Ermita de San Esteban de Ayera y Piedra de los Moros. La Hoya de Huesca

La ruta propuesta va de la localidad de Ayera a la Piedra de los Moros hábitat medieval de gran interés para el visitante. El recorrido es apto para todo tipo de público, no presenta dificultades técnicas, y también es posible en bicicleta de montaña puesto que su trazado discurre casi en su totalidad por pista forestal.

En la entrada de la localidad de Ayera entre campos de cereales y de cultivos sale una pista en dirección Norte que es el punto de inicio de la ruta. A unos 400 metros de tomar la pista aparece una señalización que indica la dirección a las ruinas de la ermita de San Esteban, aproximadamente a 50 metros, donde se encuentran tumbas antropomórficas excavadas en la piedra.

A la vuelta de la ermita de San Esteban se toma nuevamente la pista en la misma dirección y sin abandonarla transcurridos aproximadamente 1,5 km un cartel indica la Piedra de los Moros hábitat medieval que se accede tras atravesar un bosquete de carrascas.


Ermita de San Esteban de Ayera.

Situada a 300 m al noreste de la localidad de Ayera, siguiendo la señalización del Camino Natural de la Hoya de Huesca.


La ermita de San Esteban es un modesto edificio de planta rectangular que tendría techumbre de madera, en la actualidad derruida, que estaría soportada por tres arcos apuntados que arrancan desde el suelo y dividen la nave en cuatro tramos. La ermita está construida en mampostería, con sillares de refuerzo en las esquinas, presenta cabecera recta orientada al este, altar de piedra adosado al muro del testero y acceso en arco de medio punto de dovelas lisas abierto en el muro sur.

Sobre esta misma plataforma de arenisca, en la misma cumbre del cerro, merece especial atención la existencia de un importante conjunto de tumbas de inhumación de rito cristiano excavadas en la roca arenisca, algunas de las cuales presenta forma antropomorfa y otras son de tipología ovalada, que pueden datar del siglo XI. La orientación de estas tumbas es este-oeste, con la disposición de la cabeza hacia el oeste.

En la cara oriental de la cumbre del cerro se conservan dos silos, de cronología andalusí (siglos X-XI), tallados en el sustrato rocoso natural y conservados solo en parte que servirían para almacenar el cereal perteneciente a una pequeña comunidad campesina que habitaría el lugar. Estos silos presentan boca circular de pequeño tamaño y un perfil acampanado, como es usual en este tipo de estructuras de almacenaje, y cuyo interior puede ser observado al haber sufrido la roca un desprendimiento.