Ermita Santa Helena - Castell de Verdera - Monestir St. Pere de Rodes

Desde el parquing ya vemos la Ermita. Se accede a ella por unas cortas escaleras. Restos del antiguo pueblo de Santa Creu de Rodes (actual Santa Helena). Era un pequeño pueblo totalmente amurallado (las casas exteriores hacían de muralla) al que solo se podía acceder por dos puertas de entrada. Solo se conserva en buen estado la iglesia (no visitable) y sus dependencias anexas.
De aquí seguiremos las indicaciones hacia el Menhir de Sta. Helena.
El camino está señalizado con unas marcas amarillas, muy desgastadas y el caminito es muy perdedor ya que la vegetación lo cubre.
El menhir se trata de una piedra derecha alargada, hecha de granito local, que actualmente está tumbada, pero seguramente cerca de su ubicación original. Data del siglo IV a.c

De aquí seguimos hacia el Castillo de Verdera. Hay algún trepe, destrepe y paso expuesto. Pero nada muy complicado.
El castillo se encuentra en el punto más alto de la sierra de Verdera. Esta fortificación domina la sierra de Rodes desde sus 670 metros de altura.
De origen incierto, la mayor parte de lo que en la actualidad se puede observar corresponde a una reconstrucción de finales del siglo XIII. El castillo pertenecía a los condes de Empúries, pero, cuando dejó de cumplir su función militar, pasó a ser utilizado por los monjes del monasterio para vigilar la llegada de piratas.
Las edificaciones que se conservan son de una antigua iglesia románica, con torre de planta rectangular, y una muralla con siete pequeñas torres rodea el recinto de forma que se adapta perfectamente al terreno accidentado.
Las vistas son impresionantes.

Después de la visita tomamos el camino marcado y bastante transitado de bajada al espectacular Monasterio.
Se desconoce el verdadero origen del monasterio, que fue motivo de especulaciones y leyendas en el pasado, como la de su fundación por monjes que desembarcaron en la zona con los restos de San Pedro y otros santos, con el cometido de custodiarlos para no ser profanados por las hordas bárbaras que amenazaban con atacar Roma. Pasado el peligro, el papa Bonifacio IV habría ordenado construir el templo.
Los primeros documentos que constatan la existencia del monasterio están fechados en el año 878.
La visita guiada es completamente recomendable.

Un bonito paseo nos separa del parquing donde damos por acabada la excursión.