El asedio romano al Castro de las Labradas - El Marrón

Esta ruta se inicia en la localidad zamorana de Arrabalde, concretamente junto a las antiguas escuelas del pueblo, convertidas hoy en aula arqueológica del Castro de las Labradas, el más extenso poblado fortificado conocido de los pueblos prerromanos del noroeste peninsular, y en el que, hace más de 2.000 años, tuviera muy probablemente lugar una de las batallas más importantes en la conquista romana del territorio Astur. Los últimos estudios parecen indicar que el Castro de las Labradas estaría unido al del Marrón, alcanzando las 46 ha de extensión. Intentamos en esta ruta de entorno a 3 h. recorrer algunos de los lugares referidos en el estudio realizado por J. A. Hierro Gárate et al. sobre este episodio del "Bellum Asturicum" ( https://doi.org/10.18002/ehh.i17 , pp. 149-179).

Comenzamos subiendo por un sendero, que deja el frontón a nuestra derecha, hasta alcanzar un camino, que seguimos a la izquierda, para adentrarnos en una ladera repoblada con pinos. Debemos estar atentos, pues a escasos 100 m por este camino, en una bifurcación, elegimos un camino que baja hacia la izquierda.

En un nuevo cruce, a aproximadamente 800 m, subimos por el camino de la derecha que nos llevará, en su tramo final por un sendero, hasta el último aerogenerador del cordal sureste del Parque Eólico de las Labradas.

Hemos llegado a la zona que se supone fue uno de los campamentos romanos de asedio del Castro de Las Labradas-El Marrón. El campamento tendría una extensión de unas 5 ha, suficiente para albergar a más de media legión romana. Por desgracia, las pistas de acceso al aerogenerador habrían destruido parte de los restos de sus murallas, especialmente en el flanco oriental y en el extremo sureste.

A partir de aquí abandonamos los senderos y caminos, por lo que debemos extremar la precaución para evitar caídas al pisar piedras sueltas o ramas, especialmente en zonas donde éstas pueden ser a distinto nivel, como en La Mina, situada en dirección suroeste, a unos 100 m del aerogenerador, y hacia la que dirigimos nuestros pasos entre brezos rojos ya en flor y carqueixas.

La Mina se situaría en el extremo suroeste del campamento. Allí se inició la explotación de una veta de mineral de hierro en la antigüedad y, aunque ahora se encuentra totalmente abandonada, se puede observar perfectamente la boca de la mina y restos abundantes de la escoria resultante del proceso de reducción del mineral. Parece ser que el pueblo de Villaferrueña debe su nombre a esta mina.

Descendemos de nuevo atrochando en dirección noroeste hacia una pequeña collada, desde la que volvemos a ascender para proseguir, poniendo especial atención para no caer en este tramo, por el cresterío del farallón cuarcítico que separaría el campamento romano de la Mina del castro astur, al que nos adentramos por su muralla más oriental.

En lo más alto de esta zona del castro, conocida como El Marrón, se sitúa un gran derrumbe tumular que identifican con una torre desde la que los astures dominarían visualmente una gran extensión. Subidos allí podemos contemplar a nuestra izquierda el valle de Vidriales y al fondo las cumbres de la Sierra de la Cabrera: el Vizcodillo, el Teleno... Sin embargo, no podemos ver el campamento romano de Petavonium, pues está situado estratégicamente detrás de una loma.

Descendemos de la Torre de El Marrón a la laguna de Valdenegril, desde donde subimos suavemente por lo que se interpreta como un terraplén construido por los romanos para facilitar el avance de sus tropas y maquinaria de asedio al castro de Las Labradas, todo ello después de destruir la doble muralla astur de la vaguada que unía El Marrón y Las Labradas y, seguramente, una vez que habían ya tomado El Marrón y sitiados los astures en la zona de las Labradas.

Atravesamos la muralla occidental del Castro Las Labradas parcialmente reconstruida y, ya en el interior del recinto, encontramos un itinerario señalizado con varios carteles descriptivos que nos permite observar diversos lugares significativos: aljibes como el «pozo de la negruría», el «campo de deportes»,…

Nosotros nos desviamos hacia la derecha, hacia la Peña La Pipa, otro crestón cuarcítico que constituiría la muralla septentrional del castro y estupendo mirador al pueblo de Arrabalde, las riberas de los ríos Eria y Órbigo y, más a lo lejos, la Cordillera Cantábrica. Por una bajada escalonada pasamos al otro lado, donde nos acercamos a un pequeño manadero de agua conocido como «fuente de la pipa».

Regresamos al castro y recorremos la senda que sube hasta el vértice geodésico, que indica el punto más alto de la Sierra. En el lugar se encuentra también una torreta de vigilancia contra incendios, la caseta de vigilancia del lugar arqueológico y una caseta de pastores reconstruida. Podemos encontrar información detallada del castro en el Acta del Congreso Internacional de Fortificaciones en la Edad del Hierro (https://glyphoslibros.com/producto/fortificaciones-en-la-edad-del-hierro-control-de-los-recursos-y-del-territorio) dedicada a este enclave por J. C. Misiego Tejeda (vídeo: https://youtu.be/DcCms4cfUo4)

Descendemos hasta la muralla occidental exterior, que la seguimos dirección norte para encontrar un orificio, conocido como el «agujero o puerta de la traición», que atraviesa el farallón rocoso septentrional y por el que se cuenta que algunos de los jefes astures abandonaron el castro ante la inminente toma de este por los romanos, no sin antes ocultar sus joyas enterrándolas, y que no serían halladas hasta 2.000 años después (https://www.arrabaldepueblo.com/tesoroarra2.htm). Hemos de prestar especial atención en este tramo para no perder el equilibrio al trepar hasta el agujero.

Gateamos para atravesar el agujero y volvemos a la umbría ladera norte del castro. Descendemos atrochando sobre los musgos que cubren las rocas hasta un camino que seguimos hacia la derecha durante aproximadamente 700 m. En la bifurcación que encontramos cogemos el camino de la izquierda que nos llevará al lugar de partida.

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ADVERTENCIAS

La descripción y horarios se basan en el recorrido realizado por el autor y no las condiciones que encontrarás si decides repetirlo, por este motivo el autor no se hace responsable de los riesgos, incidentes o accidentes que pudieran ocurrir a quien decida seguir esta ruta. Se trata de una ruta por montaña y debemos valorar nuestra condición física y habilidad en el medio al decidir su realización.

Se aconseja no confiar únicamente en el track para la realización de la ruta, ya que en algunas zonas la precisión ofrecida por el dispositivo de posicionamiento no es suficiente, especialmente en los tramos más escarpados, donde para seguir el camino adecuado deberemos observar más atentamente el terreno y así evitar caídas a distinto nivel.

Respetaremos el entorno, no dejando ningún tipo de restos o huellas de nuestro paso, ni llevarnos elementos o plantas los cuales no esté permitido recoger por tratarse de objetos con valor natural o arqueológico. Tampoco olvides que existe la contaminación acústica: respeta la fauna del entorno no produciendo gritos ni ruidos altisonantes.

Iremos provistos adecuadamente para el itinerario y las condiciones meteorológicas previstas: comida, agua, calzado de montaña, ropa de abrigo, chubasquero, gorra, crema solar de protección alta, mochila, etc., y, sobre todo, ganas de disfrutar respetuosamente del entorno natural y cultural donde realizaremos la actividad.