Ibiza: De Es Canar a Santa Eulalia por la costa

“Para sanarnos, debemos sanar al planeta, y para sanar al ecosistema, debemos sanarnos a nosotros mismos”. B. McLeod
Santa Eulalia del Río es la tercera población de la isla con mayor número de habitantes. Está situada en la parte oriental de la isla de Ibiza. En la época musulmana la zona se llamaba Xarc. Con la conquista aragonesa se modificó la división de la isla en cuartos similares a la organización municipal actual. El nombre de Santa Eulalia proviene de la iglesia que construyeron inmediatamente después de la conquista. Además, tiene el único río de las Baleares, importante en la época por el regadío de la huerta y por los molinos harineros. El pueblo surgió alrededor de la iglesia en la cima del puig de Missa. La iglesia actual es del siglo XVI así como la torre anexa desde la que se podía defender con artillería toda la comarca. El término municipal comprende, además de la parroquia de Santa Eulalia del Río, las de San Carlos de Peralta y Santa Gertrudis de Fruitera, y parte de la de Nuestra Señora de Jesús y el Puig d'en Valls. Merece la pena conocer el casco antiguo de la ciudad, formado por numerosas casitas blancas que se ciernen en torno a la colina del Puig de Missa. En lo alto de la colina se encuentra la iglesia de la ciudad, un punto desde el que obtienen maravillosas vistas panorámicas de los alrededores. Este municipio le debe su nombre al río que desemboca en el municipio ( hoy en día está casi siempre seco) y que además cuenta con la característica de ser el único río de la isla. El bonito Paseo Marítimo de la Alameda cuenta con varios kilómetros de longitud, que van desde el Club Náutico hasta la desembocadura del río donde se encuentra la playa dels Mariners. Está bellamente bordeado por grandes palmeras  que rodean toda la playa principal de Santa Eulalia y cuenta con infinidad de terrazas, bares, restaurantes y tiendas que en verano se llena de vida y animación.
Cala Nova y Punta Arabí marcan los límites del núcleo turístico de Es Canar, un antiguo enclave marinero surgido en torno a la playa del mismo nombre y con un pequeño puerto pesquero. La isla de Es Canar y los islotes de Sa Galera y Esculls d’en Racó le dan un encanto especial al paisaje marítimo de las playas de Es Canar y Cala Nova, unidas ambas por un agradable paseo que discurre junto al mar. Más allá de sus playas, el principal atractivo turístico de Es Canar es el Mercadillo Hippy de Punta Arabí, el más extenso y antiguo de Ibiza. Inaugurado en el verano del año 1973, en la actualidad cuenta con más de 500 puestos de artesanía, complementos, bisutería, moda, ropa Adlib… Se celebra todos los miércoles de la temporada estival desde la mañana hasta la tarde, es el más icónico y fascinante, un mágico y popular lugar donde personas de todas partes acuden para echar un vistazo y comprar.
La ruta parte de los alrededores de la playa de Es Canar, ya que en estas fechas se encuentra con los alrededores de la misma cortados por obras en sus accesos así que tomamos la calle paralela al litoral. Al ser temporada baja la mayoría de los negocios están cerrados o en reparaciones, preparando la nueva temporada. La Illa des Canar aparece en el horizonte. Hace una mañana preciosa y el mar está en calma. Al ir por la carretera no vemos el saliente del Raig ni la Punta Perella, aunque sí los chalets construidos en la parte más alta de las mismas.
Seguimos avanzando por la avenida de Punta Arabí donde pasamos por el afamado True Hippie Market de Punta Arabí. Este mercado tan popular se celebra todos los miércoles en la temporada alta y atrae a gente de cualquier lugar de la isla. Las joyas merecen una mención especial, ya que es una de las especialidades, económicas y bonitas a la vez, confeccionadas con plata de la India. También están genial la ropa, el calzado y los artículos de cuero hechos a mano, por no mencionar la variedad de artesanías hechas a mano. Todos los sábados se celebra cerca de aquí otro mercadillo muy conocido, el mercado hippie de las Dalias, con un ambiente realmente colorido y alegre, donde es fácil encontrar productos de calidad a muy buenos precios. Hace más de 40 años, cuando Ibiza todavía era una desconocida para el turismo de masas, fue cuando los primeros hippies llegaron a la isla atraídos por sus playas paradisíacas, sus rincones mágicos y por la amabilidad de sus gentes. Allá en los años 70 se instalaron los primeros puestos, eran simplemente 4 o 5 puestos de artesanía para atraer a los pocos turistas que llegaban a la isla y vender sus productos artesanales y así mantener su forma de vida. Los mercadillos fueron creciendo hasta llegar a nuestros días en los que se han convertido en un auténtico símbolo de la isla, conocidos y reconocidos en el mundo entero, con más de 500 puestos por los que pasan cada verano miles de turistas. Si quieres llevarte un vestido ibicenco al más puro estilo Adlib, estos son, sin duda, los lugares más adecuado.
Llegamos al camping La Playa que rodeamos por un sendero para salir a Cala Matina, esta playa es el hogar de los amantes del windsurf, parasailing, el kayak o el kite surf de la isla. Aquí puedes apuntarte a clases, así como aprovecharte de una respetada escuela de buceo durante los meses de abril a octubre. Seguimos disfrutando del paraje y de las vistas y llegamos a s’Argamassa, con los restos del acueducto, convertido en un verdadero yacimiento arqueológico de más de 400 m de longitud, que data de la época romana y del que podemos apreciar su robustez. Llegamos a la Cala Pada de aguas cristalinas y poco profundas, pasamos por el restaurante Niu Blau en una bella cala antes de llegar al Faralló que nos da entrada al Palau de Congressos de Santa Eularia.
Pasamos por el Club Náutico y nos dirigimos al bello Paseo Marítimo de la Alameda, un precioso recorrido de varios kilómetros de longitud que se despliega desde el puerto deportivo hasta la desembocadura del río.Salpicado de numerosas palmeras y pequeños jardines, el paseo atraviesa multitud de tiendas, bares y restaurantes. Llegamos a la desembocadura del río y seguimos por el encantador camino que transcurre junto al río serpenteante que llega hasta el puente romano donde encontraremos más o menos a mitad de camino, un puente que cruza el río y que nos lleva a la localidad vecina de Siesta desde donde podemos acceder a la pequeña cala de S’Alga donde se respira un ambiente más rural y a la que no vamos. Nos dirigimos al puente romano o Pont Vell ascendiendo el curso del río unos cientos de metros, pronto vislumbramos dicho puente.
Desde aquí nos preparamos para subir a uno de los monumentos más importantes del municipio, la iglesia de Santa Eulalia, en el monte Es Puig de Missa, un templo – fortaleza con una torre de vigilancia anexa y unos muros que relucen blancos de cal que ocupa la parte alta del pueblo desde donde se defendían de los ataques berberiscos y además servía de templo religioso. Junto a la iglesia también encontramos el museo etnográfico, un espacio dedicado a la exposición de la indumentaria, joyería, objetos domésticos y otros utensilios asociados a la historia del municipio, además de estar ubicado en el interior de una antigua casa payesa, el Museo Barrau, un pequeño cementerio y el pequeño entramado de calles y callejuelas empedradas de casitas típicas de la isla que formaban antiguamente el núcleo del municipio. Este monumento, accesible a través de una carretera que se enrolla a medida que asciende, preside la ciudad y nos regala vistas impresionantes de la costa este de Ibiza.
Bajamos desde el Puig de Missa, pasamos por la Plaza del Ayuntamiento y cerramos la ruta para degustar la rica cocina ibicenca en uno de los muchos restaurantes del pueblo.
Y recuerda: “A veces nos perdemos, pero siempre llegamos”.