El Cotobro - Ermita de San José y Santa Rita - Faro y Punta de la Mona
near La Herradura, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Paseo al amanecer desde la playa del Cotobro, en Almuñecar, hasta la Punta de la Mona, en La Herradura, con visita incluida a la Ermita de San José y Santa Rita y al Faro de Punta de la Mona.
O de cómo una noche toledana puede dar lugar a un precioso paseo al amanecer...
Acostarse a la una y media de mañana, despertarse tres horas después para ir a Urgencias en Nerja para que le revisasen a Adrián su dolor de oído y estar de vuelta en Almuñecar una hora y pico después, es decir, sobre las 6 de la mañana. Esta es la receta para que un paseo que llevaba pergeñando desde hacía un par de días se hiciese realidad...
La hora era perfecta para disfrutar de unas vistas espectaculares de la costa granadina aprovechando el amanecer, así que me puse en marcha desde nuestro apartamento situado en la calle Cipreses, en el paseo de Cotobro, al sur de Almuñecar, y me dirigí hacia la playa nudista de El Muerto.
Desde allí, sale una escalera bastante empinada que en unos pocos metros nos permitirá disfrutar de unas magníficas vistas de la costa.
Pasaremos junto a unas tiendas de campaña donde parece que se alojan unos hippies amantes de la soledad, y alcanzaremos una loma desde la que podremos observar la Marina del Este, en La Herradura.
Vamos llenando nuestro pulmones y el camino nos regala unos deliciosos olores a romero, a hinojo y a higos...
Continuamos hasta llegar de nuevo a pisar el asfalto de la avenida de la Marina del Este, junto al hotel Best Alcázar. Desde allí, descendemos en pos del camino de la Ermita, que tomaremos a nuestra izquierda para ir ascendiéndolo suavemente.
A unos escasos 300 metros, aparece a la izquierda un cartel para desviarnos hacia la Ermita de San José y Santa Rita. Las vistas desde el mirador que se encuentra junto a la ermita son fabulosas, más a esta hora de la mañana...
Continúo subiendo esta vez hacia el Faro de Punta de la Mona, que se encuentra a unos 100 metros de la ermita. Sigo haciendo fotos para aprovechar los últimos minutos del amanecer. Tengo claro que el calor empezará a apretar dentro de poco...
Desde el Faro voy callejeando sin un rumbo claro, y veo que me encuentro en las inmediaciones de la Punta de la Mona. Dirijo mis pasos en esa dirección y me topo con unas callejuelas encantadoras.
Al llegar al final de la calle del Tablazo, escondida entre dos casas, comienza una escalera de piedra que nos llevará a la base del peñasco de la Punta de la Mona. Voy con ojo por las rocas ya que la el acceso entraña cierto peligro por los acantilados que tenemos a uno y otro lado del inexistente camino por el que avanzamos... Las gaviotas protestan al ver cómo voy internándome en su zona de nidificación pero lo hago con cuidado: un traspié y empiezo a hacer un salto del ángel con final tétrico...
Hago las fotos de rigor desde donde considero que es un punto honroso para desandar el camino recorrido y volver por donde he venido. Busco el Camino de la Ermita y el acceso al sendero que me llevará de vuelta a la playa de Cotobro.
Ya se ha hecho de día. Llego al apartamento con la sensación de haber cumplido la misión que me había marcado: aprovechar esa hora mágica del día en la que la aurora nos deja ver sus dedos de rosas...
Homero tuvo que vivir muchos amaneceres como este a orillas del mar Mediterráneo para describirlos de esa forma tan magistral...
Y es que las panorámicas que nos ofrecen sus costas a esta hora de la mañana en la que nace un nuevo día son una potente fuente de inspiración.
Os animo a que lo descubráis por vosotros mismo...
O de cómo una noche toledana puede dar lugar a un precioso paseo al amanecer...
Acostarse a la una y media de mañana, despertarse tres horas después para ir a Urgencias en Nerja para que le revisasen a Adrián su dolor de oído y estar de vuelta en Almuñecar una hora y pico después, es decir, sobre las 6 de la mañana. Esta es la receta para que un paseo que llevaba pergeñando desde hacía un par de días se hiciese realidad...
La hora era perfecta para disfrutar de unas vistas espectaculares de la costa granadina aprovechando el amanecer, así que me puse en marcha desde nuestro apartamento situado en la calle Cipreses, en el paseo de Cotobro, al sur de Almuñecar, y me dirigí hacia la playa nudista de El Muerto.
Desde allí, sale una escalera bastante empinada que en unos pocos metros nos permitirá disfrutar de unas magníficas vistas de la costa.
Pasaremos junto a unas tiendas de campaña donde parece que se alojan unos hippies amantes de la soledad, y alcanzaremos una loma desde la que podremos observar la Marina del Este, en La Herradura.
Vamos llenando nuestro pulmones y el camino nos regala unos deliciosos olores a romero, a hinojo y a higos...
Continuamos hasta llegar de nuevo a pisar el asfalto de la avenida de la Marina del Este, junto al hotel Best Alcázar. Desde allí, descendemos en pos del camino de la Ermita, que tomaremos a nuestra izquierda para ir ascendiéndolo suavemente.
A unos escasos 300 metros, aparece a la izquierda un cartel para desviarnos hacia la Ermita de San José y Santa Rita. Las vistas desde el mirador que se encuentra junto a la ermita son fabulosas, más a esta hora de la mañana...
Continúo subiendo esta vez hacia el Faro de Punta de la Mona, que se encuentra a unos 100 metros de la ermita. Sigo haciendo fotos para aprovechar los últimos minutos del amanecer. Tengo claro que el calor empezará a apretar dentro de poco...
Desde el Faro voy callejeando sin un rumbo claro, y veo que me encuentro en las inmediaciones de la Punta de la Mona. Dirijo mis pasos en esa dirección y me topo con unas callejuelas encantadoras.
Al llegar al final de la calle del Tablazo, escondida entre dos casas, comienza una escalera de piedra que nos llevará a la base del peñasco de la Punta de la Mona. Voy con ojo por las rocas ya que la el acceso entraña cierto peligro por los acantilados que tenemos a uno y otro lado del inexistente camino por el que avanzamos... Las gaviotas protestan al ver cómo voy internándome en su zona de nidificación pero lo hago con cuidado: un traspié y empiezo a hacer un salto del ángel con final tétrico...
Hago las fotos de rigor desde donde considero que es un punto honroso para desandar el camino recorrido y volver por donde he venido. Busco el Camino de la Ermita y el acceso al sendero que me llevará de vuelta a la playa de Cotobro.
Ya se ha hecho de día. Llego al apartamento con la sensación de haber cumplido la misión que me había marcado: aprovechar esa hora mágica del día en la que la aurora nos deja ver sus dedos de rosas...
Homero tuvo que vivir muchos amaneceres como este a orillas del mar Mediterráneo para describirlos de esa forma tan magistral...
Y es que las panorámicas que nos ofrecen sus costas a esta hora de la mañana en la que nace un nuevo día son una potente fuente de inspiración.
Os animo a que lo descubráis por vosotros mismo...
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