197. Entre San Martín de Elines y La Lora
near San Martín de Elines, Cantabria (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 61 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 582 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Conté hasta dos y me paré. No me atreví a continuar. Temí no tener dedos suficientes para reunirlos a todos. Debí haberlo anticipado. Tendríamos que habernos detenido entonces; pero no lo hicimos. …”Lueéego”. Pero luego fue demasiado tarde.
Entonces no veíamos llegado el momento de empezar la ruta. Se presumía cautivadora con los bancos de niebla. Queríamos llegar al inicio antes de que se fueran. No nos perderíamos su contraste con el sol radiante por encima. Lo demás (‘lo otro’) podría esperar.
Aunque mejor que no hubiera sido así. Porque ‘lo otro’ no esperó. Sí, a la vuelta seguía allí su cuerpo. Pero no su espíritu, que se había ido. Sólo las fotos pudieron apresar su halo. Bueno, al menos nos sirvió como anécdota (ver debajo).
… / …
De momento, dejamos pendiente el después y vamos al antes. ¿Por qué plantearte esta ruta? ¿Qué te puede mover a darte un madrugón y un largo repaso de km para llegar hasta allí (y otro tanto para volver)?
Lo teníamos claro. Hacía un mes y medio habíamos hecho una excursión por el otro extremo del valle, el oeste, entre La Lora y Valderredible (también ambos, como sería en esta ocasión, pero ahora por el este). Nos encantó la otra. Casi siempre es así.
Desde allá se veía entonces la ciclópea proa redondeada de Peña Camesía, y los acantilados cayendo desde Peña Muñata. Son las elevaciones más prominentes. Recortan allí, arriscadas, el páramo y la cuenca del Ebro. Habría sido suficiente gancho. Paisajístico.
Pero pronto se le añadió otro imán, éste de naturaleza bien distinta. Artístico. La colegiata románica de San Martín de Elines. Desconocíamos su excelencia y singularidad hasta que vimos las fotos de quien nos facilitó la guía de esta ruta ('Manu Arroyo').
Magnífico complemento, nos dijimos. Y ahí quedó la ruta expectante, en la categoría de ‘Quiero Ir’. Por poco tiempo. Hasta hoy.
LA RUTA
Seguimos el trazado de ‘Manu Arroyo’ https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/san-martin-de-elines-valderredible-sendero-local-sl-s-34-y-ascension-a-la-pena-camesia-y-a-la-pena-121429997 . (En su caso, posiblemente hay un error en la medición del desnivel por parte de Wikiloc, que 'MA' corrige, razonablemente, a la baja).
El itinerario parte del Barrio de Arriba de San Martín de Elines. Es un pueblo pequeño, pero muy extendido en tres barrios. Puedes pasar por su parte baja, junto a la carretera, sin darte cuenta de lo que te pierdes más allá, cruzando el Ebro.
En la carretera, lo mejor es guiarse por el letrero que indica la dirección de la colegiata. Allí mismo, al lado, comienza y termina la ruta. Así podrás recoger impresiones de aquella en dos momentos muy diferentes; al inicio y al final.
Durante los primeros 1,8 km se ascienden 256 m hasta el páramo. Como irás despacio, no te importará que el camino esté áspero. La campana de la colegiata (supongo) tañó nueve veces justo al poner el primer pie en el altiplano. Miré el reloj: 9:00 h. De verdad.
Arriba, el páramo se abre inmenso. Ahora, en primavera, estaba mayormente verde y herboso. Seguirás subiendo por él, pero casi sin darte cuenta, por la levedad de la recostada pendiente, hasta la cima de Peña Camesía (km 5,9).
Desde allí podrías iniciar inmediatamente el descenso al valle. Pero sería una tontería y no lo harás. Seguirás primero hacia el oeste, hasta Peña Muñata (km 7,4), aunque eso suponga subir un poco más. Y te darás un garbeo por sus alrededores.
Cuando te canses de la contemplación de lo que te rodea y bajes a tierra firme, volverás al portillo entre la Camesía y la Muñata (km 8,1). Ahí se inicia un pronunciado descenso, que luego se suaviza, hasta las inmediaciones de Villota de Elines (km 10,4).
Ya sólo queda el tramo final de vuelta a San Martín de Elines. Son 3 km llaneando cómodamente a través de bosques de robles. A un lado, praderas que caen hasta el río; al otro, laderas y taludes que se elevan hasta el páramo.
Posibles Dificultades:
No las hay de consideración.
Físicamente, los 558 m de desnivel son bastante tendidos. Apenas se nota su tirón, excepto al final de la subida inicial (llegando al páramo) y al inicio de la bajada final (dejando el páramo). Siempre por camino. En este segundo caso, no obstante, hay que ir despacio y con tiento por terreno escurridizo.
La orientación es fácil. Hay algunos postes indicadores a lo largo del trayecto, aunque los carteles estaban semi-cubiertos de musgo. Tampoco son imprescindibles. Todo está a la vista. Antes de llegar a Villota de Elines, hay que girar a la derecha; es fácil pasarse.
DESTACADO
La excursión regala una extraordinaria combinación de paisajes y arte. Es verdad que hay, cuantitativamente, más de lo primero que de lo segundo. No obstante, aunque localizado en un único punto, el arte de la colegiata tiene la densidad del átomo.
(1) La Colegiata de San Martín de Elines:
El templo se edificó a partir del año 1.100, sobre un monasterio anterior del siglo X. Su estilo arquitectónico es mayormente románico: la linterna, el presbiterio, el ábside y el campanario cilíndrico. Las capillas y añadidos denotan ya un estilo gótico del siglo XIII.
No estaba abierta al llegar ni al partir, pero con su exterior es suficiente para dejarte admirado y satisfecho. La construcción se exhibe esbelta; y más para el estilo románico. Elegante y refinada, a la par que original en sus formas.
Llaman la atención los incontables canecillos esculpidos en la piedra. Rematan los aleros que perimetran la colegiata con temas fantásticos, históricos, animalísticos, y eróticos. Mención especial merece el crucero escultórico exterior, por su viveza dramática.
(2) Los Paisajes: El Páramo, las Montañas, y el Valle
A lo largo de la ruta hay una gran variedad de paisajes: bosques abajo y en medianías, páramo y praderas arriba, panorámicas de la hondonada del valle y de las montañas del norte, y abruptos acantilados. Algunas manadas de caballos animaban el encalmado escenario. A todo ello, bajo un cielo azul, se añadió la niebla temporalmente.
• (a) La Niebla:
Llegamos sumergidos en la niebla, envuelta en ella estaba la colegiata, y cortándola iniciamos la marcha. Así, durante casi 2 km, ya llegando al páramo. Allí se disipó (o nunca estuvo), pero siguió por debajo, cubriendo el valle durante largo rato, como un mar de nubes.
• (b) El Páramo:
Con la niebla a un lado y la planicie al otro, caminábamos embargados por una sensación etérea. El páramo estaba verde y adornado con las florecillas multicolor que por aquellas alturas se atreven a brotar. El menhir de Lanchahincada, los refugios pastoriles, etc.
• (c) Entre el Páramo y el Valle:
A ratos nos adentramos en el páramo y otras caminamos por el borde de los roquedos que dan al norte. Por ese lado, el valle estaba desperezándose de la niebla sin prisas. Entre los resquicios algodonosos de ésta, se dejaban entrever los pueblos allá abajo.
• (d) Las Montañas del Norte:
Más al norte, todo él en un amplio arco, de este a oeste, se elevaban las montañas cantábricas. Las muchas de siempre, aunque con nuevas perspectivas. Escoradas, Peña Amaya y Peña Castro, más modestas, pero igual de orgullosas, también decían “¡eh!, aquí estamos”.
• (e) Valderredible desde el Páramo:
El valle de Valderredible se expandía a nuestros pies, de un confín a otro. Conforme la niebla levantaba, se hicieron presentes innumerables pueblos. Algunos reconocibles sin mirar el mapa: Polientes, Rocamundo, … y hasta los diminutos Montecillo y Sobrepeñilla.
• (f) Peña Camesía:
Cita especial merece Peña Camesía. Por ella deambularemos al menos 2 km. Es un poco más chaparrita (1.161 msnm) que su vecina Muñata (1.181 msnm), pero de inconfundible forma que le da más personalidad. Impresiona su compacta testuz rocosa.
ANÉCDOTA
Comenzamos entre la niebla. Recorrimos el altiplano bajo la bóveda del cielo. Terminamos inundados de luz. Todo ello en silencio; esterofónico. Tuvimos siempre la impresión de encontrarnos en un universo paralelo; sin humanos.
Más de 4 horas, más de 13 km con los pies en el suelo, pero sin pisar la tierra. Ahora rasgando la niebla del valle; ahora por encima de las nubes; ahora deslizándonos por las praderas del páramo; ahora a la par del lejano horizonte.
A lo largo de todo ese tiempo, de ese inmenso espacio, habíamos disfrutado de la ruta en total soledad. Nadie. Ni siquiera en alguno de los tres barrios de la propia población de San Martín de Elines al ir o al volver. Desierto.
Sólo un par de mastines dentro de un recinto ganadero (sus ladridos parecían, más bien, de alegría por ver a alguien). Sólo dos manadas de caballos en las alturas y otra en medianías. Y una pequeña colonia de buitres en los cantiles.
Todo para nosotros. Dicha sea la verdad (‘aunque duela’), nada echamos de menos allí. Pero ya tocaba volver con quienes nos echarían (y echaríamos) en falta. Eso quedaba lejos, así que seguimos embobados en nuestra sensación de anacoretas.
Estábamos a unos pocos km de Orbaneja del Castillo y sus famosas cascadas. Por allí pasaríamos (en coche) enseguida, de regreso. ¡Qué mejor momento para contemplarlas! Con sosiego; impregnados de esa paz acumulada.
Al llegar, sin embargo, recibimos un sopapo de realidad. Los numerosos aparcamientos estaban abarrotados; decenas de coches y caravanas. Había incluso varios autobuses (“cuando llegué a dos, dejé de contar”…, decía en la primera fase del Preámbulo).
En torno a, y a lo largo de, las cascadas había niños en edad escolar, jóvenes, adultos, ancianos. ¡Caramba, sí que son populares (y se lo merecen)! Si hoy no era fin de semana, ni festivo, ni vacacional…. Serían extranjeros….
Hicimos unas cuantas fotos con liftado (vamos, de esas en que la cámara busca el objeto haciendo eSes), tratando de sortear obstáculos. Nadie de la turba-muchedumbre apareció en ellas; sólo el agua saltando por la turba-musgo.
Ninguna queja (por nuestra parte): Éramos parte. Seguro que otros piensan lo mismo. “Mira, haberte detenido a verlas cuando pasaste por aquí en la ida, a las 7:45 am (en lugar de a la vuelta; a las 12:30 pm)”. Tomo nota.
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 61 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 582 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Conté hasta dos y me paré. No me atreví a continuar. Temí no tener dedos suficientes para reunirlos a todos. Debí haberlo anticipado. Tendríamos que habernos detenido entonces; pero no lo hicimos. …”Lueéego”. Pero luego fue demasiado tarde.
Entonces no veíamos llegado el momento de empezar la ruta. Se presumía cautivadora con los bancos de niebla. Queríamos llegar al inicio antes de que se fueran. No nos perderíamos su contraste con el sol radiante por encima. Lo demás (‘lo otro’) podría esperar.
Aunque mejor que no hubiera sido así. Porque ‘lo otro’ no esperó. Sí, a la vuelta seguía allí su cuerpo. Pero no su espíritu, que se había ido. Sólo las fotos pudieron apresar su halo. Bueno, al menos nos sirvió como anécdota (ver debajo).
… / …
De momento, dejamos pendiente el después y vamos al antes. ¿Por qué plantearte esta ruta? ¿Qué te puede mover a darte un madrugón y un largo repaso de km para llegar hasta allí (y otro tanto para volver)?
Lo teníamos claro. Hacía un mes y medio habíamos hecho una excursión por el otro extremo del valle, el oeste, entre La Lora y Valderredible (también ambos, como sería en esta ocasión, pero ahora por el este). Nos encantó la otra. Casi siempre es así.
Desde allá se veía entonces la ciclópea proa redondeada de Peña Camesía, y los acantilados cayendo desde Peña Muñata. Son las elevaciones más prominentes. Recortan allí, arriscadas, el páramo y la cuenca del Ebro. Habría sido suficiente gancho. Paisajístico.
Pero pronto se le añadió otro imán, éste de naturaleza bien distinta. Artístico. La colegiata románica de San Martín de Elines. Desconocíamos su excelencia y singularidad hasta que vimos las fotos de quien nos facilitó la guía de esta ruta ('Manu Arroyo').
Magnífico complemento, nos dijimos. Y ahí quedó la ruta expectante, en la categoría de ‘Quiero Ir’. Por poco tiempo. Hasta hoy.
LA RUTA
Seguimos el trazado de ‘Manu Arroyo’ https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/san-martin-de-elines-valderredible-sendero-local-sl-s-34-y-ascension-a-la-pena-camesia-y-a-la-pena-121429997 . (En su caso, posiblemente hay un error en la medición del desnivel por parte de Wikiloc, que 'MA' corrige, razonablemente, a la baja).
El itinerario parte del Barrio de Arriba de San Martín de Elines. Es un pueblo pequeño, pero muy extendido en tres barrios. Puedes pasar por su parte baja, junto a la carretera, sin darte cuenta de lo que te pierdes más allá, cruzando el Ebro.
En la carretera, lo mejor es guiarse por el letrero que indica la dirección de la colegiata. Allí mismo, al lado, comienza y termina la ruta. Así podrás recoger impresiones de aquella en dos momentos muy diferentes; al inicio y al final.
Durante los primeros 1,8 km se ascienden 256 m hasta el páramo. Como irás despacio, no te importará que el camino esté áspero. La campana de la colegiata (supongo) tañó nueve veces justo al poner el primer pie en el altiplano. Miré el reloj: 9:00 h. De verdad.
Arriba, el páramo se abre inmenso. Ahora, en primavera, estaba mayormente verde y herboso. Seguirás subiendo por él, pero casi sin darte cuenta, por la levedad de la recostada pendiente, hasta la cima de Peña Camesía (km 5,9).
Desde allí podrías iniciar inmediatamente el descenso al valle. Pero sería una tontería y no lo harás. Seguirás primero hacia el oeste, hasta Peña Muñata (km 7,4), aunque eso suponga subir un poco más. Y te darás un garbeo por sus alrededores.
Cuando te canses de la contemplación de lo que te rodea y bajes a tierra firme, volverás al portillo entre la Camesía y la Muñata (km 8,1). Ahí se inicia un pronunciado descenso, que luego se suaviza, hasta las inmediaciones de Villota de Elines (km 10,4).
Ya sólo queda el tramo final de vuelta a San Martín de Elines. Son 3 km llaneando cómodamente a través de bosques de robles. A un lado, praderas que caen hasta el río; al otro, laderas y taludes que se elevan hasta el páramo.
Posibles Dificultades:
No las hay de consideración.
Físicamente, los 558 m de desnivel son bastante tendidos. Apenas se nota su tirón, excepto al final de la subida inicial (llegando al páramo) y al inicio de la bajada final (dejando el páramo). Siempre por camino. En este segundo caso, no obstante, hay que ir despacio y con tiento por terreno escurridizo.
La orientación es fácil. Hay algunos postes indicadores a lo largo del trayecto, aunque los carteles estaban semi-cubiertos de musgo. Tampoco son imprescindibles. Todo está a la vista. Antes de llegar a Villota de Elines, hay que girar a la derecha; es fácil pasarse.
DESTACADO
La excursión regala una extraordinaria combinación de paisajes y arte. Es verdad que hay, cuantitativamente, más de lo primero que de lo segundo. No obstante, aunque localizado en un único punto, el arte de la colegiata tiene la densidad del átomo.
(1) La Colegiata de San Martín de Elines:
El templo se edificó a partir del año 1.100, sobre un monasterio anterior del siglo X. Su estilo arquitectónico es mayormente románico: la linterna, el presbiterio, el ábside y el campanario cilíndrico. Las capillas y añadidos denotan ya un estilo gótico del siglo XIII.
No estaba abierta al llegar ni al partir, pero con su exterior es suficiente para dejarte admirado y satisfecho. La construcción se exhibe esbelta; y más para el estilo románico. Elegante y refinada, a la par que original en sus formas.
Llaman la atención los incontables canecillos esculpidos en la piedra. Rematan los aleros que perimetran la colegiata con temas fantásticos, históricos, animalísticos, y eróticos. Mención especial merece el crucero escultórico exterior, por su viveza dramática.
(2) Los Paisajes: El Páramo, las Montañas, y el Valle
A lo largo de la ruta hay una gran variedad de paisajes: bosques abajo y en medianías, páramo y praderas arriba, panorámicas de la hondonada del valle y de las montañas del norte, y abruptos acantilados. Algunas manadas de caballos animaban el encalmado escenario. A todo ello, bajo un cielo azul, se añadió la niebla temporalmente.
• (a) La Niebla:
Llegamos sumergidos en la niebla, envuelta en ella estaba la colegiata, y cortándola iniciamos la marcha. Así, durante casi 2 km, ya llegando al páramo. Allí se disipó (o nunca estuvo), pero siguió por debajo, cubriendo el valle durante largo rato, como un mar de nubes.
• (b) El Páramo:
Con la niebla a un lado y la planicie al otro, caminábamos embargados por una sensación etérea. El páramo estaba verde y adornado con las florecillas multicolor que por aquellas alturas se atreven a brotar. El menhir de Lanchahincada, los refugios pastoriles, etc.
• (c) Entre el Páramo y el Valle:
A ratos nos adentramos en el páramo y otras caminamos por el borde de los roquedos que dan al norte. Por ese lado, el valle estaba desperezándose de la niebla sin prisas. Entre los resquicios algodonosos de ésta, se dejaban entrever los pueblos allá abajo.
• (d) Las Montañas del Norte:
Más al norte, todo él en un amplio arco, de este a oeste, se elevaban las montañas cantábricas. Las muchas de siempre, aunque con nuevas perspectivas. Escoradas, Peña Amaya y Peña Castro, más modestas, pero igual de orgullosas, también decían “¡eh!, aquí estamos”.
• (e) Valderredible desde el Páramo:
El valle de Valderredible se expandía a nuestros pies, de un confín a otro. Conforme la niebla levantaba, se hicieron presentes innumerables pueblos. Algunos reconocibles sin mirar el mapa: Polientes, Rocamundo, … y hasta los diminutos Montecillo y Sobrepeñilla.
• (f) Peña Camesía:
Cita especial merece Peña Camesía. Por ella deambularemos al menos 2 km. Es un poco más chaparrita (1.161 msnm) que su vecina Muñata (1.181 msnm), pero de inconfundible forma que le da más personalidad. Impresiona su compacta testuz rocosa.
ANÉCDOTA
Comenzamos entre la niebla. Recorrimos el altiplano bajo la bóveda del cielo. Terminamos inundados de luz. Todo ello en silencio; esterofónico. Tuvimos siempre la impresión de encontrarnos en un universo paralelo; sin humanos.
Más de 4 horas, más de 13 km con los pies en el suelo, pero sin pisar la tierra. Ahora rasgando la niebla del valle; ahora por encima de las nubes; ahora deslizándonos por las praderas del páramo; ahora a la par del lejano horizonte.
A lo largo de todo ese tiempo, de ese inmenso espacio, habíamos disfrutado de la ruta en total soledad. Nadie. Ni siquiera en alguno de los tres barrios de la propia población de San Martín de Elines al ir o al volver. Desierto.
Sólo un par de mastines dentro de un recinto ganadero (sus ladridos parecían, más bien, de alegría por ver a alguien). Sólo dos manadas de caballos en las alturas y otra en medianías. Y una pequeña colonia de buitres en los cantiles.
Todo para nosotros. Dicha sea la verdad (‘aunque duela’), nada echamos de menos allí. Pero ya tocaba volver con quienes nos echarían (y echaríamos) en falta. Eso quedaba lejos, así que seguimos embobados en nuestra sensación de anacoretas.
Estábamos a unos pocos km de Orbaneja del Castillo y sus famosas cascadas. Por allí pasaríamos (en coche) enseguida, de regreso. ¡Qué mejor momento para contemplarlas! Con sosiego; impregnados de esa paz acumulada.
Al llegar, sin embargo, recibimos un sopapo de realidad. Los numerosos aparcamientos estaban abarrotados; decenas de coches y caravanas. Había incluso varios autobuses (“cuando llegué a dos, dejé de contar”…, decía en la primera fase del Preámbulo).
En torno a, y a lo largo de, las cascadas había niños en edad escolar, jóvenes, adultos, ancianos. ¡Caramba, sí que son populares (y se lo merecen)! Si hoy no era fin de semana, ni festivo, ni vacacional…. Serían extranjeros….
Hicimos unas cuantas fotos con liftado (vamos, de esas en que la cámara busca el objeto haciendo eSes), tratando de sortear obstáculos. Nadie de la turba-muchedumbre apareció en ellas; sólo el agua saltando por la turba-musgo.
Ninguna queja (por nuestra parte): Éramos parte. Seguro que otros piensan lo mismo. “Mira, haberte detenido a verlas cuando pasaste por aquí en la ida, a las 7:45 am (en lugar de a la vuelta; a las 12:30 pm)”. Tomo nota.
Waypoints
Comments (5)
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Brillante descripción de esta encantadora ruta 👏👏. Pero vais a tener que volver😉: el interior de la colegiata lo merece.
Gracias, Manu Arroyo, por esta gran ruta.
Sacar ahora lo del 'interior' ha sido un 'golpe bajo'.😍
Hay que volver (de momento, tiraremos de fotos).
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Easy to follow
Scenery
Moderate
No había hecho la valoración. Ya les he comentado a los de Wikiloc hace un tiempo que si antes haces el comentario y a continuación la valoración, el primero desaparece. Me contestaron que en la próxima revisión lo tendrían en cuenta para que, independientemente del orden, puedan hacerse ambas cosas a la vez.
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Scenery
Easy
Tan bella es la colegiata como el paisaje que le rodea. Gracias maisid por aportar esta y otras rutas.
Un saludo, y muchas rutas
Gracias luis.itxina. Quién descubrió está ruta hizo una aportación excelente.