EL FRAILE-CASTROCERRACÍN POR EL VALLE DE LAS PEDRIZAS DESDE BARRIO DE ARRIBA-COMUNIDAD DE VILLA Y TIERRA DE SEPÚLVEDA ( SEGOVIA)
near Barrio de Arriba, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hay quien piensa que el desfiladero labrado por el humilde arroyo del Valle entre las localidades de Valle de Tabladillo y Castroserracín da para montar un parque geológico de primera. Para ello se apoyan en unas peculiaridades paisajísticas que, a todas luces, hacen de este lugar -humilde en dimensiones, grande en interés- un paraje de indudable encanto.
Para empezar, es más que llamativo el tenso contraste que, de un simple vistazo, se aprecia entre las áridas laderas que acotan el estrecho cañón fluvial, totalmente descarnadas de vegetación y sombras, y la abigarrada floresta que se aprieta en su fondo: es como si toda la fertilidad de las cuestas hubiera huido ladera abajo para conformar un estrecho y alargado bosque, fresco y tan amplio en variedades arbóreas que más parece jardín botánico. Ese es el espacio también en el que prosperan, a uno y otro lado de la carretera, las huertas en las que se afanan con un llamativo encono los habitantes de este apartado rincón de la provincia de Segovia. Y por el medio, abriéndose paso entre ambas laderas desde hace millones de años un arroyo tan humilde que se pasa de un salto.
La explicación que dan los geólogos para entender el por qué de un paisaje como este lleva hasta Cretácico superior. El mar lo inunda todo y lo que hoy son llanuras pedregosas es entonces, y durante millones de años, el fondo de un mar que va variando de nivel hasta desaparecer por completo. Un largo proceso que va teniendo su final en forma de aguas someras, con poca profundidad y un clima subtropical que propicia la evaporación mientras el fondo de aquellas grandes lagunas va acumulando sedimentos de tipo calcáreo -conchas de moluscos, algas...-. Las sales de aquellas aguas, acumuladas durante millones de años en el fondo marino dieron lugar aquí, en Valle de Tabladillo, a la formación de unos yesos que hasta los años 90 del pasado siglo, tuvieron reputación propia. La mezcla de distintos materiales, en distintas proporciones, tiempos y lugares, es lo que da pie a la formación de distintos tipos de rocas. Y el comportamiento de esas rocas frente a la erosión posterior es lo que da lugar a que unas desaparezcan, abriendo encajonados cañones fluviales, y otras permanezcan dejándose modelar por el viento y el agua
Por eso hay un fraile de dimensiones ciclópeas vigilando el tránsito de quienes se adentran por el cañón que une las localidades de Valle de Tabladillo y Castroserracín. O al menos esa es la forma que, según desde donde se mire, ha adquirido uno de los torreones rocosos que caracterizan este cañón solitario. Es, eso sí, uno más de los habitantes silentes que, petrificados por hechizo o brujería, van entreteniendo la imaginación cada vez más excitada del caminante que se anima a disfrutar de un paseo tan estimulante como instructivo.
Ruta prácticamente lineal sin complicaciones en un paraje excepciónal, no tiene pérdida y solo hay fuentes en los pueblos
Para empezar, es más que llamativo el tenso contraste que, de un simple vistazo, se aprecia entre las áridas laderas que acotan el estrecho cañón fluvial, totalmente descarnadas de vegetación y sombras, y la abigarrada floresta que se aprieta en su fondo: es como si toda la fertilidad de las cuestas hubiera huido ladera abajo para conformar un estrecho y alargado bosque, fresco y tan amplio en variedades arbóreas que más parece jardín botánico. Ese es el espacio también en el que prosperan, a uno y otro lado de la carretera, las huertas en las que se afanan con un llamativo encono los habitantes de este apartado rincón de la provincia de Segovia. Y por el medio, abriéndose paso entre ambas laderas desde hace millones de años un arroyo tan humilde que se pasa de un salto.
La explicación que dan los geólogos para entender el por qué de un paisaje como este lleva hasta Cretácico superior. El mar lo inunda todo y lo que hoy son llanuras pedregosas es entonces, y durante millones de años, el fondo de un mar que va variando de nivel hasta desaparecer por completo. Un largo proceso que va teniendo su final en forma de aguas someras, con poca profundidad y un clima subtropical que propicia la evaporación mientras el fondo de aquellas grandes lagunas va acumulando sedimentos de tipo calcáreo -conchas de moluscos, algas...-. Las sales de aquellas aguas, acumuladas durante millones de años en el fondo marino dieron lugar aquí, en Valle de Tabladillo, a la formación de unos yesos que hasta los años 90 del pasado siglo, tuvieron reputación propia. La mezcla de distintos materiales, en distintas proporciones, tiempos y lugares, es lo que da pie a la formación de distintos tipos de rocas. Y el comportamiento de esas rocas frente a la erosión posterior es lo que da lugar a que unas desaparezcan, abriendo encajonados cañones fluviales, y otras permanezcan dejándose modelar por el viento y el agua
Por eso hay un fraile de dimensiones ciclópeas vigilando el tránsito de quienes se adentran por el cañón que une las localidades de Valle de Tabladillo y Castroserracín. O al menos esa es la forma que, según desde donde se mire, ha adquirido uno de los torreones rocosos que caracterizan este cañón solitario. Es, eso sí, uno más de los habitantes silentes que, petrificados por hechizo o brujería, van entreteniendo la imaginación cada vez más excitada del caminante que se anima a disfrutar de un paseo tan estimulante como instructivo.
Ruta prácticamente lineal sin complicaciones en un paraje excepciónal, no tiene pérdida y solo hay fuentes en los pueblos
Waypoints
Intersection
3,666 ft
null
Intersection
3,700 ft
Por la izquierda de vuelta
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