- En la Sierra de Cordoneros. Almadén.

En las afueras de Almadén, donde el camino de Puerto Palacios se une con la Vereda de Badajoz, empieza nuestra ruta. Tomaremos la vereda hoy abandonada, que discurre entre paredes, chaparros, alcornoques y quejigos. El pequeño trayecto que hay hasta conectar con el camino de Puertorregüelo es espectacular. Continuamos nuestra marcha por el nuevo camino, una pista en buen estado para los vehículos pero que al caminante se le haría monótona si no fuese por el entorno en el que se encuentra, rodeado al principio de un bosque de eucalipto y más adelante de un arbolado en el que el pino es el dueño. Llegamos a Puertorregüelo y también al final de la pista. Toca ahora bajar por la otra cara de la sierra, el descenso es complicado entre pinos y monte, amén de los abruptos alfanjes que debemos sortear, con cuidado y sin prisas, admirando el paisaje, pues la dehesa de Castilseras con su pantano al fondo se ofrece al senderista. Una vez conseguida la bajada, el camino de Guajaroso nos llevará hasta las Casas del Vivero y el Aljibe. Hoy abandonadas, el lugar es de fábula para aprovecharlo como sitio de recreo. Subamos ya a Puerto Palacios. Tenemos dos alternativas: la primera hacerlo por el camino del Cascajal, una vereda antigua perdida entre la jara a tramos aún empedrada. La segunda, hacerlo por el cortafuegos. Nosotros optamos por esta última, la subida es dura pues la pendiente así nos lo demuestra pero no deja de ser superada. Al final Puerto Palacios, las vistas vuelven a ser inmejorables y merece la pena detenerse un instante. El camino de regreso espera a nuestras espaldas.