El Vigo (Valle de Mena): ascensión al Pico Peñalba de Lérdano en los Montes de la Peña

Recorrido circular (ida y vuelta por el mismo sendero) de ascensión desde El Vigo en el Valle de Mena a la cima del Pico Peñalba de Lerdano atravesando un espectacular hayedo y regreso.

Hemos seguido la ruta de “danielruizdelvalle”: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pico-penalba-de-lerdano-desde-el-vigo-valle-de-mena-montes-de-la-pena-130234457 , llevándola como referencia, aunque esta senda está señalizada en su totalidad y no hay riesgos de pérdida.

NOTA: Hemos tenido que rehacer la ruta por errores del GPS al entrar en la cueva de Lérdano y por eso no aparecen los tiempos empleados. Son estos: tiempo total en el recorrido de 4 h 50 m y en movimiento hemos estado 2 h 40 m.

Descripción de nuestra caminata: comenzamos a andar en el pequeño pueblo de El Vigo (Valle de Mena), desde al lado de su pequeña iglesia de San Pedro, de estilo románico, en la que destaca el tímpano representando a Jesús camino del calvario. Nos dirigimos hacia el sur para cruzar por un pequeño túnel el emblemático ferrocarril de La Robla, que une Bilbao con el pueblo de La Robla (León), que sobrevive a duras penas a su envejecimiento y falta de uso. Fue construido a finales del siglo XIX para trasladar el carbón de las cuencas mineras del norte de León y Palencia a la potente industria siderúrgica vizcaína. Cruza el norte de las provincias de Burgos, Palencia, León y el sur de Cantabria. Y a lo largo del siglo XX tuvo gran importancia económica y social, al ser una vía de comunicación del norte de estas tres provincias y el sur de Cantabria con la industriosa Vizcaya, hacia la que canalizaba la emigración, además de suministrar el carbón a sus hornos de fundición.

Avanzamos por un camino cementado en un corto tramo y que llega hasta el diminuto cementerio del pueblo. Enseguida se convierte en camino carretero entre árboles, que desemboca en unos extensos prados, desde los que ya podemos apreciar la majestuosidad de los farallones de los Montes de la Peña y el hayedo que se extiende generoso en sus faldas.

Entramos en el bosque por un sendero que no abandonaremos hasta llegar a la cima del Pico Peñalba de Lérdano. Está perfectamente definido y señalizado con hitos de piedras y círculos de pintura roja. Es de una pendiente bastante acusada, con tramos de fuerte desnivel. Vamos apreciando la densidad de este hayedo, con viejos y enormes ejemplares, también con hayas caídas. En ellas apreciamos la escasa profundidad de este suelo pedregoso, razón por la que algunas de ellas no han resistido erguidas.

Alcanzamos la cueva de Lérdano a la izquierda del sendero. Alguien ha coloreado de rojo intenso dos hayas jovenes para indicar el lugar donde se encuentra. Tiene una amplia entrada, pero parece que no es de gran profundidad, aunque no nos aventuramos a comprobarlo.

Ya hemos alcanzado una altitud considerable y llegamos al Collado o Portillo de Lérdano, desde donde tenemos unas fantásticas vistas del Valle de Mena, del que venimos, y hacia el Valle de Losa al sur, separados ambos por estos imponentes Montes de la Peña. El valle del sur (Losa) está entre 400 y 500 msnm más elevado que el del norte (Mena). Si se desea recorrer este cordal sin tener que realizar una ascensión de 1.000 metros, tenemos la alternativa de hacerlo desde el Valle de Losa, nos ahorraríamos 500 metros de subida.

Avanzamos por el sendero cercano al acantilado que va recorriendo el cordal hasta alcanzar la cima del Pico Peñalba de Lérdano, nuestro objetivo. La impresionante caída hacia el Valle de Mena de estos acantilados hace que nos sintamos volando sobre él. Alcanzamos la cima. El cierzo sopla por aquí bastante fuerte y es bastante más fresquito que en el valle.

Ha llegado el momento de reponer fuerzas. Descendemos un poco hacia el Valle de Losa para librarnos del cierzo y, dándole la espalda y con el valle a nuestros pies, nos tomamos un reparador descanso.

Iniciamos el descenso por el mismo sendero por el que hemos subido. Hacemos una bajada sin apenas descanso. La pronunciada pendiente en unos cuantos tramos hace que sea bastante cansado. La ascensión nos la hemos tomado con más paciencia y la hemos llevado bastante bien. Y de este modo finalizamos, donde lo iniciamos, este impresionante recorrido, que hecho con calma y dándonos tiempo hemos disfrutado.

Ya en el diminuto pueblo de El Vigo nos entretenemos un buen rato con una vecina hablando de horticultura. Ella estaba sembrando unas alubias en su huerta y nos cuenta aspectos de este y de otros cultivos que tiene. Como no podía ser de otro modo, no vive permanentemente aquí, sino en Bilbao. Este valle, como otros muchos del norte de esta provincia, se vaciaron en el siglo pasado con una acelerada y potente emigración hacia las industriosas provincias vascongadas. En la actualidad este valle tiene bastante vida por su cercanía con el País Vasco, sobre todo con Vizcaya, que hace que sea un lugar de vacaciones, de segundas residencias y de retornados en sus jubilaciones de muchos de los que tienen aquí sus orígenes.

En conclusión, itinerario de grandes atractivos, desde un valle maravilloso, que obliga a un ejercicio contundente y que consideramos altamente recomendable.

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