El Molino de La Aldea - Pino Gordo - Bajada Cueva del mediodía

Ruta hecha casi sin querer porque inicialmente había entendido al gran amigo Ignacio , alias Billy , que lo único que quería era ir al Barranco de Pino Gordo por el canal que va desde La Aldea , pasar el túnel mojándonos los ñoños , llegar a las casas de Pino Gordo y volver a salir, por reconocer una posible ruta de Crawlers , hobby auténtica pasión desde su infancia derivado del automovilismo.
Al entrar por el barrio aldeano del Molino de Agua , en coche para aparcar , nos encontramos caminando y mochila ya enfundada a 2 chicas, Carolina y Mónica y 3 chicos, Daniel, Patricio y Antonio que parecía nada más verlo el que llevaba el grupillo.
A la pregunta de si iban a subir por la cuesta de la cueva del mediodía, comentó Antonio que no , que iban a Pino Gordo !!!! Qué casualidad !!!, por lo que le comentamos que si no les importaba que les acompañara nosotros tres, Inma, el Billy y yo.
Lo que inicialmente había empezado como una ruta completamente improvisada y sin preparación se convirtió en una actividad guiada , perfectamente preparada y muy bien gestionada.
Día completo y espectacular ya que entramos en Pino Gordo por el canal, pasamos el túnel y nos mojamos los ñoños el Billy y yo , tal como aparece en la recta inicial de la ruta, llegamos a las casas de Pino Gordo y cogimos un camino que iba por la parte izquierda subiendo el barranco donde salvamos el mismo y nos pusimos por encima de la parte encajonada del mismo, previsiblemente donde hubo el accidente aéreo del año 59, que pongo en copia buscada en internet.

“ El 10 de junio de 1959, a las 10:27 horas, dos aviones pertenecientes al 363 Escuadrón de las Fuerzas Aéreas del Ala Mixta Nº36 de la Base Aérea de Gando, inician un vuelo de instrucción. Según la versión oficial, en las proximidades del Barranco de Pino Gordo, debido a una fuerte turbulencia y la consiguiente pérdida de velocidad, intentaron realizar un aterrizaje en sus laderas, incendiándose ambos aparatos.

El aparato del sargento Jaime Bujosa Roselló, de 23 años, que supuestamente arrastraba una avería en su motor, panceó en un cercado, a una cota muy elevada, en las laderas del punto conocido como Jabelón y se incendió. Con tan buena suerte, que allí se encontraban, casualmente, recolectando cebada, Manuel Afonso Montesdeoca y su hijo Antonio que corrieron a auxiliarle. Bujosa, herido, le indicó a Antonio que rodeara el aparato por el riesgo de explosión, y así consiguió llegar a él, despojarlo del paracaídas y apagar las llamas que lo envolvían. Posteriormente, el aparato explotó.
Al preguntar por su compañero y tras comunicarle su infortunio se desvaneció. Lo trasladaron en una mula desde la Casa de los Peñones por el camino que desciende a la Cueva del Mediodía y a El Pinillo. Una vez en el pueblo de La Aldea, se le habilitó una furgoneta con una «cama de pinocha» y una manta,… para su evacuación a Las Palmas de Gran Canaria. Fue ingresado en el Hospital Militar con quemaduras de pronóstico grave en la cara y ambos brazos y permaneció hospitalizado hasta el 14 de Julio del mismo año.

El piloto del segundo avión falleció en el acto.
El teniente José Martín Benítez, de 24 años, no corrió con tanta suerte. Él seguía la estela del sargento Bujosa, pues al remontar por el Barranco de Pino Gordo, no pudo evitar el contacto con la pared superior izquierda -lateral derecha del barranco aguas abajo-. Perdió el control del aparato y se estrelló, deslizándose por un barranquillo tributario. A continuaión se incendió, quedando carbonizado el piloto, en las proximidades de las Casas de Pino Gordo. El Teniente Martín Benítez fue enterrado el 14 de Junio, en Écija (Sevilla), su localidad natal. “

Después de leer esta noticia publicada por el Canarias 7 en el año 2013, veo que Antonio seguía en su móvil un track que nos llevaba más arriba hasta el Caidero de los palos, muy parecido a la de la cueva del péndulo en Morro de Gonzalo, presa de Soria, donde se ve cómo aparecen troncos de árboles ( palos ), colocados en sitios aparentemente inexpugnables y que se cree que son antiguas costumbres aborígenes de piques para determinar la valentía de los mejores de la población.
Volviendo sobre nuestros pasos nos remonta por senderito casi imperceptible que remonta hacia la casa de los Peñones , para en una cota más baja desviarnos a la derecha, hacia una montañita de color verde que nos deja muy cerca del blanquisal que nos deja justo en el principio de la bajada de la cueva del mediodía , que nos devuelve al Molino de Agua donde damos por terminada la etapa.
Terminamos despidiendo a los nuevos amig@s animándonos a volver a vernos para volver a disfrutar de este maravilloso vicio.