-El Manadero. (Zona de grullas).
near Hinojosa del Duque, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
-En el cruce de caminos de la Vereda de Belalcázar con la de Hinojosa (Latitud 38º 31' 57", Longitud 5º 5' 32"), tiene lugar el inicio de esta ruta.
-Hemos partido por el camino de Hinojosa a Almadén, aunque en la tabla indicadora nos marque hacia El Viso (largo rodeo por la Cañada Real de la Mesta para llegar al antiguo núcleo de Las Casas de Don Adame), hasta toparnos con el Cordel, sitio este en el que confluyen los pequeños arroyos del Pozo Burgo y el del Manadero dando lugar al arroyo de La Parrilla. Cruzado el arroyo y abandonada la Cañada Real nos adentramos por un camino angosto que nos llevará a la cañada de la Moraleja, otra pequeña arteria que deposita sus aguas en el arroyo de La Parrilla. Aquí aparecen unas pequeñas manchas de olivar que quitan el protagonismo a la reina de estas tierras, la encina. Pequeños huertos que antes fueron se adueñan del entorno, casas derruidas y abandonadas por doquier nos dan idea de la vida que no ha muchos años debió de haber en este lugar, algunas de ellas han sido restauradas y transformadas en casas de campo.
-Continuamos nuestra marcha dejando atrás los abandonados huertos y nos metemos de lleno en terreno adehesado, en esta época habitado por grullas y avefrías sempiternas compañeras del caminante. Unos kilómetros más y a nuestro pesar la ruta habrá terminado.
-Hemos partido por el camino de Hinojosa a Almadén, aunque en la tabla indicadora nos marque hacia El Viso (largo rodeo por la Cañada Real de la Mesta para llegar al antiguo núcleo de Las Casas de Don Adame), hasta toparnos con el Cordel, sitio este en el que confluyen los pequeños arroyos del Pozo Burgo y el del Manadero dando lugar al arroyo de La Parrilla. Cruzado el arroyo y abandonada la Cañada Real nos adentramos por un camino angosto que nos llevará a la cañada de la Moraleja, otra pequeña arteria que deposita sus aguas en el arroyo de La Parrilla. Aquí aparecen unas pequeñas manchas de olivar que quitan el protagonismo a la reina de estas tierras, la encina. Pequeños huertos que antes fueron se adueñan del entorno, casas derruidas y abandonadas por doquier nos dan idea de la vida que no ha muchos años debió de haber en este lugar, algunas de ellas han sido restauradas y transformadas en casas de campo.
-Continuamos nuestra marcha dejando atrás los abandonados huertos y nos metemos de lleno en terreno adehesado, en esta época habitado por grullas y avefrías sempiternas compañeras del caminante. Unos kilómetros más y a nuestro pesar la ruta habrá terminado.
Waypoints
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