Embalse de Béznar-Sendero Alauxa-Pinos del Valle-Ermita Cristo del Zapato-Colada de Ízbor-Ízbor.

Esta ruta dejará satisfechos a los amantes del Valle de Lecrin, los que quieran ver un pueblo de reminiscencias moriscas, una Ermita en lo más alto de un cerro, y unos cultivos en los mismos lugares que ocuparon hace siglos.

Comenzamos la ruta en las inmediaciones de la presa del embalse de Bezpnar, en dirección a Pinos del Valle, donde a mano derecha encontraremos un aparcamiento desde donde da comienzo el sendero de Alauxa. Se trata de un bonito sendero, cuidado y con unas vistas generosas del embalse de Beznar, que poco a poco nos va subiendo a la población de Pinos, hasta llegar al Barrio Bajo de la misma, que iremos subiendo progresivamente dando con una peculiar escalera que nos lleva a una rotonda, la rotonda del abanderado, que bordearemos para tomar la carretera que nos sube hasta la base del sendero a la ermita del Cristo del Zapato, principal objetivo de la ruta de hoy.

Encontraremos este inicio a la izquierda de un antiguo lavadero, ubicado en un cruce con la carretera principal, y poco mas adelante encontramos un manantial con una bonita leyenda de amor.

Comenzamos la citada subida por una pista ancha para poco despues girar a la izquierda y tras una dura rampa comenzamos a zizaguear por un bonito y amplio sendero. La subida esta bien señalizada, aunque nosotros, con la charla, cuando nos dimos cuenta ya estábamos arriba.

La ermita no la vemos hasta estar casi en su base, y tras unas ultimas escaleras alcanzamos por fin la pequeña y espectacular Ermita. Es bonita y esta bien cuidada, y lo que es mejor, nos ofrece unas vistas de todo el valle de incalculable belleza, sublime, el esfuerzo de la subida ha merecido la pena.

Tomamos las fotos de rigor y, despues de disfrutar, afrontamos la bajada por el mismo sendero de subida, llegando de nuevo a las inmediaciones del manantial donde vemos un area de descanso.
Proseguimos nuestra ruta bajando por el pueblo pasando por la ermita de San Sebastian, la sala teatro Antiguo Molino y el viejo lavadero del pueblo. Cruzamos la carretera y vamos callejeando buscando la Colada de Izbor, un paso que nos une con el pueblo de Izbor que será nuestro siguiente objetivo. Quizas este sea el trazado mas seco y menos cuidado de toda la ruta y donde el sol pega con mas fuerza, pero poco a poco y una vez cruzado el barranco de Zaza, llegamos a Izbor, donde nos provisionamos de agua y bajamos hasta encontrar el cauce del rio que nos servirá como referencia para nuestro regreso al punto de partida.

Ízbor, antes conocido como "Yzbur" e "Ysbor", fue un municipio independiente hasta 1976, cuando se fusionó junto con Pinos del Valle en un solo municipio llamado El Pinar, y recayendo la capitalidad municipal en el núcleo pinero. En este pueblo y sus alrededores se pueden encontrar vestigio de las antiguas civilizaciones árabes y romanas que formaron asentamientos en la zona.

De esta manera vamos remontando el río entre cañaverales y vados, donde nos mojaremos en mas de una ocasion, metiendonos a veces con el agua por encima de los tobillos, y recorriendo algun tramo largo dentro del rio.

Para mi ha sido de las mejores partes de la ruta donde pasamos por varias huertas subtropicales. Limones, naranjas, aguacates, granadas entre otras frutas.

Esta zona abarca un entorno natural perfecto para la proliferación de huertas y cultivos de frutas tropicales bañada por el Mar Mediterráneo, protegida del viento del norte por Sierra Nevada y Sierra Lújar e influenciada por los vientos del norte de África ofrecen un microclima subtropical que regala más de 300 días de sol al año y temperaturas medias anuales de 20 grados que hacen del invierno más cálido de Europa. Las especiales y extraordinarias condiciones climáticas convierten a ésta zona en el mayor productor de frutas tropicales de calidad como mango, chirimoya, aguacate, o nísperos y otras más exóticas como guayabas, litchis, pitahaya, carambola, kumquat además de ser un epicentro de la cultura gastronómica tropical.

A partir de aqui ya solo nos queda seguir el evidente sendero que desemboca en una pista desde donde vemos, al fondo, la imponente pared de la presa del embalse de Beznar. Debemos seguir hasta casi los pies de la presa antes de girar a la izquierda y afrontar el ultimo tramo de la ruta, ascendiendo por la vieja carretera que nos lleva de vuelta al punto de partida. Una bonita e interesante ruta que nos hará disfrutar en su tramo final.

Como siempre lo mejor de la ruta la gran compañía de mi amigo Paco de Sabiote. Gran montañero y mejor persona.

Salud y montaña.

NOTA:
La dificultad de cada ruta depende de factores tan distintos como la longitud de la misma, el desnivel positivo, el desnivel negativo, el estado del terreno que pisamos, la meteorología reinante en ese dia y sobre todo la condición física y psícologica con la que afrontemos la ruta. Por lo tanto la calificación de cada ruta es subjetiva y habrá de amoldarse a todos estos factores en particular.