Entre desfiladeros (Hornillatorre)

Punto de partida: Hornillatorre.
Espacio protegido: Monumento Natural Ojo Guareña.
Época recomendada: Todo el año. El cruce con el río Trema en invierno resulta imposible. Ese tramo hay que realizarlo por la carretera.
Elementos de interés: El cañón del Trema, el desfiladero de la Hoz, las diaclasas, el sumidero del río Trema y dos de las localidades de la comarca: Cornejo y Hornillalatorre.
Tipo de camino: El recorrido está perfectamente balizado correspondiéndose con el PR-BU 40.
Servicios: En Espinosa de los Monteros encontramos bares, restaurantes y alojamientos hoteleros. En Quintanilla del Rebollar se encuentra la casa del parque de Ojo Guareña.

Descripción del itinerario.

Tras la visita a la lobera del Alto del Caballo en la cercana Espinosa de los Monteros y dada la cercanía de Ojo Guareña, nos desplazamos a Hornillalatorre para completar la mañana y parte de la tarde realizando el PR-BU 40 "Entre Desfiladeros", una de las mejores opciones que se pueden realizar por el monumento natural.

El inicio del recorrido, al ser circular, lo podemos encontrar en tres localidades: Quintanilla del Rebollar, Hornillalatorre y Cornejo. La segunda es nuestra opción dada la cercanía a Espinosa además de que nos ahorramos unos cuantos metros. Hornillalatorre es una pequeña población con buenas muestras de arquitectura de las Merindades, donde destaca el balcón corrido con solana. Aquí debemos bordear la iglesia para salir de la localidad (figuras 1, 2 y 3).

Rumbo hacia el norte, la senda sale de Hornillatorre para adentrarse primero por un joven robledal y más tarde, en un paisaje mucho más abierto, por campos de cultivo con unas sensacionales vistas hacia los cortados calizos de Ojo Guareña (figuras 4, 5 y 6).

Llegando al kilómetro 2 de la ruta deberemos prestar atención en dos desvíos, los dos hacia la izquierda. El primero de ellos es el que nos lleva a Quintanilla del Rebollar y el segundo el que nos permite salir de la pista para seguir bordeando la peña del Oricedo (figuras 7, 8, 9 y 10).

Hemos virado hacia el sur y las hayas que veíamos antes son sustituidas por ejemplares jóvenes de robles acompañados por bosquetes de avellanos. A medida que vamos ganando altura la senda se va encajonando en el cañón del Trema (figuras 11 y 12). Seguidamente pasaremos la carretera que se dirige a Cornejo para cruzar o intentar cruzar un río Trema que en la época en que realicemos el recorrido puede venir con más o menos caudal. En nuestro caso nos topamos con bastante agua por lo que hubo que remangarse (figuras 13, 14, 15 y 16).

La ocasión lo merece porque entramos en una de las partes más atractivas de la ruta: las cuevas kársticas. Éstas constituyen una parte importante del monumento natural. En el cañón del Trema encontramos unas cuantas aunque sólo vemos la entrada de la cueva de Cornejo (figuras 17 y 18).

Antes de llegar a Cornejo las aguas del Trema han modelado una estrecha hoz donde podremos observar los efectos de la disolución de las calizas a lo largo de sus planos de rotura o diaclasas. Aquí el río desaparece filtrándose entre las rocas y comienza su largo recorrido subterráneo, hasta que vuelve a salir a la superficie a unos kilómetros de Cornejo (figuras 19, 20, 21 y 22).

A su paso por Cornejo, capital de la merindad de Sotoscueva, el cauce del río Trema permanece seco la mayor parte del año. Las casas tradicionales, algunas con buena sillería, escudos y grandes portalones, conforman bellos rincones en Cornejo. A la salida del núcleo podemos ver un antiguo potro de herrar (figuras 23, 24, 25, 26, 27, 28 y 29).

Tras salir de la localidad, caminaremos unos metros por una carretera con poco tráfico para desviarnos por una pista que gira en ascenso hacia la izquierda en dirección al cementerio (figuras 30, 31, 32 y 33).

Aproximadamente 1 kilómetro después del cementerio de Cornejo, la senda llega a una encrucijada en la cual habrá que salirse del camino que llevamos y tomar la senda que nos sale a la izquierda (figura 34). En continua ascensión, llegamos al paraje de Valcaba donde atravesamos un monte compuesto mayoritariamente de encina y otras quercíneas (figuras 35 y 36).

Alcanzamos por fin la parte superior del barranco de la Hoz, donde hay un panel interpretativo del desfiladero. Disfrutamos de un magnífico paisaje sobre el barranco, a la sombra de la peña Caballera. Nuestro siguiente objetivo es la localidad de Hornillalatorre pero aún queda algo oculto y no se ve desde aquí (figuras 37, 38, 39, 40 y 41).

Impresiones.

Se trata de un paseo por una de las siete “conchas” o cejos lobulados que conforman la crestería caliza que caracteriza el paisaje del monumento natural. La senda revela el impresionante paisaje de la zona, entre valles encajados. Podremos observar los efectos de la disolución de las calizas a lo largo de sus planos de rotura (o diaclasas), el sumidero del Trema y dos de las localidades de la comarca: Cornejo y Hornillalatorre.