EMBALSE DE VALUENGO - CERRO DE LOS JACINTOS

Tiempo en movimiento: 6 h 30'.

Realicé el itinerario en sentido antihorario.

En Valuengo está bien señalizada la carretera que nos dirige a su embalse. Podéis aparcar antes o una vez pasada la presa. Yo lo hice en un ensanche de la pista continuación de la carretera tras la presa.

Ya a pie los primeros 7 kilómetros son por esa pista, pista cercana a las aguas y que, entre otras cosas, pasa cerca de un abandonado observatorio de aves acuáticas.

Antes de abandonar la pista nos encontramos con una fuente a su derecha y dos cortijadas. Justo pasada la segunda abandonamos el camino ancho por una trocha ascendente, saltamos un murete de piedra, hallamos un refrescante abrevadero y tomamos una senda de vacas que discurre plácidamente por la orilla.

Antes de llegar a la cola del embalse hallamos su tramo más hermoso y en el que yo tuve la suerte de presenciar un ingente número de aves y otro, menos numeroso, de galápagos.

Según la vista aérea yo debería haber vadeado antes el río, pero no pude hacerlo hasta un kilómetro después de haber alcanzado la cola.

En la otra orilla del río tomamos una ancha senda que abandonamos pronto sorteando una alambrada. Cruzamos, poco más allá, un arroyo, nos topamos con un nuevo abrevadero y cogemos un camino del cuál nos desviamos junto a un árbol de muy generosa sombra.

Ahora estamos ascendiendo hacia el Cerro de los Jacintos, y lo hacemos junto a un barranco casi hasta el final, siendo la subida progresivamente exigente. Hay pasos de ganado que seguimos acá y acullá y que facilitan el tramo.

Ahora toca descender monte traviesa hacia un camino divisor de fincas que cruzamos por sendas cancelas; la primera la salté por encontrarla candada, la segunda la pasé abierta. Al poco de pasar las cancelas hallé tres perros: Un noble mastín, un chucho ladrador inofensivo y otro chucho atado a un árbol con evidente mala hostia. Os aviso para que estéis atentos a este último y no os salgáis del camino aquí.

Por caminos llegamos de nuevo a la orilla del embalse tras vadear un arroyo. A partir de aquí hay sendas que nos llevan a la presa, la mayoría bien visibles. Yo algunas veces abandoné las sendas para deambular por la orilla. Este tramo es muy agradable. Rematamos el paseo por los primeros metros de la pista.