El Purche, Cuesta de los Neveros, Río Monachil - P.N. Sierra Nevada

Fecha de realización: 10/06/18

Hay rutas que te dejan especialmente un buen sabor de boca por el camino recorrido, los paisajes contemplados y por la riqueza del entorno natural por el que se ha caminado. Esta para mi fue una de ellas. Tras un mes de Marzo y parte de Abril y Mayo en el que llovió en abundancia, el paisaje primaveral ha durado bastante tiempo y más en cotas altas en las que el sofocante calor de verano tarda más en llegar y en secar la vegetación que cubre los prados y campos. A pesar de llegar en los últimos coletazos de la primavera (y es que una tormenta de granizo nada más bajar del coche nos impidió realizar esta misma excursión dos semanas antes), a la vista de las fotos está como el verde, el agua y la floración lo invadía todo dejándonos una buena sensación que nos llevamos de vuelta a casa.

Comentar que para realizar este ruta, me basé en la que previamente estaba subida por "Fernan2g", del que vi la opción por esta zona que más se adaptaba a lo que andábamos buscando, así que le doy las gracias desde aquí por compartir.

Iniciamos nuestra ruta por la cuesta de los Neveros, en el Collado del Muerto, cerca del Purche. Aquí podremos dejar el coche en el margen contrario de la carretera junto a un pequeño merendero con unas amplias vistas. Comenzamos el camino en ascenso, por un tramo bien bonito de la cuesta de los Neveros, por la que iremos ganando vistas progresivamente de los prados que cubren la zona, así como de todas la serie de cimas menores que pueblan esta zona de la baja-media montaña nevadense. Este será el tramo de subida más prolongada, no obstante no deja de ser un mero paseo sin mayor dificultad como toda la ruta que no reviste mayor dificultad.

Poco antes de llegar al Collado de las Víboras, alcanzamos una pista y acaba la bonita vereda que veníamos siguiendo. Tras unos 500 metros llegamos al citado collado en el que empezaremos a caminar por la pista que conduce desde el Dornajo al convento de San Jerónimo o a la central de Diéchar, como es nuestro caso. Se trata de una pista ancha por la que caminaremos en descenso, que si bien podría ser más monótono como suelte pasar en este tipo de caminos, en este caso al menos disfrutaremos durante el tramo de unas vistas espectaculares que ayudarán a hacer más ameno el caminar.

Superamos el cruce a la derecha que deja a la izquierda el camino a San Jerónimo y seguimos bajando ya con las vistas puestas en el río Monachil, cuyo rumor está cada vez más presente. En una de la ultimas curvas hasta llegar al mismo cauce del río, nos asomamos a un mirador natural para contemplar el río desde arriba, en unas estupendas vistas. Atajamos la última curva y ya por fin llegamos al río, con un potente caudal de agua justo en el lugar en el que está la captación de agua para la cental hidroeléctrica de Diéchar.

Poco más adelante dejamos momentáneamente la pista principal para hacer una alto en el camino para comer, tras cruzar el río por un pequeño puente de madera.

Volvemos a la pista principal y caminaremos de vuelta al Collado del Muerto por la misma casi todo el rato, con el río Monachil abajo, a nuestra izquierda, el estupendo bosque que recubre la ladera contraria (pinos especialmente), también a la izquierda y la central de Diéchar y su caída de agua cada vez más cerca a nuestra derecha.

Ignoramos las distintas salidas del camino principal que van apareciendo y llegamos a la altura de la llamativa caída de agua desde la cámara de carga de la Central de Diéchar que desciende por la ladera de nuestra derecha y pasa bajo la pista, así como el tubo por el que debería bajar agua a presión pero no es así por lo que entendemos que la central está inactiva.

Aproximadamente aquí comienza el primer tramo de ascenso que sólo se verá interrumpido en una ocasión hasta el final de la ruta. Abandonamos definitivamente la compañía del río Monachil al tomar nosotros dirección norte y este seguir al oeste. Más adelante vamos dando vistas del cortijo de la Solana en un idílico paraje a los pies del Cerro del Manolón, sin duda favorecido por las fechas en que estamos.

Descendemos nuevamente y en las cercanías del barranco de las Mimbres decidimos abandonar la pista para ver si lleva agua dicho barranco ante el llamativo aspecto del mismo especialmente por estar repleto de flores. Bajamos hasta el mismo cauce y descubrimos un humilde y bello arroyo, que si bien es discreto se convierte en uno de los parajes más bonitos de la excursión. Tras disfrutar unos instantes del lugar seguimos caminando junto al río hasta que retomamos nuevamente la pista un poco más adelante.

Desde aquí ya sólo queda una prolongada pero cómoda subida hasta el punto de inicio de la ruta, rodeados de verdes prados, nogales, álamos, encinas y demás vegetación que nos harán más entretenido el resto del camino que nos queda por recorrer, unos dos kilómetros.

En definitiva, una ruta sencilla y bien bonita, que recomiendo realizar en primavera para disfrutar en todo su esplendor.