EL PONTÓN DE LA OLIVA-CUEVA DEL REGUERILLO-LA HEREDAD-LADERA DE CALZONES-CANCHO LA CABEZA-SENDA GENARO GR 300

Marcha realizada el domingo 28 de febrero de 2021
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Hoy nos hemos vuelto a acercar hasta este bonito rincón de la Sierra Norte, que linda por un lado con el turístico pueblo de Patones de Arriba, y por el otro con el inmenso embalse del Atazar, gracias al cual la mayoría de madrileños disfrutamos de un agua de excelente calidad. También hoy hemos hecho la salida con los sobrinos, que siguen demostrando a pesar algunas quejas que apuntan maneras como futuros montañeros. La verdad es que últimamente ya hemos dejado de sorprendernos por la gran cantidad de gente que decide “fugarse” de la ciudad para despejarse un poco de “la que está cayendo”; y por ese motivo desde muy temprano, hoy no eran ni las diez cuando ya se empezaban a saturar ambos aparcamientos.

Nosotros iniciamos la ruta desde el segundo aparcamiento, próximo a la presa del Pontón de la Oliva, y a la derecha de la carretera que se dirige hacia las poblaciones del Berrueco y del Atazar. Desde ahí mismo sale un senderito que pasa junto a las ruinas de la ermita de la Virgen de la Oliva, de la que sólo se conservan el ábside y el tramo inicial de la nave. Una verdadera pena y una demostración más de lo poco que se cuida el patrimonio artístico y cultural, pues se trata de un edificio de estilo románico-mudéjar del siglo XII-XIII, y ahí está de esa manera y tan abandonado. Por dicho senderito que deja a la derecha las citadas “ruinas” y que transcurre paralelo a la carretera ya citada, dibujamos una amplia zeta a la derecha que en otra recta de la misma longitud, rápidamente nos permite conectar por la izquierda con el GR 10, justo a la altura de una par de gruesas tuberías de la conducción de agua del canal de Isabel II que vienen desde el embalse ya citado. A partir de aquí iremos ya iremos viendo durante un buen tramo las marchas blancas y rojas del GR 10. Al kilómetro y poco de llevar todo el tiempo esta amplia senda llegamos hasta el cruce que por la derecha sube hasta la cueva del Reguerillo, de la cual se han investigado más de diez kilómetros de galerías, en distintos niveles y profundidades; y cuyas entradas tuvieron que cerrar con verjas metálicas para evitan que algunos desaprensivos se metieran para cometer algún acto vandálico (fogatas, roturas de estalactitas o estalagmitas) o incluso adentrarse en su interior con el enorme riesgo que eso conllevaba. Trescientos metros más adelante llegamos hasta el cruce con la M-134, carretera ya citada, para así poder continuar por el otro lado.

Al medio kilómetro se salva la profunda vaguada del arroyo de las Bañuelas, gracias a un Puente de piedra. Tras medio kilómetro más dejamos a nuestra izquierda el camino del GR 10, que pega un brusco giro a la izquierda para continuar unos metros más arriba por esta ladera oeste de las calizas de Patones. Nosotros aún seguiremos unos trescientos cincuenta metros más con el mismo rumbo oeste, pero ahora por un sendero que con fuerte pendiente de ascenso nos saca a una zona eleva “Las Esparteras” y plana en la que cogeremos por la derecha, y haciendo un giro de noventa grados, un pequeño sendero que ahora con rumbo norte enfila una loma que poco a poco va ganando altitud. Al medio kilómetro de coger la citada loma, que a ambos lados deja profundos barrancos surcados por el arroyo de Valdentales (a nuestra derecha) y el arroyo de las Cuevas (a nuestra izquierda), para acabar llegando hasta la zona de La Heredad. Medio kilómetro más adelante, y cuando ya nos encontramos a la altura del Frontón, dejamos a nuestra izquierda una antigua taina, que por el desuso se encuentra ruinosa.

Ya llevamos un buen rato en el que de frente y en el mismo sentido a la ruta llevamos el macizo en el que ya se divisa la cumbre del Cancho de la Cabeza. Al kilómetro y cuarto desde la taina nos plantamos en un colladito en El Ladero de Calzones, que supone el último y pequeño repecho de seiscientos metros, que habrá que salvar para alcanzar el cruce con el poste informativo que se encuentra ya a tan sólo los últimos cien metros por la izquierda del casi siempre concurrido Cancho de la Cabeza.

Aprovechamos una de las zonas de la parte alta más despejada de gente, para recuperar las fuerzas y dar buena cuenta de casi todo el líquido y sólido que cargábamos en las mochilas. Las vistas y el día están tan agradables que tras algo más de una hora retomamos la marcha. Ni que decir tiene que el rumbo cambia considerablemente pasando del oeste y norte que habíamos traído hasta aquí, a ser este con tendencia a sur el que llevaremos en este último tramo de regreso. A los 830 metros un cruce que hay que desestimar, ya que por la izquierda se dirige hacia el Poblado del Atazar. Nosotros por la derecha continuamos por una senda que siempre de bajada y tras hacer un par de amplias zetas, en tres kilómetros llega hasta el cruce con la misma carretera M-134 que cruzábamos por la mañana. Al kilómetro de haber cruzado la citada carretera llegamos hasta un cruce en el que debemos cambiar el rumbo a suroeste, para acabar saliendo tras otro kilómetro al pequeño aparcamiento que junto al cruce de la ya citada carretera, que hace un rato y ya también por la mañana teníamos que cruzar.

Este último tramo de poco menos de dos kilómetros que ya hacíamos por la mañana de subida, nos ofrece ahora unas espléndidas vistas, tanto de las paredes de roca caliza que se elevan bastantes metros por encima del curso del Lozoya, así como de unas vistosas cárcavas que ahora se encuentran iluminadas con el mismo sol de poniente, que nosotros ahora llevamos a la espalda, pero que a ellas les pega de frente.