El Almorchón. En Cieza.

Antes de leer el detalle de la ruta lee este aviso de exención de responsabilidad:
"Las rutas que subo aquí sólo son un relato de mis salidas al monte con el fin de que me sirva de referencia para próximas ocasiones. Con la dificultad y características que tienen para mí, mis condiciones físicas y mi experiencia por el monte. No es una guía fidedigna de senderismo con un track ultraexacto (utilizo un simple smartphone y a veces la cobertura del GPS no es exacta) por lo que si alguien decide seguir mis tracks o indicaciones (no sólo no me opongo a su uso sino que estoy disponible para cualquier consulta) debe tener claro y asumir que es responsabilidad exclusivamente suya. Que el terreno puede cambiar con el paso del tiempo. Que la misma ruta puede no tener la misma dificultad dependiendo de las condiciones meteorológicas. Que la percepción de dificultad y/o riesgo es muy subjetiva, no es igual para todo el mundo y que lo que para uno es monte, otro puede ver rastros de senderos. No fiarse sólo de mis tracks. Leerlos antes teniendo en cuenta que detallan mi percepción de la ruta que puede ser muy diferente para otros. Las rutas hay que prepararlas y revisarlas antes de salir. A tu disposición. El grado de dificultad de una ruta también depende de tí, de tu experiencia senderista, de tu condición física y tu capacidad de adaptación al medio.
Y, un ruego final. No estropees la naturaleza. Déjala como la encuentras. Respétala. No es nuestra. Nosotros somos de ella."

Subida al Almorchón. En Cieza.

Lo primero que hay que decir es que el tramo de pista hasta el inicio de la ruta estaba en muy mal estado por las lluvias. Con los coches pasamos muy despacio y no sin cierta dificultad. Se pueden dejar en la curva anterior dónde hay zona de aparcamiento.

Le tenia ganas a esta elevación que, con sólo verla desde la carretera, ya impone. Sólo se puede subir, como senderista de montaña (no de llano), a dos de sus tres cimas, ya que para coronar la tercera, se necesita material de escalada y gran experiencia en ello. Pero con las otras dos ya se satisface la inquietud senderomontañista.

Cuando el maestro Pepe Lozano (Peplo007) la propuso para éste domingo, inmediatamente, me uní al grupo para hacer la ruta.

La calificó de difícil (para senderistas acostumbrados a la exigencia física y a montaña no lo es tanto) porque, si bien la subida inicial no es demasiado exigente técnicamente, físicamente es muy, muy exigente. Con una subida que te hace sudar a pesar de la sombra y lo fresco de la hora. Luego, tiene una larga bajada con mucha pendiente y piedras y tierra sueltas que te hacen, no caerte, pero si deslizarte o resbalarte varias veces. Mucho cuidado a esa larga bajada. También, dificulta la ruta el último tramo hasta la pista, con el sendero tapado por la vegetación y que exige conocer bien el seguimiento de tracks sin apenas referencias.

Con la excepcional compañía del propio Pepe (grande como guía y como persona), Carmen, Mayte, Blanca, José y, mis eternos perricompañeros, Sam y Dina, iniciamos la aventura en una mañana fresquita, que invitaba a usar sudadera pero que, afortunadamente, la dejamos en el coche.
Desde el principio se suda. Se empieza subiendo. Y vaya subida. Además, el sendero no es muy claro (no lo es en la mayor parte de la ruta) y hay que estar pendiente. Iremos encontrando hitos. El último tramo, se sube por un ramblizo que nos lleva al collado que une la Cima Este y la Cima Central.
A la izquierda, nos vamos a la Cima Este. Las vistas, como no, fantásticas. Después, bajamos un poco a los riscos cercanos para las fotografías de postureo no exentas de cierto riesgo y prohibitivas si se tiene vértigo.
Continuamos hacia la Cima Central.
Una vez allí, y tras embobarnos con la visión de la Cima Oeste, sus cortados y su colosal pared, nos tomamos la merecida pausa para el necesario refrigerio y las obligadas fotografías y con mucho cuidado, iniciamos la bajada admirando el coloso de la Cima Oeste y su vertical pared.
La larga bajada es de mucha roca suelta y tierra, por lo que bajamos ayudándose los bastones y con mucha, mucha preocupación. Una ver abajo, la dificultad está en seguir la senda. No la vemos. Nos guiamos por el track, algún hito y nuestro sentido de orientación y lógica senderista.
Felizmente, llegamos a una pista que nos lleva a los coches acabando, así, está estupenda mañana.

(Por si alguien tiene dudas sobre hacer las rutas con perro, a mí siempre me acompañan un bodeguero de poco menos de 15 kilos y una ratonera mestiza de 7 kilos y se defienden sin problema alguno. Disfrutan más que yo)

(La norma principal que sigo en mis salidas es no llevarme, romper, arrancar ni alterar nada de la naturaleza que encuentro ni tampoco dejar nada que deje huella alguna de mi paso.)