168. Entre Peñacoba y Doña Santos
near Peñacoba, Castilla y León (España)
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📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 51 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 374 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Concluía una semana y pico de tiempo borrascoso (nebuloso, lluvioso, nivoso); en escenario blanco o grueso gris. A la mínima muestra de flaqueza (la suya), había que arrebatarle a ese crudo invierno un percigo de azul, siquiera breve.
Siempre con el radar meteorológico en vela, para hoy y hacia el sur se preveía un día soleado, con techo transparente. Pedir, además, una temperatura suave habría sido tan fantasioso como indebido. No podíamos perder esa oportunidad.
Y allá fuimos, previa consulta sobre posibles batidas de caza en la zona. Esta vez no nos arruinarían la excursión. La experiencia, los precedentes, tienen que servir para aprender. Comprobado: parece que ahora todo estaría en orden.
Nada más salir a la calle, el termómetro bajó a cero grados en un momento (… menos 1, … menos 3…). Cuando llegamos al inicio de la ruta en Peñacoba (8:45 h am), 5 bajo cero. Era lo esperable. Empezaba a despuntar el sol en un cielo azul. Más que suficiente.
Poco cambió la temperatura a lo largo de la mañana. Cuando finalizamos, 4 horas después, había 1 grado (‘a pleno sol’). Ni quito ni pongo. Una hora más tarde (ya en el camino de vuelta a casa), a las 14 h, seguíamos a 1 grado.
No hubo sudores. La botella de agua llegó intacta al final de la ruta. No la echamos de menos. En caso de haberla necesitado, ¿quién habría sido tan osado como para meterse un granizado entre pecho y espalda?
Día, pues, tan ahorrativo en agua y sudor como derrochador en emociones (unas, beatíficas; otras, belicosas). Lágrimas, una curiosa combinación de ambas cosas (agua y emoción), no hubo, pero cerca estuvimos de ello….
LA RUTA
La ruta se inicia en el pueblo de Peñacoba. Tras cruzar unas praderas, encaramos el monte; un extenso paraje de pinos y sabinas, principalmente. A lo largo de prácticamente todo el trayecto vamos por senderos, caminos rurales y pistas forestales.
En el km 5,2 dejamos el tramo circular y nos dirigimos por un apéndice lineal a la población de Doña Santos. Este tramo lineal es opcional. Tiene una longitud de algo más de 4 km entre ida y vuelta. En él abandonamos el interior del bosque y salimos a una zona más abierta de campos de cultivo. Añade variedad al conjunto.
De vuelta a la parte circular, giramos a la derecha en la bifurcación del km 9,7. Enlazamos con una variante del GR-160 o Camino del Cid. Este sendero de gran recorrido se alarga aproximadamente 1.100 km entre Vivar del Cid (Burgos) y Orihuela (Alicante).
En la parte circular de la ruta, al integrarse en el GR-160, encontramos abundante señalización. Esto facilita el seguimiento del trazado por zonas más agrestes y pedregosas, donde el sendero en el suelo queda a veces difuminado.
Hacia el km 13, ascendemos a nuestra mayor cota de altitud. Es una amplia atalaya que nos proporciona magníficas vistas de la sierra rocosa que va desde el desfiladero de La Yecla hasta el Cuerno de Gete, con Peña Águila en el centro.
Desde allí hasta el final, en descenso, un camino nos acerca de regreso a Peñacoba. En esta ocasión, el camino estaba disfrazado de arroyo: helado a trechos; fluyendo animoso en otros. Bello espacio abierto flanqueado por montes, praderas y campos.
Posibles Dificultades:
Las demandas físicas son leves. Se incrementan algo debido a la nieve o el agua en varios puntos. Ninguna dificultad fue insalvable, incluso tras días de lluvia y nieve. Más bien, esas condiciones añadieron alicientes.
La orientación no es particularmente compleja, pero se hace muy aconsejable una guía, dadas las múltiples confluencias de caminos.
DESTACADO
He dejado transcurrir una semana antes de componer esta sección. Quería que los brillos de la ruta superaran la criba del paso del tiempo; no fueran a deslumbrarme momentáneamente. A ver qué queda después del filtro por ese cedazo.
Cada día trae su propio afán e interés. En el invierno (y más el de aquí), la naturaleza se vuelve espartana. Aparte del impasible verde oliva de los mayoritarios pinos y sabinas, y los tímidos brotes esmeralda en los sembrados y praderas, aquella no ofrecía otros colores.
Imagino que en primavera esto será aún más bonito. Pero, aquí, ahora, esos verdes bastaron tal cual para dejarnos muy satisfechos. Estaban amplificados por la luminosidad de un cielo azul y el lustre del pardo de la tierra, y en contraste con el blanco de la nieve y el hielo.
Más allá de estas generalidades objetivas, algunos tramos concretos de la ruta son especialmente destacables:
(1) Así ocurre con el bosque que va desde el km 9,6 al 11,6. Un ‘simple’ pinar…. De enormes pinos oscuros y suelo alfombrado con pinocha; a trechos, cruzados por holgadas avenidas; otros, por un sinuoso sendero. La nieve y el hielo elevaban su cotización. Y más si uno se imaginaba cabalgando “al destierro con doce de los suyos…”.
(2) Es el caso también del área del portillo (sin nombre) en la zona más alta del regreso (km 13,5). Reúne ese lugar los mayores atractivos de la ruta en cuanto a vistas panorámicas. Todas te señalan el camino (‘en escalera’) hacia el cielo. Allí hay que detenerse a contemplar y desprenderse de lastre:
(2a) En las proximidades, de frente, hacia el norte, está la sierra desnuda que, tras el corte de La Yecla, llega hasta el Cuerno de Gete, pasando por la prominente Peña Águila.
(2b) Más a lo lejos, emergen la Sierra de Neila y algunas cumbres de La Demanda (noreste), todas ellas de blanco, más la mole de Carazo y Peña Cervera (noroeste).
(3) Otro tanto se aplica al descenso desde el portillo; en realidad, hasta el cierre de la ruta. Los caminos se convierten en arroyos, líquidos o sólidos. Todo ello mientras seguimos disfrutando de las espléndidas vistas. En el tramo final, ya cerca de Peñacoba, las dilatadas praderas ponen el broche esmeralda.
Como se puede apreciar, los aspectos más sobresalientes están en el regreso. Pero no hay que quitarle mérito al resto. En realidad, la disparidad y el contraste que ‘el resto’ (no destacado aquí) aporta, hace ganar en relumbre a lo destacado.
ANÉCDOTA
“El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
…
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga”.
(del poema Antonio-Machadiano sobre el destierro del Cid)
Allí ocurrió, precisamente; la anécdota, quiero decir; en el ‘Camino del Cid’ (GR-160).
Con antelación, habíamos confirmado en la web de la Junta de Castilla y León que en la zona ‘NO’ habría batidas de caza. Conviene consultarla (https://servicios.jcyl.es/Emcc/) [‘pestañas’: Entrada sin Certificado, y Plataforma de Cacerías Colectivas].
Tranquilos, pues. Nos despreocupamos. Nos desentendimos de ese asunto. …Pero no del todo, al parecer. A juzgar por los hechos que luego acontecieron, alguna lucecita se debió quedar de guardia en mi cerebro.
En pleno bosque, pero siguiendo un camino comunal, íbamos en total calma. De pronto, sin señal previa, estallaron tres disparos de escopeta casi seguidos. A pocos metros. Juraría que oí los perdigones del calibre 5 silbarme por encima. Más cerca que nunca. En otras ocasiones habíamos oído tiros, pero no sabíamos dónde; o sí, pero más lejanos.
He dicho ‘alguna lucecita de guardia’ porque me lancé plano a tierra como un resorte que se libera bruscamente. En milésimas de segundo tras el primer tiro. Miré atrás y vi a mi acompañante paralizada de pie. “!Al suelo, al suelo!”.
Grité “!Cuidado!” para hacer notar nuestra presencia y con un par de pitidos de silbato indiqué la posición. Pero esto debió ser ‘mil años’ más tarde. El cerebro racional es mucho más lento que el emocional. En cuestiones de supervivencia, cuando prima la rapidez, éste es el experto.
Vimos enseguida a dos cazadores. A pesar de su proximidad, en lugar de entrar en ‘discusiones’ de dudosa utilidad, salimos ‘como alma que lleva el diablo’ (o, más bien, que escapa de él). Seguro que sus permisos de caza tenían las debidas restricciones, pero....
Más tarde nos cruzamos con otros dos. Ya no hubo sobresalto. Sus perros, amistosos, les precedían como emisarios. Amables, nos saludaron y nos dijeron que hoy era el último día hábil para cazar la becada (un ave migratoria de unos 300 gr de peso).
“Pues aprovechen lo que poco que les queda”. No vimos que llevasen carga.
Seguimos oyendo algunos disparos, ya más lejanos. Ahora sí estábamos tranquilos. A la becada se la caza al vuelo (imagino…); disparando hacia arriba; y no contraatacan. No es como al jabalí, hacia abajo; y mejor que no te los encuentres heridos.
No hubo, pues, sangre. Tampoco el ‘polvo, sudor y hierro’ del impactante poema machadiano (‘piel de gallina’ te deja): El polvo, de haberlo, quedaría tapado por la nieve; el sudor, si acaso frío, en el primer encuentro cinegético; el hierro, supongo que más bien fue plomo.
(Aclaro: no eran una ‘batida’ o una ‘cacería colectiva’ propiamente dichas, de las que informa la web de JCyL; sólo cazadores aislados).
RUTAS CERCANAS
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/monte-del-enebral-de-carazo-al-cuerno-de-gete-a-pena-aguila-122544323
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-pinilla-de-los-barruecos-y-mamolar-122305984
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-cervera-desde-barriosuso-93698749
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/senda-del-sabinar-del-arlanza-90986609
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-valdosa-y-el-churrion-desde-tejada-101032669
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 51 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 374 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Concluía una semana y pico de tiempo borrascoso (nebuloso, lluvioso, nivoso); en escenario blanco o grueso gris. A la mínima muestra de flaqueza (la suya), había que arrebatarle a ese crudo invierno un percigo de azul, siquiera breve.
Siempre con el radar meteorológico en vela, para hoy y hacia el sur se preveía un día soleado, con techo transparente. Pedir, además, una temperatura suave habría sido tan fantasioso como indebido. No podíamos perder esa oportunidad.
Y allá fuimos, previa consulta sobre posibles batidas de caza en la zona. Esta vez no nos arruinarían la excursión. La experiencia, los precedentes, tienen que servir para aprender. Comprobado: parece que ahora todo estaría en orden.
Nada más salir a la calle, el termómetro bajó a cero grados en un momento (… menos 1, … menos 3…). Cuando llegamos al inicio de la ruta en Peñacoba (8:45 h am), 5 bajo cero. Era lo esperable. Empezaba a despuntar el sol en un cielo azul. Más que suficiente.
Poco cambió la temperatura a lo largo de la mañana. Cuando finalizamos, 4 horas después, había 1 grado (‘a pleno sol’). Ni quito ni pongo. Una hora más tarde (ya en el camino de vuelta a casa), a las 14 h, seguíamos a 1 grado.
No hubo sudores. La botella de agua llegó intacta al final de la ruta. No la echamos de menos. En caso de haberla necesitado, ¿quién habría sido tan osado como para meterse un granizado entre pecho y espalda?
Día, pues, tan ahorrativo en agua y sudor como derrochador en emociones (unas, beatíficas; otras, belicosas). Lágrimas, una curiosa combinación de ambas cosas (agua y emoción), no hubo, pero cerca estuvimos de ello….
LA RUTA
La ruta se inicia en el pueblo de Peñacoba. Tras cruzar unas praderas, encaramos el monte; un extenso paraje de pinos y sabinas, principalmente. A lo largo de prácticamente todo el trayecto vamos por senderos, caminos rurales y pistas forestales.
En el km 5,2 dejamos el tramo circular y nos dirigimos por un apéndice lineal a la población de Doña Santos. Este tramo lineal es opcional. Tiene una longitud de algo más de 4 km entre ida y vuelta. En él abandonamos el interior del bosque y salimos a una zona más abierta de campos de cultivo. Añade variedad al conjunto.
De vuelta a la parte circular, giramos a la derecha en la bifurcación del km 9,7. Enlazamos con una variante del GR-160 o Camino del Cid. Este sendero de gran recorrido se alarga aproximadamente 1.100 km entre Vivar del Cid (Burgos) y Orihuela (Alicante).
En la parte circular de la ruta, al integrarse en el GR-160, encontramos abundante señalización. Esto facilita el seguimiento del trazado por zonas más agrestes y pedregosas, donde el sendero en el suelo queda a veces difuminado.
Hacia el km 13, ascendemos a nuestra mayor cota de altitud. Es una amplia atalaya que nos proporciona magníficas vistas de la sierra rocosa que va desde el desfiladero de La Yecla hasta el Cuerno de Gete, con Peña Águila en el centro.
Desde allí hasta el final, en descenso, un camino nos acerca de regreso a Peñacoba. En esta ocasión, el camino estaba disfrazado de arroyo: helado a trechos; fluyendo animoso en otros. Bello espacio abierto flanqueado por montes, praderas y campos.
Posibles Dificultades:
Las demandas físicas son leves. Se incrementan algo debido a la nieve o el agua en varios puntos. Ninguna dificultad fue insalvable, incluso tras días de lluvia y nieve. Más bien, esas condiciones añadieron alicientes.
La orientación no es particularmente compleja, pero se hace muy aconsejable una guía, dadas las múltiples confluencias de caminos.
DESTACADO
He dejado transcurrir una semana antes de componer esta sección. Quería que los brillos de la ruta superaran la criba del paso del tiempo; no fueran a deslumbrarme momentáneamente. A ver qué queda después del filtro por ese cedazo.
Cada día trae su propio afán e interés. En el invierno (y más el de aquí), la naturaleza se vuelve espartana. Aparte del impasible verde oliva de los mayoritarios pinos y sabinas, y los tímidos brotes esmeralda en los sembrados y praderas, aquella no ofrecía otros colores.
Imagino que en primavera esto será aún más bonito. Pero, aquí, ahora, esos verdes bastaron tal cual para dejarnos muy satisfechos. Estaban amplificados por la luminosidad de un cielo azul y el lustre del pardo de la tierra, y en contraste con el blanco de la nieve y el hielo.
Más allá de estas generalidades objetivas, algunos tramos concretos de la ruta son especialmente destacables:
(1) Así ocurre con el bosque que va desde el km 9,6 al 11,6. Un ‘simple’ pinar…. De enormes pinos oscuros y suelo alfombrado con pinocha; a trechos, cruzados por holgadas avenidas; otros, por un sinuoso sendero. La nieve y el hielo elevaban su cotización. Y más si uno se imaginaba cabalgando “al destierro con doce de los suyos…”.
(2) Es el caso también del área del portillo (sin nombre) en la zona más alta del regreso (km 13,5). Reúne ese lugar los mayores atractivos de la ruta en cuanto a vistas panorámicas. Todas te señalan el camino (‘en escalera’) hacia el cielo. Allí hay que detenerse a contemplar y desprenderse de lastre:
(2a) En las proximidades, de frente, hacia el norte, está la sierra desnuda que, tras el corte de La Yecla, llega hasta el Cuerno de Gete, pasando por la prominente Peña Águila.
(2b) Más a lo lejos, emergen la Sierra de Neila y algunas cumbres de La Demanda (noreste), todas ellas de blanco, más la mole de Carazo y Peña Cervera (noroeste).
(3) Otro tanto se aplica al descenso desde el portillo; en realidad, hasta el cierre de la ruta. Los caminos se convierten en arroyos, líquidos o sólidos. Todo ello mientras seguimos disfrutando de las espléndidas vistas. En el tramo final, ya cerca de Peñacoba, las dilatadas praderas ponen el broche esmeralda.
Como se puede apreciar, los aspectos más sobresalientes están en el regreso. Pero no hay que quitarle mérito al resto. En realidad, la disparidad y el contraste que ‘el resto’ (no destacado aquí) aporta, hace ganar en relumbre a lo destacado.
ANÉCDOTA
“El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
…
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga”.
(del poema Antonio-Machadiano sobre el destierro del Cid)
Allí ocurrió, precisamente; la anécdota, quiero decir; en el ‘Camino del Cid’ (GR-160).
Con antelación, habíamos confirmado en la web de la Junta de Castilla y León que en la zona ‘NO’ habría batidas de caza. Conviene consultarla (https://servicios.jcyl.es/Emcc/) [‘pestañas’: Entrada sin Certificado, y Plataforma de Cacerías Colectivas].
Tranquilos, pues. Nos despreocupamos. Nos desentendimos de ese asunto. …Pero no del todo, al parecer. A juzgar por los hechos que luego acontecieron, alguna lucecita se debió quedar de guardia en mi cerebro.
En pleno bosque, pero siguiendo un camino comunal, íbamos en total calma. De pronto, sin señal previa, estallaron tres disparos de escopeta casi seguidos. A pocos metros. Juraría que oí los perdigones del calibre 5 silbarme por encima. Más cerca que nunca. En otras ocasiones habíamos oído tiros, pero no sabíamos dónde; o sí, pero más lejanos.
He dicho ‘alguna lucecita de guardia’ porque me lancé plano a tierra como un resorte que se libera bruscamente. En milésimas de segundo tras el primer tiro. Miré atrás y vi a mi acompañante paralizada de pie. “!Al suelo, al suelo!”.
Grité “!Cuidado!” para hacer notar nuestra presencia y con un par de pitidos de silbato indiqué la posición. Pero esto debió ser ‘mil años’ más tarde. El cerebro racional es mucho más lento que el emocional. En cuestiones de supervivencia, cuando prima la rapidez, éste es el experto.
Vimos enseguida a dos cazadores. A pesar de su proximidad, en lugar de entrar en ‘discusiones’ de dudosa utilidad, salimos ‘como alma que lleva el diablo’ (o, más bien, que escapa de él). Seguro que sus permisos de caza tenían las debidas restricciones, pero....
Más tarde nos cruzamos con otros dos. Ya no hubo sobresalto. Sus perros, amistosos, les precedían como emisarios. Amables, nos saludaron y nos dijeron que hoy era el último día hábil para cazar la becada (un ave migratoria de unos 300 gr de peso).
“Pues aprovechen lo que poco que les queda”. No vimos que llevasen carga.
Seguimos oyendo algunos disparos, ya más lejanos. Ahora sí estábamos tranquilos. A la becada se la caza al vuelo (imagino…); disparando hacia arriba; y no contraatacan. No es como al jabalí, hacia abajo; y mejor que no te los encuentres heridos.
No hubo, pues, sangre. Tampoco el ‘polvo, sudor y hierro’ del impactante poema machadiano (‘piel de gallina’ te deja): El polvo, de haberlo, quedaría tapado por la nieve; el sudor, si acaso frío, en el primer encuentro cinegético; el hierro, supongo que más bien fue plomo.
(Aclaro: no eran una ‘batida’ o una ‘cacería colectiva’ propiamente dichas, de las que informa la web de JCyL; sólo cazadores aislados).
RUTAS CERCANAS
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/monte-del-enebral-de-carazo-al-cuerno-de-gete-a-pena-aguila-122544323
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-pinilla-de-los-barruecos-y-mamolar-122305984
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-cervera-desde-barriosuso-93698749
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/senda-del-sabinar-del-arlanza-90986609
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-valdosa-y-el-churrion-desde-tejada-101032669
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