El Bosque de Niebla (con PERMISO)

Diseñé este track como “escapada fotográfica” así que no tiene ninguna dificultad. Dedicamos gran parte del tiempo a tomar fotografías, pues éramos muy conscientes de encontrarnos en uno de los lugares más singulares y bellos del mundo. Por supuesto se necesita PERMISO para realizar esta ruta.

Os contaré algo del Bosque de Niebla; “¡Contra más Levante, mas Niebla!”. Al pasar la tarde antes a los pies del Tajo de las Escobas, no había ni pizca de viento… así que ni una nube se encontraba atrapada en los famosos Llanos del Juncal. Aun así sabía que de madrugada saltaría una fuerte “levantera”. Y así fue, pues mientras dormía plácidamente en el Hotel Don Sancho, en el curso bajo del Guadalmesí, me desperté sobresaltado al escuchar los rugidos del viento. Sonreí y seguí descansando encantado. Las “Barbas del Levante” ya estaban donde tenían que estar.

Gracias a la simpática camarera del Mesón Don Sancho decidimos ascender al Puerto de la Ahumada desde la barriada tarífeña más oriental; “El Cuartón”. La vieja carretera militar que asciende a la Sierra del Cabrito es ya de uso público. Tras un rápido recorrido por una carretera en condiciones aceptables llegamos al Puerto de la Ahumada, dejando el coche en las instalaciones del Campo Eólico de la Ahumada (os dejo marcado el parking en el track).

1) Ascenso del Carril del Tajo de las Escobas (3 km / desnivel 150m)

Desde el coche vimos como algunos coches ascendían a la Base Militar del Cabrito, justo encima nuestra, mientras que un pequeño grupo de excursionistas aparcaba en el mismo lugar que nosotros para explorar la zona.

Con el típico y rugiente viento de Tarifa nos pertrechamos como pudimos. Avanzamos, luchando contra el viento, hasta alcanzar la “Fuente de la Jumá” (la más importante de la zona para el ganado). Los árboles presentan aquí formas imposibles, dando la sensación de desplome permanente. Creedme que sus siluetas en si mismas merecen una visita.

No tardamos en atravesar una cancela para vehículos, donde se indica que está prohibido el paso a vehículos de motor. No me consta que se pueda obtener permiso para acceder en coche particular (con la excepción de guardas y locales supongo). Como por arte de magia, nada más cruzar esta cancela la niebla se desplomó sobro nuestros hombros y el viento desapareció. Es como si hubiéramos entrado en un reino de fantasía. No se como contaros. Fue un paseo maravilloso.

2) Bosque de Niebla Oriental. (1,5 km / desnivel 100m)

Finalmente alcanzamos la “Cancela Sur” del Bosque de Niebla. Un cartel nos indica que se precisa autorización (Zona Reserva A). La llevamos a manos por si nos la piden en algún momento. Está terminantemente prohibido abandonar las sendas oficiales. Nada más entrar todo se pinta de verde y blanco. Los quejigos señorean un denso sotobosque de laurisilva (ojaranzos, torvisco macho, escobón negro, laurel, acebos, helechos comunes, zarzaparrilla, brusco y zarzas). Un entorno vegetal de otra era geológica y que solo se conserva en este rincón de Europa (exceptuando algunos bosques en las Islas Canarias y en la Isla de Madeira). Esta singularidad botánica lo explica la presencia de esta densa niebla que estamos recorriendo. ¿Os gustaría saber la causa de todo esto?

Cuando la masa de aire cálida y húmeda llegada del Mediterráneo se topa con las Sierras del Bujeo y el Cabrito, comienza a ascender rápidamente. Como en el estrecho convergen muchas masas de aire húmedo, todas ellas luchan por ascender simultáneamente. Y se enfrían con rapidez. El aire deja caer enormes “nubes de condensación”, como cuando un perro se sacude soltando gotas de agua. Sintiéndose el aire libre se precipita con furia al otro lado de la Sierra de Ojén. Contra más aire cruce la sierra, más humedad se libera. Por eso comentan los lugareños que aquí se encuentran las “Barbas del Levante”. Y doy fe de que es un término de los más oportuno.

Recorrimos el Bosque de Niebla, adosado al curso del alto Guadalmesí (“Río de las Mujeres”), entusiasmados. Uno tiene la sensación de que está en un escenario imposible. La humedad parece tocarte los hombros y las sendas parecen tratarse de algún tipo de encantamiento. Aquí, al barlovento, todo es nubes y bruma. Con certeza, al otro lado de la Sierra de Ojén lucirá un día despejado y soleado. Cosas de nuestra Tierra. Que lástima que sea tan pocos los que conocen este lugar.

Me parece muy acertado recordar que estamos pisando la última “Selva Mediterránea”

3) Los Llanos del Juncal

Tras pasar horas haciendo fotos y disfrutando como niños, alcanzamos los Llanos del Juncal. El Bosque de Niebla Septentrional. Y es que, es justo en el “Puerto de la Cañada”, donde la Pista forestal del Bujeo alcanza los Llanos del Juncal. El Bosque de Niebla se extiende por una extensa llanura formada entra las laderas de la Sierra de la Luna y la Sierra de Ojén. Según me contó un guarda, hace unos años, aquí se formaban numerosas lagunas donde crecían los juncos. De ahí el nombre de la cabecera del Bosque de Niebla. Aquí los Quejigos enanos son la estrella, siempre gobernando la selva terciaria.

Nos asomamos al linde norte del Bosque, con la osada intención del alcanzar el Pico de la Luna. Por desgracia la niebla era tan espesa que además de desaconsejable, convertía en inútil el esfuerzo de alcanzar un mirador natural eficiente. Así que lo dejamos para otro día y nos volvimos por donde habíamos venido.

4) Bosque de Niebla Occidental (500m / llana)

La despedida del Bosque de niebla la hicimos por su trazado más sencillo. Es fácil detenerse en cada esquina, así que tampoco escatimamos en fotos. Y finalmente alcanzamos la “Cancela Alta” del Bosque de Niebla, que nos arrojó al Carril del Tajo de las Escobas.

5) Ascenso al Tajo de la Corza (1,2 Km / desnivel 60m)

En pocos minutos, y siempre inmersos en una densa niebla alcanzamos el Tajo de la Corza (mal llamado de las Escobas). Manuel Limón nos cuenta en su blog que el Monolito que se aprecia en uno de los ángulos de la torre es conocido como el VG Gitano (837m), pero el verdadero esta dentro de la caseta gris.

6) Senda de los Calabozos (1,5km / desnivel 250m)

Dejamos el Tajo de la Corza, muy deslucido por sus muchas antenas (cuya necesidad no discuto), por una escurridiza senda conocida como “Senda de los Calabozos”. Pese a la niebla, solo nos perdimos unos metros. En realidad el descenso es muy sencillo y cómodo, y solo hay que seguir una fina senda que parece tallada en el suelo. Justo al final volvió la luz y la Niebla quedó atrapada a nuestras espaldas.

Finalmente abandonamos la senda para volver al Carril del Tajo de las Escobas por donde vinimos. Una vez en la pista basta con deshacer lo andado hasta llegar a la Estación Eólica de la Ahumada donde dejamos estacionado nuestro coche.