El Condado - Collado Breza

Para llegar al punto de partida nos desplazamos desde Oviedo por la autovía A-66, salimos en Olloniego para tomar la AS-116 hasta Langreo e incorporarnos a la AS-117- Corredor del Nalón, para abandonarla en la salida hacia El Condado y tomar la carretera local LV-6, que nos llevará hasta la Iglesia del pueblo.
Habitualmente dejamos el coche al lado de la Iglesia de San Esteban, donde hay un espacio para aparcar, pero hoy decidimos continuar en coche por la pista que sale frente a la iglesia y va paralela al arroyo de Vegacueves, para despues de pasar por el molín de Ravilgo y de un antiguo cargadero de mineral procedente de una cantera de caliza, ya cerrada, aparcar junto a la siguiente cabaña que nos encontramos.
Comenzamos a caminar por una pista, al principio hormigonada, hasta alcanzar un paso canadiense, donde la pista se bifurca. La de la derecha va hacia la Campa de Ortigosa, la de la izda, que es la que tomaremos, nos va llevar hasta la Campa de Breza, que es nuestro objetivo. En las otras dos bifurcaciones que nos encontraremos más arriba, también debemos tomar la pista de la izda.
Pasamos por el Llano Pequeño, por donde discurre el arroyo Ortigosa, formando pequeñas cascadas, para comenzar enseguida una fuerte subida, que va tener muy pocos descansos. A la izquierda en los derrumbes de la estribación sur de Peña Mayor, podemos contemplar la tubería de la conducción de agua que va desde Los Arrudos hasta Gijón.
Antes de llegar a la bonita majada de Vega Cuevas nos encontramos con una vacada de la raza asturiana de la montaña "vaca casina", que pastaban lo poco que podían encontrar entre el brezo.
En Vega Cuevas la nieve hace acto de presencia en la pista de subida; dos caminantes que nos procedían nos facilitaron bastante la subida al pisar sobre sus huellas, la pena que dieron la vuelta prontamente, sin alcanzar la collada.
Según íbamos ascendiendo, iba aumentando la nieve acumulada y consecuentemente la dureza de subida. Pasamos por Branielles y Las Murias; quedaban muchas vueltas y revueltas para llegar a Breza y el caminar cada vez era más dificultoso.
Por fin alcanzamos la Campa y Venta de Breza. La propia Campa y la panorámica que se podía disfrutar desde el collado, hacia la cordillera, hacia los Picos de Europa, hacia las montañas cercanas, todo ello nevado, convertian el paisaje en una postal maravillosa, pero en el esfuerzo por la nieve en las últimas rampas de subida .... nos acordamos de aquella historia del argentino de Santa Fe que se trasladó a vivir a Toronto (Canadá) y acabó renegando de la nieve.
La bajada, aunque la nieve ya estaba mucho más blanda, fue llevadera.
Como colofón acabamos visitando la Iglesia de San Esteban, pues aunque muchas veces habíamos aparcado en sus inmediaciones, nunca habíamos tenido la oportunidad de visitar su interior, lo que pudimos hacer hoy aprovechando la visita de unos feligreses.