En torno a la Mesa de Oña (recorrido tradicional)

La Mesa de Oña y su entorno presenta un indudable interés para el senderismo y son muchas las diferentes rutas que, para tal propósito, se utilizan. La senda que ofrece el Parque Natural integra muchas de ellas, lo cual resulta en un amplio abanico de posibilidades a la hora de recorrer el extremo suroccidental de los Montes Obarenes.

En esta primera entrega publicamos la ruta tradicional desde Oña y posteriormente haremos lo mismo con otra alternativa desde el mismo Oña, así como sendas opciones desde Penches y Pino de Bureba.

Otra consecuencia del establecimiento de esta nueva senda es la desaparición de las antiguas PRC-BU 65, PRC- BU 101 y SLC-BU 108, que se funden en una. El Parque Natural comienza a señalizar sus sendas con un color corporativo propio: morado y blanco. Estos nuevos colores irán sustituyendo a los amarillos y verdes que tenemos en otras sendas a medida que vayamos repasándolas en tareas de mantenimiento.

Podemos salir tanto del centro de Oña como de la Casa del Parque; ambas están señalizadas y muy cercanas una de otra. Optamos por la segunda, al tener un cómodo aparcamiento con cuyo uso evitamos además el exceso de vehículos en el casco urbano.

El inicio de la senda nos lleva por los antiguos jardines del milenario Monasterio de San Salvador, compartiendo 500 metros con el paseo que los recorre, denominado Senda de la Huerta de San Salvador. Dejaremos esta para, a continuación, cruzar por una rampa la muralla del Monasterio. Allí nos juntamos con el tramo que sube del pueblo y comenzamos a subir en dirección al monte.

Nos alejaremos un poco de la muralla para dar con la variante del Pie del Ángel y la Maza, que nos brinda otra alternativa para acceder a la Sierra y que utilizaremos otro día. Continuamos a la izquierda y, enseguida tras un giro, abandonaremos la pista a su derecha por una trocha que constituía el antiguo camino y que se va emboscando a la vez que trepa monte arriba rumbo al camino de la Gargantilla, con el que nos cruzamos en primera instancia en el punto donde comienza la senda circular. A la izquierda (por donde regresaremos más adelante) iríamos a través del hayedo hacia Penches y Barcina, y a la derecha subimos hacia la Sierra.

Los caminos antiguos raramente coinciden en su trazado con las pistas aptas para vehículos realizadas con posterioridad. De este modo, nuestra senda va a discurrir cercana a la pista o cruzándose con ella en varios puntos que nos servirán de referencia.

Antes de continuar es necesario advertir que el camino de la Gargantilla pasa por una zona en la que hay colocados varios puestos palomeros de caza, por lo que esta senda no es transitable entre los meses de octubre y el 15 de febrero. Afortunadamente tenemos alternativas suficientes para que esto no suponga una contrariedad.

Como nosotros estamos a finales de febrero, seguimos adelante subiendo por el camino antiguo que entra y sale de la pista evitando los amplios zigzags que esta dibuja. Pasaremos junto a alguno de los ahora mudos puestos de caza y arribaremos finalmente al alto en la campa y junto a los corrales en ruinas de El Prao, sin “d”, tal y como se llama el lugar.

Ya estamos en la Sierra. A nuestra derecha queda la opción de volver por la Maza o ir hacia Pino de Bureba, alternativas que publicaremos en otras entradas. La Mesa de Oña queda al Este, por lo que seguimos la senda hacia la izquierda siguiendo la pista que discurre entre campas y pinos. En toda esta zona es aún más conveniente llevar el track, ya que el ganado suele hacer de las suyas con la señalización, parte de la cual tiende a desaparecer periódicamente.

Pasaremos por el término de Hoyo Redondo, dejando Valdehayas a nuestra izquierda, para llegar al punto de donde sale la variante de subida a la Mesa. Se trata de 3 kms (ida y vuelta) de una senda dibujada entre bosquetes de boj en los que hay que estar atento a las marcas o al track. Tras una primera subida algo trabajosa, llegamos al llano de la Mesa. Nos encontraremos en primer lugar con un gran cúmulo de piedras que marca el punto más alto, la cumbre verdadera. No obstante, el buzón está situado 500m más allá, al pie del cantil, en un lugar privilegiado por sus vistas sobre la Bureba.

De regreso a la ruta circular, veremos a nuestra derecha una amplia vaguada que baja hacia La Parte de Bureba, denominada el Callejo. Podemos, si no nos importa andar algo más, salir un momento de la senda y acercarnos vaguada abajo (400m) a ver un estupendo chozo de pastores bastante bien conservado.

Tras esto, seguiremos por la pista rumbo Este hacia nuestro próximo objetivo. Unos metros por debajo de la pista encontramos el Pozo Chutel, un insospechado precioso manantial en plena ladera. Nos encontramos también unos abrevaderos de ganado que nos sirven de punto de partida para subir al Pico Cuchillos; una subida breve pero muy animada por la presencia a medio camino del Chozo de las Merinas, apoyado en la roca natural y de gran belleza. La segunda parte del ascenso no está señalizado, pero es una trocha evidente entre bojes.

De vuelta a la pista, pronto llegamos a la Laguna, una charca natural que fue mucho mayor en sus tiempos. En este punto confluye nuestro recorrido con la Senda de Barcina de los Montes, que nos acompañará durante casi un kilómetro. Viramos al Sur 90 grados pasando primero una pequeña loma en la que destacan una serie de pinos diseminados cuyo porte tortuoso nos deja ver las duras condiciones climáticas en las que crecen aquí arriba. Subimos y bajamos la loma hasta llegar a uno de estos llamativos pinos junto al que ya vemos el sendero de bajada en el límite del hayedo. Estamos en el Portillo del Mercado.

Nos adentramos en el Hayal de Penches-Barcina. Esta impresionante senda de bajada nos mete de lleno en el un bosque lleno de sensaciones, las cuales dependerán del día y de la estación del año en que nos encontremos. Por fin nos deposita en otra pista y un cruce. A la izquierda continúa nuestro camino, a la derecha iríamos a Barcina y de frente bajaríamos hacia Penches.

Esta parte del recorrido es bastante llana y larga (más de 3 kms), faldeando el monte, y nos conduce por un bosque de hayas primero y más tarde por una plantación de coníferas. Ya relajados por la larga ausencia de cuestas, subiremos una pequeña que atraviesa un paso canadiense y, tras este, habremos alcanzado el final de la senda circular, llegando al cruce que nos devuelve a Oña, desandando, esta vez cuesta abajo, la variante que une la senda con la villa condal.

Si no lo hicimos antes de echar a andar, este será el momento de visitar Oña con sus muchos puntos de interés entre los que se encuentra, por supuesto, la Casa del Parque Natural.

No es esta una senda con grandes dificultades técnicas, si bien su longitud requiere una mínima forma física. Con todo, son muchas las posibles escapatorias o tramos opcionales (junto con otras alternativas que publicaremos aquí) que nos dan suficiente juego como para plantearnos hacer al menos partes de ella si vemos que se nos puede quedar algo grande.