ERMITA DE HONTANARES-LADERA DEL PALANCAR-CUERDA DEL MERINO Y CERRO GORDO- PISTA A RIOFRÍO DE RIAZA HASTA LA DEHESA (INVERNAL)

Marcha realizada el domingo 25 de marzo de 2018
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Sigue el mal tiempo, pero como hoy hemos quedado con unos amigos para comer cordero; antes y para ir abriendo boca nos hemos acercado hasta la ermita de Hontanares, desde la que pensamos salir en dirección a la cuerda del Merino y del Cerro Gordo. A destacar que en la presentación musical, además de las fotos de la marcha, también hemos subido alguna más del paseo que hicimos por el encinar de Saldaña.

Salimos desde el aparcamiento, que hay en el lado oeste de la ermita, para coger la pista asfaltada que habrá que dejar por la derecha y en la misma curva que hace en dirección hacia el noreste, a los cincuenta metros desde el solitario aparcamiento. Se sube un corto repecho para salvar el talud con la pista, y rápidamente nos internamos en el pinar, que presenta un bonito aspecto, gracias a una nevada que según vamos subiendo, cada vez cubre más casi todo. A los doscientos metros desde que cruzamos la citada pista asfaltada cruzamos un paso por la cerca metálica, a partir del cual la senda, y a pesar de la nevada, es bastante evidente y fácil de seguir.

Esta senda de subida hasta la cuerda no tiene más de un kilómetro, salvando unos doscientos veinte metros de desnivel, que se hacen bastante llevaderos, pues el buen estado de una nieve en polvo-dura lo facilita bastante. Como a mitad del tramo, nos encontramos en la zona del Palancar.

Nos queda como la mitad de la subida hasta la cuerda, y el tiempo no acaba de definirse. Por momentos, pareciera querer abrir dejando entrever la luz del sol, pero rápidamente se vuelve a cerrar y a tapar buena parte de la cuerda que queremos seguir hasta el Portillo de los Lobos.

Llevamos casi una hora desde que iniciamos la marcha junto a la ermita de Hontanares, y ya vemos el colladito en la misma cuerda frente a nosotros, y junto a unas rocas totalmente congeladas. A la derecha y hacia el sureste también podemos ver el primer tramo del cortafuegos que tendremos que seguir, pero que se está cubriendo casi en su totalidad, junto al macizo en el que encuentra y que tan sólo se puede intuir, al taparse por completo.

Como se aprecia en el video de la cuerda, la visibilidad se va reduciendo bastante y en esas condiciones y tras votación popular, decidimos que hoy no merece la pena subir a una cuerda en la que no veremos nada y en la que la ventisca y sensación térmica aún serán más rigurosas. No tardamos ni cinco minutos en decidir, que nos volvemos por el mismo sitio por el que hemos subido. Una vez de vuelta al entorno de la ermita, y para seguir abriendo un poco más el apetito, decidimos coger la pista de tierra, que con rumbo sur se dirige hacia el pueblo de Riofrío de Riaza, al que el invierno pasado también llegábamos una hecha la cuerda del pico del Lobo desde el Hayedo de Montejo.

Con rumbo sur vamos a recorrer tres kilómetros de una pista, en la que si al principio el tiempo pareciera querer darnos una tregua, sin embargo al poco, vuelve a su ser natural, con lo que tras cerrarse por enésima vez, lo que al principio empieza siendo agua nieve, pasa a convertirse en nieve, cuando ya estamos regresando. En este tramo de pista hasta la Dehesa pasamos por cuatro arroyos : el de las Guajardas, el del Jabalí, el de las Manadillas y el arroyo de Peña Blanca, que intercalados por el cortafuegos que sube hasta Peña Lisa, ni que decir tiene que todos ellos bajan cantarines y cargados del líquido elemento, como hacía tiempo no habían visto los más viejos del lugar.

Ya hace unos minutos que el agua-nieve inicial, se ha convertido en unos copos que cada vez aumentan de tamaño y caen con más intensidad. Así es que, estamos llegando hasta el aparcamiento, que ahora se encuentra totalmente repleto de algunas familias que con hijos pequeños y algún que otro trineo, se han acercado para pasar un buen rato.

A nosotros nos espera el rico cordero de esta zona, al que llegaremos en unos veinte minutos en coche, y al que por supuesto no queremos hacer esperar.