Embalse de Quéntar- Arroyos Tintín y Padules - Los Lastonares- Aldea de Padules

CÓMO LLEGAR:

Para acceder al punto de inicio de esta ruta, cruzaremos la presa del Embalse de Quéntar con el coche y tomaremos una pista, transitable que asciende hasta una pequeña explanada junto a la Escultura de una Cabra Montés Macho, donde se pueden aparcar unos tres coches. Si se quiere hacer la ruta más corta se puede aparcar un kilómetro mas arriba unos cien metros antes de una barrera que impide el paso de vehículos.

EMBALSE DE QUÉNTAR:

La presa de Quéntar fue inaugurada el 11 de mayo de 1976, se encuentra asentada entre el cerro de los Bermejales (por donde se accede al pantano), y el cerro del Castillejo (en el que se encuentran las cabras). Su muro tiene una altura de algo más de 100 metros y posee una capacidad de 13 millones y medio de metros cúbicos. Se halla en la ladera noroeste del Parque Natural de Sierra Nevada, a tan solo 16 Km. de Granada capital y a 30 minutos en coche de la Estación de Esquí de Sierra Nevada.

Por su situación privilegiada, a cerca 1.200 metros de altitud, se convierte en un destino idóneo para aquellos que busquen disfrutar de la tranquilidad del campo y a su vez deseen realizar turismo cultural sin sufrir el ajetreo de la ciudad.

Al norte linda con el Parque Natural de la Sierra de Huétor. Quentar y Güejar Sierra, sus poblaciones más cercanas, conservan el sabor de los pueblos serranos próximos a la ciudad de la Alhambra.

La construcción del pantano, no solo ha servido para abastecer de agua a Granada y producir electricidad (desde una pequeña subestación), también ha eliminado las riadas que desde antaño han venido inundando las huertas aledañas al río. Estas riadas eran provocadas por Fuente Loca (solo decir que después de los años de sequía, el pantano estaba bajo mínimos, cuando empezó a llover Fuente Loca "reventó" y el pantano se llenó en 5 días). Al pantano es alimentado por el río Aguas Blancas, el río "Padules" y el Arroyo del Barranco del Tintín.

DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:


Junto al aparcamiento encontraremos la CABRA MONTÉS MACHO, que se encuentra en lo alto de una columna de roca. La graciosa cabra la realizó Isabel Morcillo, la hija del famoso pintor granadino, profesor y director que fue de la Escuela de Artes y Oficios de Granada, Gabriel Morcillo, la que nos ha dejado también la simpática y popular Castañera que se queda en invierno guardando la puerta de los Helados Italianos en la Gran Vía, "vendiendo" castañas calientes a buen precio.


Y en lo alto de un picacho del Cerro del Castillejo, cerca del cortijo de Prado Montero, vigilando con orgullo el pantano de Quéntar, queda esa otra huella de esta ingeniosa artista; la cabra montés hembra; que en esta ocasión no visitaremos. Según ella misma cuenta, se le ocurrió hacer una cabra de cemento sobre un esqueleto metálico y con anclajes de hierro en las cuatro patas. Pero el problema era colocarla luego. De eso no hay que preocuparse, le dijeron los ingenieros del pantano; hubo que llamar a Paco Repeche, experto barrenero de Quéntar, que horadó como pudo cuatro agujeros en la roca perfectamente calibrados para las cuatro patas; una vez terminada la faena, dispusieron de una enorme grúa de poleas y allí, en lo alto del picacho, la plantaron con muchísimo esfuerzo.


Las anécdotas de las cabras son varias:


“En cierta ocasión unos excursionistas jóvenes regresaron a las casas asegurando a sus padres haber visto una cabra en lo alto de un pico, asomada con todo el descaro al pantano; como los mayores no daban crédito porque tan cerca no bajan las cabras, subieron al día siguiente y el animal seguía en el mismo lugar. Alguien les dijo con la típica guasa granaína, que no se movía porque tenía a sus crías debajo.”


“La cabra daba miel. Cuenta Isabel Morcillo que al armar la escultura introdujo papeles entre la trama metálica para luego repellarla con cemento; dejó un agujero para que respirara el material; orificio que fue aprovechado por las abejas que instalaron allí su panal. Es la única cabra del mundo que en vez de dar leche podría dar miel. Hasta entonces la cabra se mantenía intacta; nadie se acercaba por temor a las abejas; a nadie se le ocurría tocarla.”

Extraídas de Granada Hoy:
https://www.granadahoy.com/granada/cabra-pantano-Quentar_0_411559181.html

Comenzaremos la andadura con un suave ascenso por una pista que nos conduce al BARRANCO Y ARROYO DEL TINTÍN; que nace en la ladera de un cerro en Güejar Sierra, a 1910 msnm. Es uno de los principales afluentes del Río Aguas Blancas. Se nutre de varios nacimientos de aguas cristalinas en su recorrido. Gracias a este rio, se pueden abastecer de agua limpia varias granjas y cortijos de la zona como son el de TOBALO (con su acequia colgante), del TINTÍN (con su peculiar guarda y choza) y el de MURILLO.

Una vez llegados a la anteriormente mencionada barrera; nos desviaremos a la izquierda para cruzar por un puente el ARROYO DE TÍNTIN. Seguiremos por un carril que surge a la izquierda y que asciende radicalmente, atravesando un portillo ganadero, que dejaremos -abierto o cerrado- tal como lo encontremos. En este tramo tuvimos la suerte de ver un gran macho de Cabra Montesa que se dejó inmortalizar desde la distancia.

Tras el duro ascenso llegaremos a un collado donde cambia el paisaje de forma espectacular; campos y almendros dejan paso a un panorama de sabor montañero, con los pinares de los Alacranes enfrente y los cerros de la Sierra de Huétor detrás. Separándonos de todo ello, el profundo valle del Arroyo Padules, oculto a nuestros pies. Tomaremos un sendero que llanea, dejando a la derecha el ALTO DE HAZA REDONDA 1489 m., cuyo vértice geodésico se puede ver claramente desde el sendero. Este sendero conocido como el de Haza Redonda discurre por el límite de un denso pinar de reforestación y se bifurca en varios que discurren en paralelo; tomaremos el de mayor identidad y más marcado.

Algo después llegaremos a un formidable MIRADOR NATURAL, donde se vislumbra con gran claridad todo el VALLE DEL RÍO PADULES , con el Barranco de Prado Payoyo frente a nosotros y el Cerro del Zujeiro nevado coronando la escena. Desde aquí iniciaremos un vertiginoso descenso por un sendero algo enmarañado por la maleza algo espinosa y que desemboca en el bello cauce del RÍO PADULES que atravesaremos por un gran troco caído. El Río Padules es afluente del río Aguas Blancas en el que desemboca a la altura del embalse de Quéntar. Nace en la falda del Alto de las Catifas (2.336 m) y recoge aguas tanto de la sierra de La Peza como del sector oriental de Sierra Nevada. Hay un carril principal que transita la cuenca alta, entre Tocón y Güéjar Sierra, pero el resto del río es bastante inaccesible hasta el embalse de Quéntar, donde está hundido en un profundo cañón. Ello explica por qué es uno de los ríos más solitarios, olvidados y desconocidos de la provincia de Granada, pese a su belleza, salvajismo, y a la proximidad con la ciudad de Granada. Es un río con abundante fauna acuática, gracias a lo cual las truchas arcoíris con que se repobló adquirieron en poco tiempo gran peso.

Muy cerca se encuentra la anteriormente mencionada FUENTE LOCA. Se trata de un manantial tipo "Trop Plain", término hidrogeológico adoptado del fránces, significa "demasiado lleno". Son manantiales eventuales que sólo surgen en años de abundantes lluvias, el resto del tiempo suelen estar secos. en el momento de la salida del agua se produce un rugido típico, por lo que los lugareños suelen decir que ha reventado.

Tras cruzar el río, nos tacará un exigente ascenso por un pequeño sendero hasta las ruinas del CORTIJO ALTO DE LA CUEVA, rodeado de verde, al socaire de un espolón calizo y desde donde disfrutaremos de unas magníficas panorámicas del VALLE DEL RÍO PADULES. Continuaremos con un ascenso más suave que nos conduce al paraje conocido como LA MOLINA. Tras un tramo por un sendero algo difuso y poco marcado, tomaremos otro muy marcado que nos conduce bajo una falla hasta las inmediaciones de las CUEVAS DE LA MOLINA O DE PRADO PAYOYO. Son un conjunto de cuevas situadas sobre un risco calizo visitadas por los rebaños, Estamos en «la Cueva» que da nombre a los cortijos de más abajo. Es un espléndido lugar, atalaya sobre el valle y reposadero cómodo y soleado, a la par que bien defendido frente a posibles alimañas. De hecho, apostaríamos a que el sitio ha debido conocer pobladores neolíticos o hasta paleolíticos, que disfrutarían de una envidiable posición sobre una zona que, en tiempos, pudo albergar tanto buena caza como domésticos rebaños.

Continuaremos el ascenso por el frondoso BARRANCO DE PRADO PAYOYO, donde encontramos un rebaño de vacas que han dejado el sendero muy definido a su paso.. El sendero enlaza, un poco más arriba, con una amplia pista que viene por la izquierda desde el Cortijo de Alacranes. La tomaremos a la derecha en suave ascenso sumergidos en un hermoso pinar. En una curva muy cerrada a derecha, abandonaremos la pista y tomaremos un sendero que serpenteante asciende hasta las MINAS Y POZOS DE LOS LASTONARES DE QUÉNTAR. Comenzamos a ver calicatas y pozos, recientemente vallados y cerrados a cal y canto para evitar accidentes y expoliaciones, por una zona de relieve más o menos llano.

A finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, la minería fue una actividad muy relevante en la vertiente noroccidental de Sierra Nevada. En Güéjar-Sierra, el punto principal era el Barranco de San Juan, área donde se reconocieron, a mediados del siglo XIX, más de 20 filones mineralizados. Se localizaban allí minas de hierro, cobre y plomo argentífero, casi todas de pequeñas dimensiones.


En Quéntar las explotaciones eran más especializadas, encontrándose activas pequeñas minas de plomo en calizas de edad triásica de la ladera norte, entre las que destacaban Mina Matilde y Minas del Madroñal.


En las minas de los Lastonares de Quéntar, predominaba la galena. La vanadinita, aunque escasa, está presente en todos los niveles del complejo, la wulfenita aparece solamente en algunas escombreras y sobre todo en cristales sueltos en las tierras rojas procedentes de la descomposición de las calizas impregnadas de wulfenita. La wulfenita se encuentra tanto en las dolomías grises, como en las calcitas espáticas, como en los óxidos de hierro. Abundancia de núcleos de galena con cerusita, wulfenita y óxidos de hierro. ¿Goethita, Calcita, Cerusita, Galena, Wulfenita, Vanadinita?, Barita, óxidos de manganeso, molibdeno y otros sin identificar. Estos detalles geológicos han sido copiados de la ruta que hemos seguido, realizada magistralmente por avhinojosa.

Continuaremos con un descenso; en primer lugar, por un camino definido; posteriormente descenderemos, sin sendero, por una vaguada unos 300 m. hasta enlazar con una senda que nos conduce hasta el BARRANCO DE LOS LASTONARES.

Posteriormente llagaremos al CORTIJO DE PADULES, en primer lugar, y posteriormente a la ALDEA DE PADULES O PAULES. Lo primero que nos llama la atención es que estamos ante uno de los lugares de más difícil acceso de la geografía granadina pese a su cercanía con Granada capital. Es la típica cortijada que tuvo un gran esplendor a finales del XIX y principios del XX, principalmente debido a la actividad minera de las Minas de los Lastoranes y a la actividad agrícola y ganadera. Se dispone en paratas, junto a un farallón rocoso, aprovechando al máximo el terreno. Son construcciones en piedra, con vigas de madera y cañizos para los techos.

El paisaje dónde se ubica es idílico, aunque la comunicación dejaba mucho que desear, bajando el río y remontando hasta el Barranco del Tintín se llega a Quéntar, si remontamos el valle hacia arriba llegamos a Güejar-Sierra a través del collado del Alguacil, y por último en dirección Este, se llegaría a Tocón de Quéntar, pero todo ello con mucha dificultad y distancia. Imaginamos que tuvo que ser un lugar con mucha vida y alegría, con gente trabajando en el campo o en las minas, pero también con muchos niños y mujeres, es probable que tuviera escuela, y en las afueras hay una pequeña ERMITA dedicada a la Virgen del Rocío, aunque en su interior hay una serie de imágenes de diferentes vírgenes y cristos.

Durante la contienda de la Guerra Civil Española, era un lugar de paso de las personas que intentaban huir de la zona nacional y pasarse al sector republicano y viceversa. Eran viajes muy peligrosos, dónde nadie se podía fiar de nadie, y dónde muchos acabaron en la cuneta sin que nunca más se supiera nada de ellos. El lugar quedó en zona republicana, pero a poca distancia del frente de guerra.

Finalizada la guerra, por la orografía y complejidad del terreno, era un lugar muy usado por los "maquis" o "guerrilleros", para ubicar sus cuarteles, y en el caso de la cortijada para abastecerse de alimentos y tener noticia con el mundo exterior. A la Guardia Civil le era muy complicado llegar a este lugar, y cuando lo hacía, los vigías de los caminos ya habían hecho su trabajo y aquí nunca se encontraba a nadie.

Pasear por este aldea abandonada, casi fantasmagórica, es retrotraerse a otra época mucho más dura que la actual.

Tras pasar por la coqueta ermita comienza un precioso sendero en tranco bajo que discurre en paralelo al RÍO PADULES y por debajo de grandes tajos donde predominan los PINGORUCHOS; curiosas y llamativas formaciones rocosas, que hacen volar la imaginación encontrándoles pintorescos parecidos y pertenecientes al COMPLEJO ALPUJÁRRIDE, constituido por rocas calcáreas del Triásico, que ocupan el entorno del embalse de Quentar, Güejar Sierra y el área del Trevenque. El complejo Alpujárride tiene unos relieves más abruptos y poseen mayor erosionabilidad. Si bien las rocas calizas de esta zona carbonatada continúan en parte con el carácter alomado encontrado en altitudes superiores, incluso con formas kársticas tales como dolinas, son las formas caóticas de las dolomías las que dominan la fisionomía de esta zona. Los barrancos son más profundos y la fracturación de estos materiales da lugar a gravas, formando arenales y ríos de grava dolomítica que dotan al paisaje de un aspecto muy singular.


Además, en áreas donde las dolomías están muy tectonizadas sobre zonas donde se produce una erosión diferencial, forman relieves que dan un aspecto ruiniforme. En los carbonatos alpujárrides son frecuentes las paredes subverticales y los cañones profundos asociados a escarpes o zonas de falla.

Este sendero es extremadamente bello en otoño debido a la gama de colores que aportan las alamedas. Tras un precioso tramo junto al río, lo cruzaremos saltado de piedra en piedra y apoyados en ramas para no mojarnos. Tras cruzarlo afrontaremos el último ascenso de la ruta, un exigente sendero que enlaza con una pista de reciente creación para la instalación del tendido eléctrico. Después, abandonaremos la pista para retomar la VEREDA DE LA FUENTE DEL BARRIO ALTO hasta llegar al COLLADO PUERTO BLANQUILLO, que hace honor a su nombre por el colorido que le dan los arenales dolomíticos similares a los del Trevenque.

Desde el collado comienza el descenso por pista; estando atentos a un desvío a la derecha por un pedregoso sendero que nos hará atajar un buen tramo de pista. Este sendero enlaza con una pista que desciende hasta el BARRANCO DE HAZA REDONDA. La pista enlaza con el BARRANCO ARROYO DE TÍNTÍN, pasando por los CORTIJOS DE MURILLO Y TINTÍN y tras cruzar el RÍO TINTÍN, por un puente, pasaremos por el CORTIJO DE TOBALO donde encontraremos una peculiar ACEQUI SUSPENDIDA en un tajo.

Unos cientos de metros más y enlazaremos con el camino de ida. Ya solo nos resta desandar el camino de ida hasta el punto de inicio y final de esta magnífica y recomendable ruta.