Escaleruhelas del Portichuelo de Cástaras y del Conjuro- Busquítar- Cástaras- Notaez- Minas del Conjuro. Alpujarra
near Busquístar, Andalucía (España)
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Itinerary description
El interés de estas rutas reside en encontrarse en la Alpujarra, una zona cuya belleza e interés es universalmente conocida. En el transcurso de esta ruta, podrá contemplar una atmósfera limpia y unas espectaculares vistas llenas de paisajes mediterráneos donde la típica trilogía alpujarreña de olivos, almendros y vides se ve superada y embellecida por la aparición de cítricos y frutales. El interés de estas rutas reside en encontrarse en la Alpujarra, una zona cuya belleza e interés es universalmente conocida.
Con esta ruta vamos a presentar dos de las cuatro rutas tradicionales de acceso a la Taha. Se entraba a través de las cuatro principales escarihuelas. Escarihuela o carihuela son voces dialectales que se utilizan en al antiguo Reino de Granada y de la Región de Murcia, para designar caminos o veredas muy estrechos y pendientes, construidos en zigzag en laderas de montañas escarpadas, a veces tallando la piedra.
Hay multitud de senderos y caminos bien señalizados que comunican unas poblaciones con otras con lo cual es posible conocer a pie toda la zona disfrutando de la naturaleza, el ejercicio, el descubrimiento de lugares y rincones realmente pintorescos y, por supuesto, la sencillez y la cercanía de la gente.
Parece que está habitada desde la época de los romanos y siguió estándolo con los visigodos, las distintas invasiones islámicas y después por los cristianos, aunque tuvo que ser repoblada en buena medida tras la expulsión de los moriscos. En un principio fue La Taha de Ferreira, pero se desvirtuó su composición al ser entregada en Señorío a El Gran Capitán. El nacimiento de algunos de sus actuales núcleos se produce ya en pleno siglo XVI.
Una de las peculiaridades de la zona es su riqueza cultural debido a las diferentes procedencias (nacionales e internacionales) que posee su población: al ser lugar de asentamiento de numerosos artistas, músicos, escritores, y otras personas que buscan la tranquilidad y el sosiego, huyendo de las ciudades y del turismo bullicioso.
Todos los pueblos conservan sus antiguos lavaderos públicos; y hoy se muestran celosos guardianes de los rumores y leyendas que les dejaron nuestras antepasadas.
La ventaja que tiene esta zona, con respecto a sus monumentos, es que aquí no existen horarios de visita, ni guías de viaje; no habrá que esperar largas colas. Aquí los monumentos son de muchos tipos: castaños milenarios, veredas casi silvestres, fuentes encantadas, viejas leyendas, flores desconocidas, arroyos anaranjados.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:
Comenzaremos esta impresionante ruta en la localidad de Busquístar, en el aparcamiento que hay junto a la Iglesia. El término municipal de Busquístar está situado en la parte central de La Alpujarra Granadina. Busquístar está situado en el borde del precipicio formado por el Río Trevélez y conserva la estructura bereber en su traza urbana. Buena parte de su territorio, se encuentra dentro del Sitio Histórico de La Alpujarra, y por su término transcurre la Ruta Medieval. Durante los siglos de dominación árabe, Busquístar dependió de la Taha de Ferreira. Estaba formado por gran cantidad de cortijos y alquerías diseminadas por lo que hoy es su término municipal. Sufrió, como el resto de la comarca, la represión que siguió a la Rebelión de Las Alpujarras, y tras la expulsión de los moriscos, tuvo que ser repoblado con colonos procedentes de otras regiones. La ordenación administrativa lo hizo depender primero del partido judicial de Albuñól y en el siglo XIX pasó al de Órgiva.
Tras un breve descenso por las intrincadas calles del pueblo, saldremos de este por la conocida Ruta Medieval PR-A 299. Encontraremos un panel informativo junto a una fuente y muy cercanos a las Eras de Busquístar, que se encuentran dispuestas escalonadamente y enlosadas en laja, son de gran belleza. Con esta ruta se ha recuperado un sendero del medievo, documentado en los libros de apeos del S. XVI. Este tramo le permitirá alcanzar el otro lado del valle del Río Trevélez. Hasta llegar al Río Trevélez disfrutaremos de un descenso agradable, con vistas espectaculares y singulares del Barranco que en otoño luce sus colores amarillos, ocres y anaranjados; con vegetación de ribera, encinas, castaños, aulagas y esparto.
En este largo descenso pasaremos por el paraje de la Rozuela. Posteriormente, y tras convertirse el camino en sendero, pasaremos por el Paraje de Cerrillos Negros. Algo después, muy cerca del Cañón del Río Trevélez, con una destacable población ornitológica y bosque de galería con abundancia de álamos, y junto a un barranco veremos una especie de Jardín de piedras formado por acumulaciones de piedra en forma de hitos y de los cuales desconocemos su significado.
Tras cruzar el arroyo, con pequeñas cascadas, de Los Llanos llegaremos a las ruinas de un cortijo donde comienza el Paraje de los Helechales. El descenso, con alguna que otra corta subida, nos llevará hasta el Río Trevélez, donde se localiza el Puente de los Helechales, construido fundamentalmente en madera, dicen que es de época medieval, si bien, en base a lo perecedero de sus materiales, ha sido renovado periódicamente. Cruzaremos este espectacular puente sobre el sonoro rumor de las embravecidas aguas del Trévelez.
Tras atravesar el puente, comenzará una sinuosa y dura subida, de unos 300 m. de desnivel. Se trata de la Escarihuela del Portichuelo de Cástaras. Las escarihuelas o Carragüelas son caminos zigzagueantes y muy verticales cuyo nombre surge por deformación del término “escaleruela”( con forma de escalera). Estos caminos ayudaban a comunicar dos lugares, recorriendo en poca distancia grandes desniveles, con pendientes superiores al 20%. Este tipo de escarihuelas existen en otras partes del mundo como en el Machu Pichu o el Tibet y han permitido el paso de las caravanas durante siglos.
En la serpenteante subida encontraremos las ruinas del cortijo del Portichuelo y la emblemática Acequia de Almegíjar, que toma sus aguas a 1310 m. de altitud de uno de los afluentes del Río Trevélez, para surtir al municipio de Almegíjar, una vez pasado el Cerro del Conjuro. Con sus casi 11 kilómetros de longitud, es la única de toda la Alpujarra que toma el agua de una cuenca para abastecer a otra diferente. Contiene una serie de tramos muy distintos entre sí debido tanto a la topografía que cruzan como por su implantación y materiales con los que se refuerzan o recubren.
Tras el exigente ascenso llegaremos al Portichuelo de Cástaras una de las encrucijadas más importantes de la Alpujarra. En las inmediaciones del lugar se encuentra la acequia Real de Cástaras, proveniente de la sierra, y en el sitio se cultivan desde no hace mucho fresas de alta montaña. Ante nosotros se abre una amplia panorámica del valle de Treveléz y Sierra Nevada a un lado, y los Prados de Villareal y la Contraviesa al otro. Habremos ampliado nuestra panorámica hasta las cumbres de Sierra de Lújar, La Contraviesa e incluso tímidamente hasta la Sierra de Gádor. Aunque el esparto domina las pétreas laderas nos es posible contemplar varios pueblecillos acostados en el barranco de Trevélez, así Busquístar en primer término y algo más lejos Pórtugos y Pitres, quedando ocultos tras una loma Atalbéitar y Ferreirola, cuyo nombre parece clara referencia a la mencionada actividad minera de la comarca.
Cruzaremos la carretera A-4130, e iniciaremos el siguiente tramo de la ruta medieval por la Cañada Real del Portichuelo a la Rambla de Cástaras, que se inicia con una bajada pasando por el Portillo de Prado Seco donde hay varios cortijos en rehabilitación. Después llegaremos al Túnel para salvar vidas, declarado Bien de Interés Cultural. Cerca de este lugar se encuentran las Minas del Conjuro. El Material extraído de ellas (Hierro) se transportaba por cable hasta los hornos mediante vagonetas que sobrevolaban el camino Real. Al parecer, la caída casi constante de mineral desde dichas vagonetas generó un gran problema de seguridad, dado el enorme flujo de viajeros que transitaban por dicho camino. Para evitar accidentes, se construyó el denominado Túnel Minero de la Fabriquilla, en el primer tercio del s. XX, cuyos restos podemos contemplar hoy.
Tras un largo descenso por un sendero marcado pero bastante pedregoso, donde pudimos ver ejemplares de cabra montesa llegaremos a la Rambla de Cástaras, donde la vegetación de ribera, el relieve y los elementos rurales como albercas, cascadas y huertos se combinan dando lugar a un bello paraje.
Una vez en el pintoresco Barrio Alto de Cástaras encontramos un par de fuentes con agua fresca. Seguiremos en descenso por un bonito sendero bordeado por muros de mampostería y grandes rocas que lo separan de los huertos. Algo más abajo llegaremos al Barrio Medio; en este punto abandonaremos la ruta medieval que se dirige a Nieles, para recorrer el coqueto pueblo de Cástaras. En este callejeo no encontramos a nadie y los bares estaban cerrados, parecía un pueblo deshabitado. Nos deleitamos con la arquitectura de sus casas y calles y visitamos los exteriores de la iglesia parroquial y sus fuentes.
La noticia más antigua que se tiene de Cástaras, proviene de un texto del almeriense al-Udri (1003-1085), que cita el yûz' Qāšturiš entre una serie de topónimos de La Alpujarra, que formaban parte de la cora de Elvira cuando esta pertenecía al califato de Córdoba. En época nazarí, dentro del Reino de Granada, Cástaras perteneció a la taha de Juviles, y así continuó, tras la Reconquista, hasta la Rebelión de los moriscos. Durante el proceso de repoblación iniciado en 1571, se constituyó el concejo de Cástaras y Nieles dentro del Reino de Granada y del partido de las Alpuxarras, uniendo las dos poblaciones y sus territorios asociados bajo la jurisdicción de alcaldes ordinarios pedáneos dependientes del alcalde mayor de Ugíjar, capital del partido. Tras las reformas de 1833 y 1834, continuó como municipio con los mismos límites territoriales, quedando integrado en la provincia de Granada, y en el partido judicial de Albuñol, del que dependió hasta la modificación de la demarcación judicial de 1965, por la que quedó adscrito al partido judicial de Órgiva, al que sigue perteneciendo. Entre los años 1863 y 1869 Nieles se segregó de Cástaras.
Se encuentra situado sobre las estribaciones meridionales de Sierra Nevada extendiéndose por un conjunto de barrancos, tajos y ramblas de fuertes pendientes que miran hacia el gran valle estructural, recorrido por el río Guadalfeo. Una parte importante de la superficie del municipio está situada en la sierra Contraviesa. La zona situada por encima de la carretera A-4130, en el extremo norte del municipio, forma parte del Parque Natural de Sierra Nevada.
En la salida del pueblo, junto al cauce del arroyo de la Rambla de Cástaras, nos encontramos con una señora, Elena, que habita en el Molino, antiguamente de cereales y maíz, que aquí se encuentra. Nos comentan que solo quedan 20 habitantes en la población, diseminados por los tres barrios. Entre ella, su marido y su hijo han limpiado de zarzas y matorral la zona, dando lugar a u bello paraje con grandes árboles y por donde discurre el arroyo en sucesivas cascadas hasta llegar a un precioso y coqueto puente ce arquitectura romana. En este idílico rincón decidimos almorzar. Un poco más allá se encuentra un abandonado y ruinoso lavadero… toda una pena. Teníamos la intención de visitar el Balneario del Piojo, pero Elena nos lo desaconsejo por su estado ruinoso.
Desandamos este corto tramo y tomamos el GR 142 que en ascenso nos conducirá hasta el Cordel de Notáez, plagado de almendro y encinas y con unas inmejorables panorámicas de la Contraviesa. Tras pasar el Paraje de la Loma del Aljibillo obtendremos unas bellas panorámicas de la Población de Notáez, que parece que está a tiro de piedra, pero tendremos que bordear las dos Ramblas de Notáez antes de llegar a ella.
Nos desviaremos momentáneamente del GR 142 para visitar Notáez, pedanía española perteneciente al municipio de Almegíjar. El pueblo está situado en la umbría de una montaña sobre el valle del río Guadalfeo. Como muchos pueblos de La Alpujarra, las calles de Notáez son estrechas y, como elementos más característicos de la arquitectura de la comarca, destacan los denominados tinaos, especie de pasadizos con los maderos del techo encalados. También son típicos los terraos, cubiertas planas sobre los que se alzan alargadas chimeneas. Posee una iglesia de estilo mudéjar que fue edificada sobre una mezquita entre los años 1548 y 1557. Posiblemente destruida durante la Rebelión morisca, parece que se levantó de nuevo tras la revuelta, continuando distintas obras y reformas hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
Notáez, junto con los cortijos de la Umbría y la Solana, son un ejemplo de la arquitectura tradicional de la Alpujarra, estando declarado por la Junta de Andalucía como “Sitio Histórico”. Almegíjar y Notáez son pueblos que han mantenido su estructura urbana desde tiempos inmemoriables, auténticos “Museos de la arquitectura popular de la Alpujarra.
Hablamos con algunos vecinos de Notáez, ávidos de charla, que se encontraban sentados bajo un tinao, y nos comentan: “ahora solo tenemos unos 50 habitantes pero en verano, vienen los hijos y los nietos de los habitantes de Notáez, la mayoría de Mallorca, Barcelona o Almería, los principales lugares donde se asentaron en los años de la emigración. El pueblo ofrece entonces un aspecto muy distinto al del resto del año. Grupos de niños jugando en la calle, partidas de cartas en la plaza, reuniones en las puertas y, los fines de semana, las escuelas, que hace tiempo que dejaron de funcionar como tales, se convierten en un improvisado bar donde tomar una caña o un refresco”.
Volveremos nuevamente a seguir el GR 142, sendero de gran recorrido que comienza en Lanjarón (Granada) y terminando en Fiñana (Almería), recorriendo La Alpujarra de oeste a este y atravesando la cara sur de Sierra Nevada. Por un sinuoso sendero comenzaremos una dura subida, que entre huertos, en primer lugar, y posteriormente entre suelos desnudos con pastizales y matorral, bordeará los impresionantes tajos de El Calar. Este tramo se hace algo más pesado que el ascenso por las escaleruhelas debido a que no serpentea tanto y el ascenso es casi lineal. En lo alto veremos las explotaciones mineras del Conjuro.
Llegaremos a la Carretera A 4128, sin apenas tráfico, que tomaremos a la izquierda unos 500 m. bordeando las ruinas de las instalaciones de las Minas del Conjuro que se localizan en el cerro del mismo nombre, a casi 1.400 metros de altitud sobre el nivel del mar. Está dominado, actualmente, por las escombreras y las ruinas de las edificaciones relacionadas con la explotación minera, y el Cable aéreo. El aprovechamiento del mineral de la Alpujarra se ha ido produciendo desde la Prehistoria, y el Cerro del Conjuro no era una excepción. De hecho, se han encontrado lucernas-candil de uso minero, de época Andalusí, datadas entre los siglos IX y X.
Hasta 1915, el mineral era transportado hacia la costa en una combinación de diversos transportes: carretera, ferrocarril y cable aéreo. Primero hacia la playa de Calahonda, donde debía construirse un embarcadero, que nunca se materializó. Y posteriormente hacia el puerto de Motril. A partir de 1954, la mina pasó a manos de ENSIDESA (Empresa Nacional Siderúrgica Sociedad Anónima) comenzando un ritmo de explotación mucho más intenso, que se mantuvo hasta su cierre definitivo, en 1974. Estas minas abastecían fundamentalmente los hornos de Avilés. Para garantizar el transporte del mineral, fue necesario construir un cable aéreo de 18 kilómetros de longitud, desde El Conjuro hasta Rules, y desde allí, se enviaba el mineral en camiones al puerto de Motril. A mediados de los años 50 del pasado siglo, se extraían más de 16.000 toneladas de mineral por año. Esta cantidad se fue incrementando hasta llegar a los casi 240.000 toneladas en el año 1961. En las minas del Conjuro trabajaban más de 150 obreros, que procedían de los pueblos cercanos. La plantilla se completaba con el directivo, los técnicos auxiliares, personal administrativo y subalterno.
A principios del año 1974 las Minas del Conjuro cesaron su actividad, causado por el agotamiento de las menas de hierro. En febrero de ese mismo año cedieron gratuitamente a la Universidad de Granada, una parcela de casi 27.000 metros cuadrados, en las que se pretende levantar un centro turístico y de investigación.
Junto a las Minas parten la segunda Escaleruhela del día la del Conjuro hasta Busquístar. Desde el comienzo podremos ver Busquístar encaramada en la otra vertiente del Río Trevélez; pero para llegar hasta allí tendremos que descender por esta magnífica obra de la ingeniería ancestral. El descenso nos hará pasar por uno de los parajes más hermosos del Río Trevélez, con su puente antiguo, molino, acequias que son auténticas reliquias del pasado. Esta vereda fue utilizada para el comercio y paso de ganado entre la Contraviesa y la Alpujarra Alta. Descenderemos entre encinas, jaras, almeces, acompañados de matas de mejorana y tomillo.
Una vez en el puente viejo veremos el antiguo Molino de Busquístar, en donde, dicen que se molía incluso de noche, a fin de evitar el pago de impuestos. Por sus dimensiones, estructura y capacidad de trabajo, La Fábrica de Harinas abandonó parcialmente la práctica artesanal tradicional, para entrar en la actividad industrial.
Ya solo nos restará un exigente ascenso entre rebaños de ovejas y cabras hasta el punto de partida y final de esta preciosa e intensa ruta muy recomendable.
Con esta ruta vamos a presentar dos de las cuatro rutas tradicionales de acceso a la Taha. Se entraba a través de las cuatro principales escarihuelas. Escarihuela o carihuela son voces dialectales que se utilizan en al antiguo Reino de Granada y de la Región de Murcia, para designar caminos o veredas muy estrechos y pendientes, construidos en zigzag en laderas de montañas escarpadas, a veces tallando la piedra.
Hay multitud de senderos y caminos bien señalizados que comunican unas poblaciones con otras con lo cual es posible conocer a pie toda la zona disfrutando de la naturaleza, el ejercicio, el descubrimiento de lugares y rincones realmente pintorescos y, por supuesto, la sencillez y la cercanía de la gente.
Parece que está habitada desde la época de los romanos y siguió estándolo con los visigodos, las distintas invasiones islámicas y después por los cristianos, aunque tuvo que ser repoblada en buena medida tras la expulsión de los moriscos. En un principio fue La Taha de Ferreira, pero se desvirtuó su composición al ser entregada en Señorío a El Gran Capitán. El nacimiento de algunos de sus actuales núcleos se produce ya en pleno siglo XVI.
Una de las peculiaridades de la zona es su riqueza cultural debido a las diferentes procedencias (nacionales e internacionales) que posee su población: al ser lugar de asentamiento de numerosos artistas, músicos, escritores, y otras personas que buscan la tranquilidad y el sosiego, huyendo de las ciudades y del turismo bullicioso.
Todos los pueblos conservan sus antiguos lavaderos públicos; y hoy se muestran celosos guardianes de los rumores y leyendas que les dejaron nuestras antepasadas.
La ventaja que tiene esta zona, con respecto a sus monumentos, es que aquí no existen horarios de visita, ni guías de viaje; no habrá que esperar largas colas. Aquí los monumentos son de muchos tipos: castaños milenarios, veredas casi silvestres, fuentes encantadas, viejas leyendas, flores desconocidas, arroyos anaranjados.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:
Comenzaremos esta impresionante ruta en la localidad de Busquístar, en el aparcamiento que hay junto a la Iglesia. El término municipal de Busquístar está situado en la parte central de La Alpujarra Granadina. Busquístar está situado en el borde del precipicio formado por el Río Trevélez y conserva la estructura bereber en su traza urbana. Buena parte de su territorio, se encuentra dentro del Sitio Histórico de La Alpujarra, y por su término transcurre la Ruta Medieval. Durante los siglos de dominación árabe, Busquístar dependió de la Taha de Ferreira. Estaba formado por gran cantidad de cortijos y alquerías diseminadas por lo que hoy es su término municipal. Sufrió, como el resto de la comarca, la represión que siguió a la Rebelión de Las Alpujarras, y tras la expulsión de los moriscos, tuvo que ser repoblado con colonos procedentes de otras regiones. La ordenación administrativa lo hizo depender primero del partido judicial de Albuñól y en el siglo XIX pasó al de Órgiva.
Tras un breve descenso por las intrincadas calles del pueblo, saldremos de este por la conocida Ruta Medieval PR-A 299. Encontraremos un panel informativo junto a una fuente y muy cercanos a las Eras de Busquístar, que se encuentran dispuestas escalonadamente y enlosadas en laja, son de gran belleza. Con esta ruta se ha recuperado un sendero del medievo, documentado en los libros de apeos del S. XVI. Este tramo le permitirá alcanzar el otro lado del valle del Río Trevélez. Hasta llegar al Río Trevélez disfrutaremos de un descenso agradable, con vistas espectaculares y singulares del Barranco que en otoño luce sus colores amarillos, ocres y anaranjados; con vegetación de ribera, encinas, castaños, aulagas y esparto.
En este largo descenso pasaremos por el paraje de la Rozuela. Posteriormente, y tras convertirse el camino en sendero, pasaremos por el Paraje de Cerrillos Negros. Algo después, muy cerca del Cañón del Río Trevélez, con una destacable población ornitológica y bosque de galería con abundancia de álamos, y junto a un barranco veremos una especie de Jardín de piedras formado por acumulaciones de piedra en forma de hitos y de los cuales desconocemos su significado.
Tras cruzar el arroyo, con pequeñas cascadas, de Los Llanos llegaremos a las ruinas de un cortijo donde comienza el Paraje de los Helechales. El descenso, con alguna que otra corta subida, nos llevará hasta el Río Trevélez, donde se localiza el Puente de los Helechales, construido fundamentalmente en madera, dicen que es de época medieval, si bien, en base a lo perecedero de sus materiales, ha sido renovado periódicamente. Cruzaremos este espectacular puente sobre el sonoro rumor de las embravecidas aguas del Trévelez.
Tras atravesar el puente, comenzará una sinuosa y dura subida, de unos 300 m. de desnivel. Se trata de la Escarihuela del Portichuelo de Cástaras. Las escarihuelas o Carragüelas son caminos zigzagueantes y muy verticales cuyo nombre surge por deformación del término “escaleruela”( con forma de escalera). Estos caminos ayudaban a comunicar dos lugares, recorriendo en poca distancia grandes desniveles, con pendientes superiores al 20%. Este tipo de escarihuelas existen en otras partes del mundo como en el Machu Pichu o el Tibet y han permitido el paso de las caravanas durante siglos.
En la serpenteante subida encontraremos las ruinas del cortijo del Portichuelo y la emblemática Acequia de Almegíjar, que toma sus aguas a 1310 m. de altitud de uno de los afluentes del Río Trevélez, para surtir al municipio de Almegíjar, una vez pasado el Cerro del Conjuro. Con sus casi 11 kilómetros de longitud, es la única de toda la Alpujarra que toma el agua de una cuenca para abastecer a otra diferente. Contiene una serie de tramos muy distintos entre sí debido tanto a la topografía que cruzan como por su implantación y materiales con los que se refuerzan o recubren.
Tras el exigente ascenso llegaremos al Portichuelo de Cástaras una de las encrucijadas más importantes de la Alpujarra. En las inmediaciones del lugar se encuentra la acequia Real de Cástaras, proveniente de la sierra, y en el sitio se cultivan desde no hace mucho fresas de alta montaña. Ante nosotros se abre una amplia panorámica del valle de Treveléz y Sierra Nevada a un lado, y los Prados de Villareal y la Contraviesa al otro. Habremos ampliado nuestra panorámica hasta las cumbres de Sierra de Lújar, La Contraviesa e incluso tímidamente hasta la Sierra de Gádor. Aunque el esparto domina las pétreas laderas nos es posible contemplar varios pueblecillos acostados en el barranco de Trevélez, así Busquístar en primer término y algo más lejos Pórtugos y Pitres, quedando ocultos tras una loma Atalbéitar y Ferreirola, cuyo nombre parece clara referencia a la mencionada actividad minera de la comarca.
Cruzaremos la carretera A-4130, e iniciaremos el siguiente tramo de la ruta medieval por la Cañada Real del Portichuelo a la Rambla de Cástaras, que se inicia con una bajada pasando por el Portillo de Prado Seco donde hay varios cortijos en rehabilitación. Después llegaremos al Túnel para salvar vidas, declarado Bien de Interés Cultural. Cerca de este lugar se encuentran las Minas del Conjuro. El Material extraído de ellas (Hierro) se transportaba por cable hasta los hornos mediante vagonetas que sobrevolaban el camino Real. Al parecer, la caída casi constante de mineral desde dichas vagonetas generó un gran problema de seguridad, dado el enorme flujo de viajeros que transitaban por dicho camino. Para evitar accidentes, se construyó el denominado Túnel Minero de la Fabriquilla, en el primer tercio del s. XX, cuyos restos podemos contemplar hoy.
Tras un largo descenso por un sendero marcado pero bastante pedregoso, donde pudimos ver ejemplares de cabra montesa llegaremos a la Rambla de Cástaras, donde la vegetación de ribera, el relieve y los elementos rurales como albercas, cascadas y huertos se combinan dando lugar a un bello paraje.
Una vez en el pintoresco Barrio Alto de Cástaras encontramos un par de fuentes con agua fresca. Seguiremos en descenso por un bonito sendero bordeado por muros de mampostería y grandes rocas que lo separan de los huertos. Algo más abajo llegaremos al Barrio Medio; en este punto abandonaremos la ruta medieval que se dirige a Nieles, para recorrer el coqueto pueblo de Cástaras. En este callejeo no encontramos a nadie y los bares estaban cerrados, parecía un pueblo deshabitado. Nos deleitamos con la arquitectura de sus casas y calles y visitamos los exteriores de la iglesia parroquial y sus fuentes.
La noticia más antigua que se tiene de Cástaras, proviene de un texto del almeriense al-Udri (1003-1085), que cita el yûz' Qāšturiš entre una serie de topónimos de La Alpujarra, que formaban parte de la cora de Elvira cuando esta pertenecía al califato de Córdoba. En época nazarí, dentro del Reino de Granada, Cástaras perteneció a la taha de Juviles, y así continuó, tras la Reconquista, hasta la Rebelión de los moriscos. Durante el proceso de repoblación iniciado en 1571, se constituyó el concejo de Cástaras y Nieles dentro del Reino de Granada y del partido de las Alpuxarras, uniendo las dos poblaciones y sus territorios asociados bajo la jurisdicción de alcaldes ordinarios pedáneos dependientes del alcalde mayor de Ugíjar, capital del partido. Tras las reformas de 1833 y 1834, continuó como municipio con los mismos límites territoriales, quedando integrado en la provincia de Granada, y en el partido judicial de Albuñol, del que dependió hasta la modificación de la demarcación judicial de 1965, por la que quedó adscrito al partido judicial de Órgiva, al que sigue perteneciendo. Entre los años 1863 y 1869 Nieles se segregó de Cástaras.
Se encuentra situado sobre las estribaciones meridionales de Sierra Nevada extendiéndose por un conjunto de barrancos, tajos y ramblas de fuertes pendientes que miran hacia el gran valle estructural, recorrido por el río Guadalfeo. Una parte importante de la superficie del municipio está situada en la sierra Contraviesa. La zona situada por encima de la carretera A-4130, en el extremo norte del municipio, forma parte del Parque Natural de Sierra Nevada.
En la salida del pueblo, junto al cauce del arroyo de la Rambla de Cástaras, nos encontramos con una señora, Elena, que habita en el Molino, antiguamente de cereales y maíz, que aquí se encuentra. Nos comentan que solo quedan 20 habitantes en la población, diseminados por los tres barrios. Entre ella, su marido y su hijo han limpiado de zarzas y matorral la zona, dando lugar a u bello paraje con grandes árboles y por donde discurre el arroyo en sucesivas cascadas hasta llegar a un precioso y coqueto puente ce arquitectura romana. En este idílico rincón decidimos almorzar. Un poco más allá se encuentra un abandonado y ruinoso lavadero… toda una pena. Teníamos la intención de visitar el Balneario del Piojo, pero Elena nos lo desaconsejo por su estado ruinoso.
Desandamos este corto tramo y tomamos el GR 142 que en ascenso nos conducirá hasta el Cordel de Notáez, plagado de almendro y encinas y con unas inmejorables panorámicas de la Contraviesa. Tras pasar el Paraje de la Loma del Aljibillo obtendremos unas bellas panorámicas de la Población de Notáez, que parece que está a tiro de piedra, pero tendremos que bordear las dos Ramblas de Notáez antes de llegar a ella.
Nos desviaremos momentáneamente del GR 142 para visitar Notáez, pedanía española perteneciente al municipio de Almegíjar. El pueblo está situado en la umbría de una montaña sobre el valle del río Guadalfeo. Como muchos pueblos de La Alpujarra, las calles de Notáez son estrechas y, como elementos más característicos de la arquitectura de la comarca, destacan los denominados tinaos, especie de pasadizos con los maderos del techo encalados. También son típicos los terraos, cubiertas planas sobre los que se alzan alargadas chimeneas. Posee una iglesia de estilo mudéjar que fue edificada sobre una mezquita entre los años 1548 y 1557. Posiblemente destruida durante la Rebelión morisca, parece que se levantó de nuevo tras la revuelta, continuando distintas obras y reformas hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
Notáez, junto con los cortijos de la Umbría y la Solana, son un ejemplo de la arquitectura tradicional de la Alpujarra, estando declarado por la Junta de Andalucía como “Sitio Histórico”. Almegíjar y Notáez son pueblos que han mantenido su estructura urbana desde tiempos inmemoriables, auténticos “Museos de la arquitectura popular de la Alpujarra.
Hablamos con algunos vecinos de Notáez, ávidos de charla, que se encontraban sentados bajo un tinao, y nos comentan: “ahora solo tenemos unos 50 habitantes pero en verano, vienen los hijos y los nietos de los habitantes de Notáez, la mayoría de Mallorca, Barcelona o Almería, los principales lugares donde se asentaron en los años de la emigración. El pueblo ofrece entonces un aspecto muy distinto al del resto del año. Grupos de niños jugando en la calle, partidas de cartas en la plaza, reuniones en las puertas y, los fines de semana, las escuelas, que hace tiempo que dejaron de funcionar como tales, se convierten en un improvisado bar donde tomar una caña o un refresco”.
Volveremos nuevamente a seguir el GR 142, sendero de gran recorrido que comienza en Lanjarón (Granada) y terminando en Fiñana (Almería), recorriendo La Alpujarra de oeste a este y atravesando la cara sur de Sierra Nevada. Por un sinuoso sendero comenzaremos una dura subida, que entre huertos, en primer lugar, y posteriormente entre suelos desnudos con pastizales y matorral, bordeará los impresionantes tajos de El Calar. Este tramo se hace algo más pesado que el ascenso por las escaleruhelas debido a que no serpentea tanto y el ascenso es casi lineal. En lo alto veremos las explotaciones mineras del Conjuro.
Llegaremos a la Carretera A 4128, sin apenas tráfico, que tomaremos a la izquierda unos 500 m. bordeando las ruinas de las instalaciones de las Minas del Conjuro que se localizan en el cerro del mismo nombre, a casi 1.400 metros de altitud sobre el nivel del mar. Está dominado, actualmente, por las escombreras y las ruinas de las edificaciones relacionadas con la explotación minera, y el Cable aéreo. El aprovechamiento del mineral de la Alpujarra se ha ido produciendo desde la Prehistoria, y el Cerro del Conjuro no era una excepción. De hecho, se han encontrado lucernas-candil de uso minero, de época Andalusí, datadas entre los siglos IX y X.
Hasta 1915, el mineral era transportado hacia la costa en una combinación de diversos transportes: carretera, ferrocarril y cable aéreo. Primero hacia la playa de Calahonda, donde debía construirse un embarcadero, que nunca se materializó. Y posteriormente hacia el puerto de Motril. A partir de 1954, la mina pasó a manos de ENSIDESA (Empresa Nacional Siderúrgica Sociedad Anónima) comenzando un ritmo de explotación mucho más intenso, que se mantuvo hasta su cierre definitivo, en 1974. Estas minas abastecían fundamentalmente los hornos de Avilés. Para garantizar el transporte del mineral, fue necesario construir un cable aéreo de 18 kilómetros de longitud, desde El Conjuro hasta Rules, y desde allí, se enviaba el mineral en camiones al puerto de Motril. A mediados de los años 50 del pasado siglo, se extraían más de 16.000 toneladas de mineral por año. Esta cantidad se fue incrementando hasta llegar a los casi 240.000 toneladas en el año 1961. En las minas del Conjuro trabajaban más de 150 obreros, que procedían de los pueblos cercanos. La plantilla se completaba con el directivo, los técnicos auxiliares, personal administrativo y subalterno.
A principios del año 1974 las Minas del Conjuro cesaron su actividad, causado por el agotamiento de las menas de hierro. En febrero de ese mismo año cedieron gratuitamente a la Universidad de Granada, una parcela de casi 27.000 metros cuadrados, en las que se pretende levantar un centro turístico y de investigación.
Junto a las Minas parten la segunda Escaleruhela del día la del Conjuro hasta Busquístar. Desde el comienzo podremos ver Busquístar encaramada en la otra vertiente del Río Trevélez; pero para llegar hasta allí tendremos que descender por esta magnífica obra de la ingeniería ancestral. El descenso nos hará pasar por uno de los parajes más hermosos del Río Trevélez, con su puente antiguo, molino, acequias que son auténticas reliquias del pasado. Esta vereda fue utilizada para el comercio y paso de ganado entre la Contraviesa y la Alpujarra Alta. Descenderemos entre encinas, jaras, almeces, acompañados de matas de mejorana y tomillo.
Una vez en el puente viejo veremos el antiguo Molino de Busquístar, en donde, dicen que se molía incluso de noche, a fin de evitar el pago de impuestos. Por sus dimensiones, estructura y capacidad de trabajo, La Fábrica de Harinas abandonó parcialmente la práctica artesanal tradicional, para entrar en la actividad industrial.
Ya solo nos restará un exigente ascenso entre rebaños de ovejas y cabras hasta el punto de partida y final de esta preciosa e intensa ruta muy recomendable.
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Easy to follow
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Moderate
pedazo ruta por la Alpujarra, una maravilla de principio a fin- Eso si una ruta exigente que recompensa el esfuerzo. Gracias por compartir, un saludo :) .
Como siempre gracias a tí por tus comentarios y valoración. A nosotros se nos hizo un poco duro el ascenso desde Notaez a las minas del Conjuro, por lo demás y como bien comentas, todo un espectáculo de ruta. Te recomiendo otra muy cercana y algo más suave pero de similar belleza:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/escaleruhelas-de-fondales-y-panjuila-mecina-mecinilla-fondales-ferreirola-taha-de-pitres-alpujarra-46808329
Un saludo
Esa cae tambien, ahora en primavera esa zona es espectacular.
:):):)
Hola estupenda ruta, una pregunta.... se podría bajar con una E-bike por el cordel de Notaez? ( de Castaras a Notaez)
Hola Ant Berlanga NTB, no estoy muy ducho en E-Bike, pero el tramo que me indicas tiene unas partes algo delicadas, pedregosas y con mucha inclinación; no las recomendaría. Peo si eres un maquina con la E.bike igual lo podrías intentar. Lo que si vería muy arriesgado son las dos escaleruelas. Espero que te sirva de ayuda.
Un saludo.
Muchas gracias, el tema es solo saber si se puede pasar, aunque sea bajado
Yo creo que si, a la salida de Cástaras hay una cuesta de enlace entre dos carriles en ascenso muy pronunciada que os costará algo de trabajo.
Le tirale entonces 😁
Precaución
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Scenery
Difficult
Ruta preciosa que te adentra en la otra Alpujarra. Fácil de seguir y muy bien marcada por el compañero "Todoloqueverdeguea". Hay un momento de duda cuando damos vistas a Notaez, que se salva con sentido común. Impresiona cruzar Cataras o Notaez y no ver a nadie en las calles. Hay agua en los pueblos por los que pasamos. La subida desde Notaez a la Minas del Conjuro bastante dura en comparación con las carihuelas. Con calor no la recomendaría.
ramonserrano, gracias por tu valoración, comentarios y apreciaciones. Tienes toda la razón; el ascenso hasta las minas del Conjuro es durillo y se desaconseja realizar esta ruta cuando haga mucho calor.
Un cordial saludo.
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Scenery
Difficult
Una gran ruta, preciosa. Gracias.
La subida desde Notaez está fatal, la señalización oculta entre matorral, avance penoso, 0 mantenimiento, hay que ir mirando el track constantemente, eso sumado la exigente subida y una temperatura de 31° se convierte en una auténtica pejiguera.
Se suponía que iban a ser 14° de mínima y 24°de máxima, la mínima 12°y la máxima fué de 31°. Aún así estuvo genial.
Marian S&T. Gracias por tus comentarios y valoración. Una pena lo del calor y lo de la falta de mantenimiento. Mejor hacer esta ruta con frio.
Saludos