161. Entre Turzo y Pesquera de Ebro Perimetrando las Hoces

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 53 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 363 metros (casi igual que el de Wikiloc).

PREÁMBULO

16 largos días de diciembre. Uno tras otro. Agua (o nieve) desde el cielo y barro en la tierra. A unos pocos intrépidos no les frenaron esas menudencias. Los demás, agazapados, aguardando la señal: un resquicio de sol que abriera las nubes y orease los caminos.

Ese día ansiadamente esperado llegaría por fin (según las previsiones meteorológicas). Las botas, la cachava, la mochila, el chubasquero, preparados. También estaban impacientes por salir. Por sumergirse en el mundo natural y desintoxicarse del social.

Era el día. Habríamos ido a cualquier sitio…. Tan potente es la atracción de ese sano estimulante. Tanto, que fuimos más o menos al mismo lugar que yo había visitado, en solitario, en la última ruta (hacía 16 días).

Ésta había sido la ruta previa (*): https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-de-zamanzas-120353840 . Sencillamente, me había deslumbrado (en un día gris). Quería ahora compartir la experiencia con otra persona.

En esa ocasión previa, la excursión se había desarrollado circularmente entre Villanueva-Rampalay, Turzo y Pesquera de Ebro, con este río cerca en 2/3 del recorrido. Ahora extenderíamos el contacto con sus hoces y cañones por la parte sur.

Dada la lluvia posiblemente acumulada en las orillas del río, decidimos perimetrar esa parte por encima, la carretera BU-V-5143. Los 6 km por esa vía nos proporcionarían vistas de la sinuosa garganta del Ebro desde arriba. A la vez, reducirían la larga ruta por abajo.

Para ‘justificar(nos)’ (en) la elección de la carretera frente al fondo del cañón, nos dijimos que, después de tantos días de lluvia, el sendero junto al río, debajo, estaría embarrado; la carretera, seca. De hecho, en los caminos del páramo encontramos bastantes charcos.

En realidad, no descarto que quisiéramos racanear kilómetros para reservar las piernas de cara al día siguiente en otra ruta. De poco sirvió ese ahorro en la ruta de hoy: Al final, se nos quedó en un raquítico 1 km y pico. Aun así, fue una opción satisfactoria.

LA RUTA

Partiendo de Turzo, cruzamos el páramo entre la niebla hacia el cañón del Ebro. En el km 4, cogimos la carretera BU-V-5143. Aproximadamente 1,6 km después, hay una salida por la derecha; un sendero desciende al fondo del cañón. Lo obviamos; seguimos por el asfalto hasta Pesquera de Ebro.

Una carretera es siempre eso. Pero ésta tiene un uso local. En los 90 reposados minutos que por ella transitamos, durante 6,2 km (del 4,0 al 10,2), sólo pasó un vehículo. Y eso que era sábado. En ese tramo, un ciclista entrado en canas no cuenta como vehículo.

El ciclista subía tan lento que parecía un caminante (penitente). Si nosotros hubiéramos ido en su misma dirección, le habríamos sobrepasado (caminando). Admirable empeño sí ponía. A lo que voy: nos sentimos allí como en plena naturaleza. …Y con las botas secas.

Una vuelta por el bonito pueblo de Pesquera. Retomamos la amplia margen izquierda del Ebro hasta el km 14,6, por buen camino. Allí, frente al paso estrecho de Las Calzadas, abandonamos el valle por la izquierda, por el barranco de La Rad. Un largo sendero nos elevará a través de carrascas, quejigos, encinas y enebros hasta Turzo.

Posibles Dificultades:

La orientación es fácil, si bien en el páramo hay que elegir los caminos correctos. Luego todo es sencillo. El terreno es siempre cómodo para caminar. El trazado no tiene grandes exigencias físicas. El ascenso desde el valle del Ebro hasta Turzo es tendido, sin fuertes rampas. Tanto que un ciclo-montañero nos sobrepasó como un relámpago en la parte más dura (13,5% de desnivel).

DESTACADO

¿’Segundas partes nunca fueron buenas’? La presente excursión compartía 1/3 del itinerario con otra muy reciente (*): El trayecto entre Pesquera de Ebro y Turzo, en el lado noreste de la travesía, incluyendo ambos pueblos.

Sin embargo, en esa parte, la ruta de hoy parecía nueva: (a) la hicimos en sentido inverso; (b) en 16 días de intervalo se había producido un cambio notable en la vegetación; el otoño se fundía en el invierno; y (c) aquel día fue mayormente gris, si no plomizo; el de hoy, en cambio, fue luminoso en el tramo compartido.

Aparte de esas novedades en el segmento común de ambas rutas, la presente tuvo significativos alicientes propios en los otros 2/3 diferentes.

(1) Los Inicios entre la Niebla:

En Turzo, a las 8:45 h, una densa niebla convertía el lugar en algo aún más intemporal de lo que ya resulta cuando está despejado. Su iglesia, sus casas, y el cerro de El Cotorro por el sureste, se difuminaban espectrales o quedaban velados por el manto blanquecino.

La niebla fue diluyéndose muy lentamente, perezosa, a lo largo de los 4 km que caminamos por el páramo. Nada permitía ver a lo lejos y poco a lo de cerca. Todo lo volvía opaco. Pero el misterio estimulaba la imaginación de lo que tras el vaho se ocultaba.

Más de una hora después, ya en la carretera, persistían amplios bancos brumosos. Terminaron expulsados por los rayos del sol, dejando un cielo radiante. Ese contraste constituyó un magnífico euforizante, que, además, nos permitió apreciar el fondo del cañón del Ebro.

(2) La Carretera versus el Fondo del Cañón:

Habíamos elegido la opción de la carretera para evitar el posible embarramiento del sendero por el interior del cañón. Nos apenó lo que perdimos con ello. Debe ser toda una experiencia de soledad el ir encajonado por esos paredones verticales en el angosto desfiladero.

Tendrán su oportunidad. De momento, disfrutamos del paseo por sus márgenes superiores a lo largo de la carretera. Hay desde ella al menos un par de puntos para acercarse al borde de los acantilados y admirar la hendidura labrada por el Ebro. Sirvieron esos puntos para contentarnos.

Pero seguro que no es lo mismo verlo desde arriba que vivirlo desde abajo. De hecho, habiéndolo contemplado desde lo alto, nos quedó como un cosquilleo…. Nos hará volver, seguro, y abismarnos en sus entresijos de una punta a la otra. … Sería más pronto que tarde, con barro o sin él. (…Y bien que lo fue.)

(3) De Pesquera de Ebro a Turzo:

Esta era la parte conocida previamente, si bien en condiciones muy distintas (ver arriba).

El trayecto por el valle desde Pesquera hasta la altura del paso estrecho de Las Calzadas es relajante. A diferencia del segmento del cañón antes de Pesquera, ceñido, después es amplio. La vista se va en todas direcciones con sensación de libertad. Algo lejano, el rumor del río, generalmente sosegado en su fluir, rompe de vez en cuando el silencio.

La subida por el barranco de La Rad es menos excitante que la bajada. Durante el descenso (en la ocasión previa), se veía la escamosa columna partida en el paso estrecho ya desde mucho antes. Impresionaba por su atormentada caída, y cómo te vas acercando a ella, como a la puerta del averno. Ahora, subiendo, ese efecto queda muy amortiguado.

(4) En Pesquera y en Turzo:

Pesquera admira. Sus casas blasonadas y sus portales con arcos de piedra y círculos exapétalos; el crucero bifronte delante de la iglesia, con escenas conmovedoras cinceladas en piedra; su formidable puente de origen medieval sobre el Ebro; y la ermita de San Antonio, como vigía y cobijo al final (o principio) del puente.

Turzo, en lo alto del páramo, es singular. El entorno hace pensar en un enclave druídico, como de otro tiempo. Quizá al decir esto me hallo bajo el hechizo de alguna pócima etérea que acrecienta mi apego. Sus casas antiguas; su iglesia; su monolito de muchas piedras, pirámide que emula al cerro de El Cotorro; y su bonita tienda de velas, claro.

ANÉCDOTA

El maduro ciclista de carretera subía ‘fundido’ por lo suave. Terminó de decir su ‘buenos días’ sin resuello; y aún le habría dado tiempo para una letanía antes de dejarnos atrás.
El joven ciclista (‘así no tiene mérito…’) de monte subía tan veloz que sólo nos dio tiempo a oír su ‘buenos d…’ (el ‘ías’ se perdió en la lejanía). Después de parpadear, ya no estaba.

Aparte de ellos dos, a nadie más vimos en un largo trayecto. Hasta la tienda de las velas. Como en la ocasión anterior, pasamos a comprar unos regalos. A falta de un bar u otro modo de agradecimiento material a esta tierra generosa en paisajes, quisimos dejar un diezmo allí. Siquiera simbólico, por trasmitirnos paz, por elevarnos el espíritu.

Y aquí está la anécdota propiamente dicha:

En mi caminata previa (*), al paso por Turzo, me entretuve ‘hablándoles’ cariñosamente a dos équidos. Empleo esta palabra (pedante aquí) por una ‘razón’. Si digo llanamente ‘caballos’, todo el mundo lo entendería. Pero, ¿qué (me) ocurriría entonces en el caso de no ser ambos ‘caballos, caballos’? En estos tiempos, se entiende.

Para mi crónica de la ruta anterior, quería citarlos, pero no sabía si eran machos o hembras, o uno de cada. Ni mis ojos ni mi cámara se fijaron en sus atributos sexuales. Así que, nada más volver ahora a Turzo, fui a ver si estaban en el mismo prado que la otra vez para saludarles y hacer la comprobación de cara a la crónica pendiente.

No estaban allí. Les eché de menos: Altruistamente, por los buenos sentimientos que me había generado mi interacción previa con ellos; y egoístamente, porque en mi crónica precedente, si no, tendría que usar un lenguaje ‘genérico’… al referirme a ellos.

Anhelante, di una vuelta por los alrededores. …No estaban lejos. Se me acercaron. Quiero creer que me reconocieron. Tras unas palabras, no me quedó más remedio que mirar en la zona posterior de su vientre. Con algo de vergüenza….

Eran yeguas; las dos. ¡Anda que si hubiera llegado a escribir ‘caballos’…! (Pues lo hice; matizado; ingenuamente; erróneamente: ‘mea culpa’). Pero algo me barruntaba: Tenían ambos equinos los rasgos finos en su cara y elegancia en su porte.

RUTAS CERCANAS

(*) https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-de-zamanzas-120353840

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-huidobro-a-cortiguera-83300200

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-nocedo-a-cortiguera-97727617

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sendero-de-valdeahedo-hasta-el-ebro-98603895

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-de-los-tornos-96719509

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/canon-del-rudron-de-san-felices-a-valdelateja-99377494

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/canones-del-alto-ebro-desde-escalada-97422772