El Pedroso: sendero Arroyo de las Cañas y Azulaque
near El Pedroso, Andalucía (España)
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Ruta por El Pedroso, en el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, recorriendo el muy bien señalizado Sendero Arroyo de las Cañas, en su mayor parte, y subiendo al Mirador del Azulaque.
Llego a El Pedroso por la A-432 desde Constantina, siguiendo hasta el final del pueblo por la A-8101 o C-433, antigua carretera a Cazalla de la Sierra; aquí aparco, al inicio del Sendero Arroyo de las Cañas, que comienza siguiendo el Camino de El Pedroso a Almadén de la Plata. Tras dejar a la derecha una almazara de aceite, me interno en una bonita dehesa donde destacan las formaciones rocosas conocidas como el Berrocal (y que le dieron nombre a la localidad). Este sendero es también una Geo-Ruta, que atraviesa el Batolito de El Pedroso, con geositios y señalizada con paneles que nos proporcionan información de interés geológico (el Parque Natural es desde 2015 Geoparque Mundial de la UNESCO). Un berrocal es un paisaje de rocas ígneas (generalmente granito), formado por el enfriamiento de una masa de magma en el interior de la corteza terrestre, proceso en el que se forman diaclasas o fracturas en la roca (por deformación tectónica o por descompresión al desaparecer las rocas superiores); tras aflorar a la superficie, por estas fracturas circula el agua (posteriormente avanza al interior de la roca), alterando los minerales (se eliminan las arenas, cuarzos, micas y feldespatos y el granito restante forma el berrocal). El granito adopta distintas formas, dependiendo del tamaño del grano de la roca, tiempo de meteorización y de acción de los agentes atmosféricos (y su intensidad): bolos o bolones (a las que los pedroseños llaman “porrillas“), canchales, navas, piedras caballeras o tors. Los tors o torres son colinas de rocas graníticas, de mayor dureza y por tanto menos erosionadas, como la que aparece a la izquierda del camino y conocida como Piedra de la Mora Encantada: según la leyenda, una mora y un cristiano enamorados son perseguidos y se esconden en una cueva; apresado él, la mora hace conjuros para su vuelta, entregando su vida en uno para reunirse con su amante.
A la derecha del camino vemos un trozo de muro hecho con el granito de una cantera cercana, que muestra las acanaladuras para emplazar los barrenos.
El recorrido por este camino es muy cómodo, destacando los abundantes piruétanos o perales silvestres (ahora en flor). Tras cruzar un paso canadiense y dejar a la izquierda un alcornocal (de pequeño porte), me adentro en el olivar de Barbosa, donde el sendero vira hacia el norte, a la derecha, para continuar por el Cordel de Cazalla a Cantillana, paralelo al arroyo de las Cañas (o del Santísimo). El sendero atraviesa ahora un valle muy erosionado con escaso afloramiento de rocas formadas por monzogranito biotítico, producto final de la meteorización del granito (conteniendo cuarzo -translúcido-, plagioclasa -de color blanco-, ortosa -rosa- y escasa biotita -de color negro) o “granito blanco”; el paisaje característico del berrocal lo componen granodioritas (con alto contenido en cuarzo y fesdelpato), más resistentes a la erosión.
Dejo el olivar por una cancela a la izquierda, que da acceso a una finca privada, pero que está permitido abrir (y por supuesto hay que dejar cerrada luego); inmediatamente se cruza el arroyo de las Cañas (rodeado de vegetación ribereña), para continuar entre encinas hasta la siguiente cancela, que nos introduce en una explotación de ganado porcino. Ahora el camino se acerca de nuevo al arroyo y continúa por una bonita senda (bien balizada), en la que me llama la atención la abundancia de palmito; la senda se continúa junto a un muro de piedra seca, con el arroyo al otro lado, del que luego me separa una valla, volviendo al sendero para salir finalmente de la finca por una última puerta, ya muy cerca de la Vereda de Navahonda (o Camino de las Colonias). Aquí el Sendero del Arroyo de las Cañas sigue a la derecha en su tramo final hacia las Alberquillas, pero yo continué a la izquierda para subir al mirador del Azulaque. Esta parte del recorrido es menos interesante, discurriendo por pista, hasta tomar el primer carril que sube a la derecha, entre jarales, por el que se llega al mirador. El camino ahora desciende hasta salir a la A-8101, por la que se recorren algo más de tres kilómetros, con el cerro de San Cristóbal a la izquierda, hasta entrar en El Pedroso (es una carretera con poco tráfico y en el último tramo hay una acera para peatones, que tiene ensanches con bancos), junto a la ermita de la Virgen del Espino, patrona del pueblo. La ermita tiene delante un jardín con crucero o cruz del Humilladero. Originalmente construida en estilo mudéjar, se amplió y reformó en estilo barroco tras el terremoto de Lisboa del siglo XVIII (al igual que pasó con la iglesia de la Consolación); de aquí sale la Virgen del Espino en romería todos los 8 de septiembre hacia la iglesia, volviendo el 15.
Se continúa por el Paseo del Espino, entre eucaliptos, y luego por la calle Zabalza Tajonar, hasta la Casa Granja de la Cartuja de Cazalla, fundada por frailes de la Orden de San Bruno como filial agrícola de la Cartuja de Cazalla (abastecía a los frailes de ambas comunidades y a los de Santa María de las Cuevas); tras la Desamortización fue almazara y hoy una ruina. Cerca está la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, gótica-mudéjar en su origen con tres naves (conservándose la Capilla de San José de alrededor del año 1400), reconstruida en el siglo XVIII (la torre data de esa época); en su interior destaca el retablo de la Inmaculada Concepción de Martínez Montañés, en una de las capillas laterales.
A continuación por la calle del Cristo se llega a la ermita del Santísimo Cristo de la Misericordia y de la Virgen de los Dolores, antiguo Hospital de la Misericordia, de donde sale la cofradía del mismo nombre el Viernes Santo.
Finalmente, callejeo hasta la calle Cervantes, donde se ubica en el antiguo emplazamiento del castillo el Centro de Cultura Escuelas Nuevas (diseñado por el cuñado y discípulo de Aníbal González, artífice de la Plaza de España de Sevilla); alberga la Biblioteca Municipal, una sala temática de la historia de la minería (en los alrededores hubo minas de hierro y pirita, quedando las ruinas de las fundiciones del siglo XIX, abandonadas a principios del XX) y otra dedicada a José Manuel Lara (creador de la editorial Planeta e hijo predilecto de la localidad).
Llego a El Pedroso por la A-432 desde Constantina, siguiendo hasta el final del pueblo por la A-8101 o C-433, antigua carretera a Cazalla de la Sierra; aquí aparco, al inicio del Sendero Arroyo de las Cañas, que comienza siguiendo el Camino de El Pedroso a Almadén de la Plata. Tras dejar a la derecha una almazara de aceite, me interno en una bonita dehesa donde destacan las formaciones rocosas conocidas como el Berrocal (y que le dieron nombre a la localidad). Este sendero es también una Geo-Ruta, que atraviesa el Batolito de El Pedroso, con geositios y señalizada con paneles que nos proporcionan información de interés geológico (el Parque Natural es desde 2015 Geoparque Mundial de la UNESCO). Un berrocal es un paisaje de rocas ígneas (generalmente granito), formado por el enfriamiento de una masa de magma en el interior de la corteza terrestre, proceso en el que se forman diaclasas o fracturas en la roca (por deformación tectónica o por descompresión al desaparecer las rocas superiores); tras aflorar a la superficie, por estas fracturas circula el agua (posteriormente avanza al interior de la roca), alterando los minerales (se eliminan las arenas, cuarzos, micas y feldespatos y el granito restante forma el berrocal). El granito adopta distintas formas, dependiendo del tamaño del grano de la roca, tiempo de meteorización y de acción de los agentes atmosféricos (y su intensidad): bolos o bolones (a las que los pedroseños llaman “porrillas“), canchales, navas, piedras caballeras o tors. Los tors o torres son colinas de rocas graníticas, de mayor dureza y por tanto menos erosionadas, como la que aparece a la izquierda del camino y conocida como Piedra de la Mora Encantada: según la leyenda, una mora y un cristiano enamorados son perseguidos y se esconden en una cueva; apresado él, la mora hace conjuros para su vuelta, entregando su vida en uno para reunirse con su amante.
A la derecha del camino vemos un trozo de muro hecho con el granito de una cantera cercana, que muestra las acanaladuras para emplazar los barrenos.
El recorrido por este camino es muy cómodo, destacando los abundantes piruétanos o perales silvestres (ahora en flor). Tras cruzar un paso canadiense y dejar a la izquierda un alcornocal (de pequeño porte), me adentro en el olivar de Barbosa, donde el sendero vira hacia el norte, a la derecha, para continuar por el Cordel de Cazalla a Cantillana, paralelo al arroyo de las Cañas (o del Santísimo). El sendero atraviesa ahora un valle muy erosionado con escaso afloramiento de rocas formadas por monzogranito biotítico, producto final de la meteorización del granito (conteniendo cuarzo -translúcido-, plagioclasa -de color blanco-, ortosa -rosa- y escasa biotita -de color negro) o “granito blanco”; el paisaje característico del berrocal lo componen granodioritas (con alto contenido en cuarzo y fesdelpato), más resistentes a la erosión.
Dejo el olivar por una cancela a la izquierda, que da acceso a una finca privada, pero que está permitido abrir (y por supuesto hay que dejar cerrada luego); inmediatamente se cruza el arroyo de las Cañas (rodeado de vegetación ribereña), para continuar entre encinas hasta la siguiente cancela, que nos introduce en una explotación de ganado porcino. Ahora el camino se acerca de nuevo al arroyo y continúa por una bonita senda (bien balizada), en la que me llama la atención la abundancia de palmito; la senda se continúa junto a un muro de piedra seca, con el arroyo al otro lado, del que luego me separa una valla, volviendo al sendero para salir finalmente de la finca por una última puerta, ya muy cerca de la Vereda de Navahonda (o Camino de las Colonias). Aquí el Sendero del Arroyo de las Cañas sigue a la derecha en su tramo final hacia las Alberquillas, pero yo continué a la izquierda para subir al mirador del Azulaque. Esta parte del recorrido es menos interesante, discurriendo por pista, hasta tomar el primer carril que sube a la derecha, entre jarales, por el que se llega al mirador. El camino ahora desciende hasta salir a la A-8101, por la que se recorren algo más de tres kilómetros, con el cerro de San Cristóbal a la izquierda, hasta entrar en El Pedroso (es una carretera con poco tráfico y en el último tramo hay una acera para peatones, que tiene ensanches con bancos), junto a la ermita de la Virgen del Espino, patrona del pueblo. La ermita tiene delante un jardín con crucero o cruz del Humilladero. Originalmente construida en estilo mudéjar, se amplió y reformó en estilo barroco tras el terremoto de Lisboa del siglo XVIII (al igual que pasó con la iglesia de la Consolación); de aquí sale la Virgen del Espino en romería todos los 8 de septiembre hacia la iglesia, volviendo el 15.
Se continúa por el Paseo del Espino, entre eucaliptos, y luego por la calle Zabalza Tajonar, hasta la Casa Granja de la Cartuja de Cazalla, fundada por frailes de la Orden de San Bruno como filial agrícola de la Cartuja de Cazalla (abastecía a los frailes de ambas comunidades y a los de Santa María de las Cuevas); tras la Desamortización fue almazara y hoy una ruina. Cerca está la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, gótica-mudéjar en su origen con tres naves (conservándose la Capilla de San José de alrededor del año 1400), reconstruida en el siglo XVIII (la torre data de esa época); en su interior destaca el retablo de la Inmaculada Concepción de Martínez Montañés, en una de las capillas laterales.
A continuación por la calle del Cristo se llega a la ermita del Santísimo Cristo de la Misericordia y de la Virgen de los Dolores, antiguo Hospital de la Misericordia, de donde sale la cofradía del mismo nombre el Viernes Santo.
Finalmente, callejeo hasta la calle Cervantes, donde se ubica en el antiguo emplazamiento del castillo el Centro de Cultura Escuelas Nuevas (diseñado por el cuñado y discípulo de Aníbal González, artífice de la Plaza de España de Sevilla); alberga la Biblioteca Municipal, una sala temática de la historia de la minería (en los alrededores hubo minas de hierro y pirita, quedando las ruinas de las fundiciones del siglo XIX, abandonadas a principios del XX) y otra dedicada a José Manuel Lara (creador de la editorial Planeta e hijo predilecto de la localidad).
Waypoints
Waypoint
1,404 ft
Cruz del Humilladero (siglo XVI)
En una cara un Crucificado y en la otra la Piedad
Religious site
1,401 ft
Ermita de la Virgen del Espino (ss. XVI y XVIII)
De una sola nave con cuatro tramos y arcos transversales, que descansan en fuertes contrafuertes exteriores. Cubierta de madera de doble vertiente y espadaña
Religious site
1,348 ft
Ermita del Cristo de la Misericordia y Virgen de los Dolores
De origen mudéjar con transformaciones en el siglo XIX y XX. Planta rectangular con dos tramos separados por un arco triunfal apuntado, el primer tramo la nave principal y el segundo la Capilla Mayor. Portada en el muro de la Epístola enmarcada por alfiz y rematada por cornisa volada y espadaña en la cabecera. En su interior, retablo hornacina con la imagen de la Virgen de los Dolores (del siglo XVIII)
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