isla de La Palma, depresión redondeada que se encuentra flanqueada de altos riscos.
De Galdaramuño descenso a la ermita de Santiago y al pequeño barrio de Asurtza para coronar Topinburu,la última y más baja montaña de la ruta.
Ojo al tramo de descenso directo de esta cima a la ermita de San Salvador. La senda es inapreciable y abundan las pinchudas argomas. La tala a la que se ha sometido a esta ladera ha hecho desaparecer el buen camino que conocíamos de años atrás.
De la citada ermita iniciaremos un rápido descenso a Eibar a través de una plácida pista de hormigón que se convertirá en asfalto más abajo.
Salud y montaña.
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